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martes, abril 23, 2024

Errores de dedo

Hace unos días nos enteramos que debió dejar el equipo de campaña una persona que cometió un error en una comunicación de un candidato a la presidencia de México: escribió *«Tlazcala» por el término oficial «Tlaxcala».

Este tipo de errores no son extraños. Los hay en documentos públicos y privados. Los más escandalosos son los públicos porque se publican. Pero en los privados también suele presentarse «una costra porosa» (una cosa por otra).

El caso más grave es cuando el error forma otra palabra que tiene sentido y si el contexto ayuda. Entonces el impacto es devastador.

En esta situación se vio el Diario de México. Sucedió al finalizar el sexenio de Adolfo López Mateos. Su esposa tenía por profesión Educadora. El Diario de México, hasta ese momento, era una empresa periodística vigorosa. La vida privada de los personajes públicos siempre está rodeada de mitos y realidades que los protagonistas evitan abordar o francamente niegan. Se rumoraba que tanto el Presidente como su esposa llevaban una vida licenciosa. El último día de ese sexenio, el Diario de México a ocho columnas publicó: «López Mateos a la vida privada y su esposa a la decente»; error de dedo, debió decir «docente». Durante la siguiente administración federal el Diario de México fue saboteado económicamente y terminó por quebrar. Decenas de personas quedaron sin trabajo.

Un caso de menor repercusión, pero por ello no menos lamentable, se presentó en un diario de circulación regional, que tiene sus oficinas en Celaya, Guanajuato. La abeja africanizada estaba invadiendo el país (terminó por ocuparlo y cruzarse con las nativas). El nerviosismo general era alto pues muchos mitos sobre los riesgos para la población circulaban de boca en boca. Cada avispero silvestre era un «enemigo». Los niños, entonces, arrojaban piedras a estas amenazas (lo que provocaba que los insectos se defendieran). En uno de esos lamentables hechos, ese diario encabezó *«Atacan las avejas asesinas» (¿o habrá sido «ovejas»?).

Los aparecidos en los medios de comunicación son escandalosos porque todos se enteran. Sin embargo, no dejan de ser graves ‒mucho más que los casos referidos‒ los que contienen las leyes de todos los ámbitos. Por culpa de éstos los jueces deben suponer, inferir, presumir o conjeturar el sentido de un enunciado. Tenemos el caso del «Reglamento de Alcoholes y Servicos (sic) para el Municipio de Atarjea, Gto. 17 MAYO 2002». El ordenamiento así fue publicado (está en el sitio oficial de la Secretaría de Gobernación). ¿Habrán corrido a toda la cadena de personas que tuvieron que ver con este error?, ¿o será un nuevo ámbito de competencia los *«servicos»? Quizá la pagana fue la secretaria del secretario del Ayuntamiento. Pero, los síndicos que intervinieron en su elaboración también tienen responsabilidades, los del área jurídica que sin revisión lo enviaron para su publicación y el personal de la Secretaría de Gobernación que sin miramientos lo hizo publico. Pero que se sepa, de un regaño no pasó.

Sinceramente creo que lo contenido en las leyes es más grave que un evidente error de dedo. Esperemos que quienes lleguen a ser legisladores y síndicos sean más escrupulosos.

Enrique R. Soriano Valencia
Enrique R. Soriano Valencia
Mexiqueño. Licenciaturas en Periodismo y Ciencias de la Educación. Premio Estatal de Periodismo Cultural 2009. Cuatro libros y tres centenares de talleres, cursos y conferencias sobre Redacción, Ortografía, Formación de Instructores y aspectos de la cultura mexica. Correo electrónico: sorianovalencia@hotmail.com Facebook: Chispitas-de-lenguaje Twitter: @ChispitasDeLeng

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