Las señoras gobernantes andan promoviendo su imagen por todos lados so pretexto de sus cien primeros días en sus cargos. Violan la Constitución -oh, sorpresa- que prohíbe explícitamente incluir a los funcionarios públicos en la publicidad oficial pagada del erario.
Con ingenuidad sospechosa, dan la impresión de no entender los problemas que enfrentan. Una pide que vayan a los templos a entregar las armas que tengan quienes las posean. Otra, tropezando con la misma piedra con eso de hacer congresos para abordar las adicciones.
Harto se ha estudiado eso de entregar voluntariamente el armamento. Simplemente, no funciona, así como no sirve militarizar la seguridad pública. ¿Usted cree que los ejércitos privados han gastado millonadas de oquis? El flujo de armas por las fronteras agujereadas es continuo y permanente décadas ha. Ese poder de fuego no se controla en los atrios.
Y sí, todo ha comenzado con la adicción a las drogas. Ya no hay fiesta, reventón o lo que sea que no se aderece con sustancias adictivas compradas a los surtidores legales o ilegales. Medio mundo sabe lo que los gobiernos “ignoran”. Por eso, contratar rolleros que repitan las cosas que nomás sirven como pretexto para decir que se está cumpliendo es francamente ocioso.