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domingo, abril 27, 2025

Anfibología

Es la voz que utiliza la Gramática para referirse a palabras o enunciados que pueden tener más de una interpretación (del griego, ambiguo, equívoco).

Para evitar mensajes dudosos, la ortografía es fundamental. Incluso, en algunos casos, aconseja recurrir a tildes diferenciadoras (acento diacrítico) o a puntuación, que en otros casos serían optativas.

Por ejemplo, no es lo mismo decir: «No tienes que comer» (no estás obligado a comer) a «No tienes qué comer» (no dispones de alimentos). En este último sentido tildar la palabra ‘que’ es obligado. Sin el acento gráfico hace el papel de enlace (conjunción) y con él, de pronombre interrogativo.

La Ortografía publicada en 2010 (OLE 2010) considera indistinto tildar las palabras ‘este’, ‘ese’, ‘aquel’, con sus femeninos y plurales. En anteriores publicaciones, las academias de la Lengua consideraban obligatorio tildar los pronombres demostrativos para diferenciarlos de los adjetivos demostrativos, que se escriben idéntico (son pronombres cuando toman el lugar del persona u objeto que señalan: «¿Quién es éste para reclamarme?»–; son adjetivos –cuando acompañan a la persona, animal, cosa o concepto, señalado: «Estos amigos me invitaron a comer»). Pero la norma actual cambia cuando se presta a anfibología: «Voy a dejar de fumar un año de estos» (en cualquier momento dejaré de fumar); «Voy a dejar de fumar un año de éstos» (seguiré fumando, pero cambiaré de marca). La tilde en estos casos es obligada.

Con la puntuación sucede lo mismo. Con signos correctamente usados se evita interpretación diferente: «Si el hombre supiera el valor que tiene la mujer le buscaría desesperadamente». En este enunciado es obligada la coma. ¿En dónde ubicarla?  Si se coloca inmediatamente después de la palabra ‘tiene’, la mujer debe buscar desesperadamente al hombre; pero si se coloca después de la palabra ‘mujer’, es el hombre quien desesperadamente debe buscarla.

La OLE 2010 en la página 303 ejemplifica que a pesar de la pausa en la lectura en voz alta, un enunciado breve bien podría quedar sin coma: «Estaba tan cambiada / que a apenas la reconocí» (donde aparece la barra podría caber coma). Sin embargo, hay oraciones breves que sin la coma, la anfibología se presenta. El ejemplo es un caso real. Unos manifestantes en la Ciudad de México impidieron la entrada de unos servidores públicos de la oficina, hace ya algunos años. Uno de los reclamantes hacía ostensible un cartel que enunciaba: «Cerrado por ladrones». Así redactado se interpreta que quienes cerraron el lugar son ladrones; en tanto si hubiera colocado una coma después de ‘cerrado’, estaría señalando la causa.

Sin embargo, hay enunciados en que solo el contexto podría solucionar la interpretación: «El animal de Enrique» (¿es Enrique calificado de animal o se refiere a algún animal propiedad de Enrique?).

Don Mario Moreno, Cantinflas, hizo de la anfibología el recurso más socorrido en toda su filmografía. Aquí un diálogo de la cinta con ambiente taurino Ni sangre, ni arena: «[extraño:]“A usted, ¿cómo le gustan los toros?”; [Cantinflas:] “A mí los toros me gustan en adobo, con su salsita borracha”».

Ahí está, como quien dice, la cosa, ¿no?

 

Correo electrónico: sorianovalencia@hotmail.com

Enrique R. Soriano Valencia
Enrique R. Soriano Valencia
Mexiqueño. Licenciaturas en Periodismo y Ciencias de la Educación. Premio Estatal de Periodismo Cultural 2009. Cuatro libros y tres centenares de talleres, cursos y conferencias sobre Redacción, Ortografía, Formación de Instructores y aspectos de la cultura mexica. Correo electrónico: sorianovalencia@hotmail.com Facebook: Chispitas-de-lenguaje Twitter: @ChispitasDeLeng

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