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martes, abril 23, 2024

De la visita papal

Hace muchos años, en varios diarios y revistas de circulación nacional, se publicaba una columna llamada Perlas japonesas. El firmante era Niquito Nipongo, seudónimo del apasionado periodista Raúl Prieto. Con gran agudeza e ingenio, hacía mordaz crítica de las impropiedades en el uso del idioma. Sus más frecuentes víctimas eran políticos, pero no escapaban de ella artistas, comunicadores (radio, televisión y prensa) y hasta las propias academias de la Lengua. Desafortunadamente, falleció en 2003, a los 85 años.

Esta columna no es heredera de ese muy preciado trabajo. A diferencia de don Raúl Prieto, aquí no evidencio a alguien en las barbaridades, que –como muchas personas habrán constatado– las hubo en gran cantidad en la pasada visita del Papa. No obstante, haré comentarios sobre algunas impropiedades sin identificar a los autores. Su trabajo habría sido impecable de cuidar las normas del Idioma.

Leí en casi todos los casos la palabra «papa» con mayúscula inicial. En algunas ocasiones aplicaba, pero en otras no. La voz «papa» es un nombre común (lo han llevado oficialmente 264 personas). Por tanto, debió escribirse: «El papa Benedicto XVI…». Sin embargo, todavía mucha gente supone que por respeto debe escribirse con mayúscula inicial. La Ortografía no fundamenta el uso de determinadas grafías en el respeto o la ausencia de este. Lo que enuncia, en ese sentido, son las formas de tratamiento. Por tanto, no debe introducirse un argumento de esa naturaleza, pues estamos mezclando «colores con chupar candados».

Sin embargo, sí correspondió mayúscula (y en eso nadie falló), cuando el vocablo «papa» ocupó el lugar del nombre propio (eso se conoce como antonomasia). Me refiero a notas que en un segundo párrafo reportaban (ya anunciado de quien se hablaba): «El Papa también elevó sus oraciones por…»

Quienes hablaron públicamente también tuvieron lo suyo. Lo que más llamó mi atención fue la trilladísima forma de referirse a los paisanos: «Mexicanos y mexicanas…». La gramática identifica como genérico el masculino. No por machismo, sino por historia. Ya en otra Chispita ejemplifiqué con un enunciado de los libros de historia. Al decir que «El hombre evolucionó de los homínidos», de ninguna forma podría interpretarse que las mujeres no lo hicieron.  Decía Mao Tse Tung, líder de la Revolución China, que si un mensaje es para uno mismo, el problema se limita a uno; pero si lo va a leer alguien más, el problema se duplica; y si se publica o se emite ante muchos, el problema se multiplica. Quienes hablan públicamente, deben tener conciencia que influirán en otros. Por tanto deberían ser más cuidadosos.

Finalmente, aprovecho para referir una regla ortográfica, a pesar de no haberse presentado error: los números romanos de nombres propios se escriben con letras mayúsculas (como Benedicto XVI). Pero si corresponden a otro aspecto, el romano deberá enunciarse en versalitas (letras en minúscula, pero con formato de mayúscula). Los números de los siglos y de las fracciones de las leyes, por ejemplo (siglo xxi y fracción iv) así deben enunciarse. En los procesadores electrónicos, esa opción aparece en el comando Fuente.

Enrique R. Soriano Valencia
Enrique R. Soriano Valencia
Mexiqueño. Licenciaturas en Periodismo y Ciencias de la Educación. Premio Estatal de Periodismo Cultural 2009. Cuatro libros y tres centenares de talleres, cursos y conferencias sobre Redacción, Ortografía, Formación de Instructores y aspectos de la cultura mexica. Correo electrónico: sorianovalencia@hotmail.com Facebook: Chispitas-de-lenguaje Twitter: @ChispitasDeLeng

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