¿Por qué el gobierno de Alejandra Gutiérrez pensó que a nadie le importaría la tala de 63 arboles para la ampliación del Malecón del Río?…
Vamos hacia atrás, definitivamente esta acción fue un grave error y para apagar la indignación social que esto generó la alcaldesa Alejandra Gutiérrez lanzó una extensa campaña de reforestación en la ciudad, reconociendo los errores cometidos y resaltando su compromiso con el medio ambiente.
No obstante, lo que este gobierno y otros no reconocen es que estas obras no se alinean con las necesidades actuales tanto de los ciudadanos como del entorno natural, y ahondaremos en esta historia más adelante.
Hoy debemos hablar sobre los árboles. Porque es un tema del que he venido hablando durante años y especialmente el pasado, cuando a través de un estudio y un recorrido por la ciudad, descubrimos que en cinco de las siete zonas de León los árboles están envejecidos y enfermos.
Además, este estudio revela que el 40% del arbolado se encuentra en las aceras, y resulta que la mitad de esos árboles carece de espacio suficiente para desarrollarse adecuadamente.
Dos terceras partes de los árboles de León presentan un follaje en condiciones precarias. La copa de los árboles es donde se procesan y se eliminan contaminantes, además de producir oxígeno. También es una fuente de energía para el crecimiento y la salud arbórea.
La directora de Medio Ambiente de la ciudad señaló en junio de este año que existen más de 400 mil especies enfermas.
En 2022, el grupo parlamentario del Partido Verde presentó en el Congreso la Ley del Árbol con el objetivo de establecer bases, normas y mecanismos para que el estado y los municipios puedan planificar, coordinar y fomentar el manejo sustentable del arbolado urbano.
Esto se lograría mediante la conservación, mantenimiento, protección, restitución, saneamiento y reproducción de las especies arbóreas, buscando un equilibrio ecológico en las zonas urbanas del estado.
Sin embargo, muy pocos municipios se sumaron al análisis y al interés de esta iniciativa, y León fue uno de los que ignoró esta propuesta.
Personalmente, me he dedicado a llevar a cabo una campaña de reforestación que ha tenido buenos resultados con la ciudadanía. No obstante, es fundamental que el municipio, con sus recursos económicos y humanos, no solo se limite a reforestar, sino que también cuide y brinde mantenimiento al arbolado de nuestra ciudad.
¿Sabías que un árbol necesita vivir al menos de 10 a 20 años para tener un efecto significativo? Se requiere todo ese tiempo para acumular suficiente follaje y generar un impacto relevante en el medio ambiente.
Dicho esto, la alcaldesa afirma que se plantarán 11 mil árboles en León, los cuales brindarán sus servicios ambientales en un plazo de 10 a 20 años.
En León, desde 2019, se han talado 2 mil 135 árboles, sumados a los 63 que recientemente se talaron, más las 400 mil especies que están enfermas y las que no se han tenido en cuenta. Parece que los números no cuadran.
Como bien afirmó la titular de la Secretaría de Medio Ambiente en su gustada sección de respuestas obvias, el aumento del calor en Guanajuato se debe al cambio climático. Y cito: “Por ello, las ciudades se están convirtiendo en islas de calor debido a la falta de áreas verdes provocada por el cambio climático”.
Según sus declaraciones, en Guanajuato las temperaturas incrementan anualmente entre 1.07 y 1.11 grados centígrados.
Entonces, ¿Qué esperaba la alcaldesa cuando taló esos árboles? ¿Que los leoneses le agradecieran por construir una obra para ampliar los carriles e incentivar el uso del automóvil como una solución viable para la ciudad, cuando en realidad esto solo generará más tráfico y contaminación?
No midió las consecuencias de sus actos, y aunque ahora intente remediarlo, es imposible que estos nuevos árboles brinden los mismos servicios ambientales que ofrecían los 63 que fueron talados.
Es momento de reflexionar y reconocer que nuestras acciones deben estar en armonía con las necesidades de la ciudadanía y el medio ambiente. No podemos sacrificar árboles vitales para el equilibrio ecológico en pro de proyectos que no se ajustan a nuestra realidad.