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jueves, marzo 28, 2024

Temas ortográficos 1

El libro de Ortografía de la lengua española de 2010 –llamada por los especialistas, OLE 2010– está muy enriquecido por comentarios históricos y contextuales de los temas que va abordando. Aquí retomaré algunos. El propósito es identificar el porqué de algunas reglas ortográficas. Es decir, esta última no se da en abstracto, por decisión de una persona o un grupo de intelectuales. Las academias de la Lengua asumen razones históricas, etimológicas o lingüísticas, con las que matizan la última de las ortografías académicas. Conocer ese contexto, no solo el producto (la regla ortográfica), permite comprender lógicamente la norma y facilita su recordación. Con ello, se aliente la forma correcta de escribir.

La norma dice que al pluralizar palabras que terminan con la consonante ‘y’ (que siempre tendrá sonido /i/), se transforma en la vocal ‘i’. Palabras como ‘jersey’ y ‘espray’ serán ‘jerséis’ y ‘espráis’. La nota extra comenta que estas palabras son de origen extranjero y muchas de ellas pasan a nuestro idioma en forma casi textual (cruda, les llama la OLE 2010). Ello se debe a que la consonantes ‘Y’ no puede tener sonido /i/ en medio de palabra. Así, por ejemplo, no debe escribirse *Reynaldo; la ortografía adecuada en español es Reinaldo.

Las palabras con consonantes ‘w’ también tienen igualmente un origen extranjero. La ortografía ha adoptado el sonido inglés a la ‘v’. Así tenemos las palabras como vagón (wagon, en inglés) o vatio (de watt; por cierto, las palabras de otros idiomas enunciadas en español deben escribirse en cursiva). Sin embargo, esa tendencia adaptativa ha venido dejando de practicarse. En diccionarios académicos aparecía ‘darvinismo’ (algunos países también así lo pronuncian con sonido /b/), cuando hoy la mayoría prefiere apego a la palabra de origen: darwinismo (que suena a [dargüinismo] en español).

Los nombres de la ‘b’ y ‘v’ son be y uve, respectivamente. Ese es el nombre que enuncia cuando presenta la OLE 2010 el alfabeto. Pero en un recuadro más adelante –a la altura de las reglas ortográficas–, señala que es inadecuado llamarles «be grande y ve chica» (o «larga y corta», como en el catalán). Tampoco deben nombrarse como «be labial y ve labiodental», pues en español nadie hace la diferenciación fonética. Por tanto, es innecesario e inútil, pues muy pocos podrían distinguirlos por esa presunta diferenciación fónica.

En este sentido, las nuevas generaciones insisten en la supresión de una de ellas (preferentemente la ‘v’), porque «…de todos modos las palabras se entiende». Su argumento es válido a medias, porque la ortografía auxilia a reconocer el sentido de la palabra. Me refiero a que abundan los homófonos. Tenemos el caso de barón/varón (título nobiliario y persona del sexo masculino), baca/vaca (portaequipaje y hembra del toro), rebelar/revelar (no acatamiento de la autoridad y dar a conocer algo desconocido), por mencionar solo algunos casos. Por tanto, son necesarias ambas y el argumento fonético no es suficiente.

Finalmente, por el momento, acento tienen todas las palabras en español. Pero algunas lo llevan gráfico, llamada tilde, y otras lo llevan fonético. Las academias insisten que no se asocie exclusivamente la palabra acento a la tilde. Continúo la próxima semana.

Enrique R. Soriano Valencia
Enrique R. Soriano Valencia
Mexiqueño. Licenciaturas en Periodismo y Ciencias de la Educación. Premio Estatal de Periodismo Cultural 2009. Cuatro libros y tres centenares de talleres, cursos y conferencias sobre Redacción, Ortografía, Formación de Instructores y aspectos de la cultura mexica. Correo electrónico: sorianovalencia@hotmail.com Facebook: Chispitas-de-lenguaje Twitter: @ChispitasDeLeng

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