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jueves, marzo 28, 2024

La coma para respirar

La coma para respirar… no existe. Por más autores y profesores que sostengan eso, en ninguna de las norma de uso, publicadas por las Academias, dice eso. Cierto que habla de una ligera pausa (que pudieran algunos usar para respirar), pero de ninguna forma esa es su función; menos aún la principal, como cabría suponer por lo popular de la sentencia. Por ello, quien diga «La coma sirve para respirar», miente (desde luego no a propósito; solo repite lo que le han dicho). 

Su función en enunciados es de enumeración, enlace de oraciones, yuxtaposición, explicación, para no repetir un verbo y, en cifras, para indicar a partir de qué número son fracciones. Es decir, la normativa se centra en aspectos de comprensión y sentido del texto, no de administración del aire. Importantísimo es insistir en el último de los usos señalado. En los enunciados numéricos ha dejado de señalar los miles. Desde 2002, en nuestro país se oficializó en una norma publicada en el Diario Oficial de la Federación el uso de la coma para la distinción en un enunciado numérico de las fracciones. Este uso de la coma en cifras alterna con el punto, pero incluso es preferente la coma. Esto es, coma y punto en cifras son equivalentes. Por ello, una cifra con miles debe enunciarse 23 400 litros y no 23,400 litros. Este último aspecto tiene consecuencias graves porque podría ocasionar controversias en virtud de su publicación en diario oficial del Estado mexicano. 

El pausado en enumeración, por razones obvias, no puede asociarse a una respiración. Si lo que enlaza mediante la coma de enumeración son elementos muy breves, parecerá que a quien lee en voz alta le está dando algo malo si hace respiración en cada una de ellas. 

En los usos de enlace de oraciones, yuxtaposición y explicación tampoco hay respiración. Más se debe cambiar de tono mediante una muy ligera pausa al leer en voz alta. Por ejemplo, si enuncio «Agradezco públicamente al doctor Luis Felipe Guerrero Agripino, rector de la Universidad de Guanajuato, la amabilidad de enviarme uno de sus múltiples libros», al mencionar el cargo de la persona debo variar el tono. Incluso, si se hace la lectura solo con la vista también cobra mejor sentido hacer ese imaginario cambio de tonalidad. 

Bien pudo aprovecharse en la lectura en voz alta para respirar, pero esa fue una oportunidad; no el propósito de la coma. 

En la coma de eliminación de un verbo la pausa podría ser más marcada. Incluso el tono podría no ser tan señalado; pero lo que resalta es la forma en que la coma introdujo la intención. Por ejemplo: «Ella es abogada; el, arquitecto».  Se trata de dos oraciones enlazadas por el punto y coma (hacerlo con una simple coma podría genera confusión en el lector). Sin embargo, como la segunda oración presenta el mismo verbo que la primera, la función de la coma es de una pausa mayor. El propósito jamás fue hacer que el lector respirara, solo que enfatizara.  

Enrique R. Soriano Valencia
Enrique R. Soriano Valencia
Mexiqueño. Licenciaturas en Periodismo y Ciencias de la Educación. Premio Estatal de Periodismo Cultural 2009. Cuatro libros y tres centenares de talleres, cursos y conferencias sobre Redacción, Ortografía, Formación de Instructores y aspectos de la cultura mexica. Correo electrónico: sorianovalencia@hotmail.com Facebook: Chispitas-de-lenguaje Twitter: @ChispitasDeLeng

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