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jueves, marzo 28, 2024

Americanismos… y algunos apuros

Se llama americanismo a las palabras propias del español de América. Una mínima parte de ellas han sido recogidas por el diccionario oficial de nuestro idioma, el Diccionario de la lengua española, DLE. Sin embargo, quedan muchas palabras del uso cotidiano en nuestros países, que facilitan a las personas comprenderse con eficiencia. Lo anecdótico radica en que una misma voz puede ser usada de forma diametralmente distinta en otro país. Esta categoría no se limita a palabras; también comprende frases, que solo se entienden por el contexto cultural local.

En México, por ejemplo, a las gaseosas se les llama ‘chesco’ (eufemismo de refresco), pero en España esa voz se usa para nombrar de forma cariñosa (hipocorístico) a quien se llama Francisco. ‘Bicho’ en México es un animalejo; en Colombia se usa como sinónimo de nalgas; en Costa Rica, para calificar a alguien muy habilidoso, incluso genial; en Uruguay se utiliza como verbo para revisar algo («Te bicho la computadora», suelen decir); y en Guatemala, Nicaragua y Puerto Rico para referirse de forma soez al órgano sexual masculino. ´Caco’ en México se usa para un ladronzuelo; en Argentina coincide el uso, pero en Colombia es un homosexual y en República Dominicana, ‘cabeza’. En Argentina se llama ‘vereda’, lo que en España es la ‘acera’ y en México ‘banqueta’. En España el ‘muchacho’ es cariñosamente llamado ‘chaval’; ‘chavón’ en Argentina; mientras que ‘chavo’, ‘chamaco’, ‘escuincle’, ‘bato’ y ‘boixo’ en México.

El recién finado don Gregorio Salvador, quien fuera vicedirector de la Real Academia Española y que me concedió una entrevista hace muchos años, me decía que compartimos con cualquier hablante del español (castellano como lo llaman en la propia España y algunos países de Latinoamérica) el 80 % de vocablos con el mismo significado. Sin embargo, ese 20 % restante se enriquece con vocablos de lenguas locales, desvirtuaciones o modismos propios de una región. La mayoría de veces ese tipo de voces caen en casos anecdóticos y lo que provocan son risas por los encuentros entre culturas diversas. No obstante, me decía el académico, una simple consulta entre hablantes, suele saldar cualquier mal entendido.

En 2010, y en virtud de la política de fortalecer nuestro idioma en su extensión y diversidad, las Academias de la lengua publicaron el Diccionario de americanismos. La obra iba a ser presentada en el V Congreso Internacional de la Lengua Española por celebrarse en Valparaíso, Chile, en marzo de 2010. El encuentro fue suspendido por un terremoto en ese país, pero la obra se publicó y también se encuentra en línea como recurso para su consulta en cualquier sitio web de las Academias.

Una de esas anécdotas sucedió a una amiga bibliotecaria. Hubo oportunidad de mandarla de trabajo a Chile, precisamente, a un congreso. Como era de esperarse, hizo migas con otras bibliotecarias y al charlar animadamente se pasaron de donde debían descender del autobús. Mi amiga exclamó: «Eso nos pasó por cotorras». El problema fue que en Chile ese nombre se les da a las mujeres de la vida galante.

sorianovalencia@hotmail.com

Enrique R. Soriano Valencia
Enrique R. Soriano Valencia
Mexiqueño. Licenciaturas en Periodismo y Ciencias de la Educación. Premio Estatal de Periodismo Cultural 2009. Cuatro libros y tres centenares de talleres, cursos y conferencias sobre Redacción, Ortografía, Formación de Instructores y aspectos de la cultura mexica. Correo electrónico: sorianovalencia@hotmail.com Facebook: Chispitas-de-lenguaje Twitter: @ChispitasDeLeng

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