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jueves, abril 24, 2025

Como dijera el Mtro. Ibargüengoitia: Hay quienes confunden “…Lo Grandote, con Lo Grandioso…”

*Rogelio García Espinosa

El pasado domingo 26 de febrero, se llevó a cabo en la ciudad de México y en algunas otras ciudades del país, una numerosa marcha en defensa, (según los convocantes), del INE y la democracia. En espera de conocer los diferentes puntos de vista que a favor o en contra se pudieran presentar no había externado ningún pronunciamiento al respecto, pero, a cuatro días del evento mencionado, me parece que es momento de manifestar alguna posición y por lo tanto, me permito presentar a ustedes las siguientes reflexiones:

La marcha, me parece, resultó para los organizadores y atendiendo a la multitudinaria participación, un reflejo fiel del hartazgo que el pueblo de México tiene contra el presidente Andrés Manuel López Obrador y en ese sentido, cumplió con sus pretensiones, ya que, más que defender al INE y al voto electoral que tanto preocupaba a los convocantes y a algunos de los participantes, resultó ser un fuerte reclamo a la figura presidencial. Pero, me parece también, que los convocantes y muchos de los participantes, con ese aparente triunfalismo, están asumiendo el papel y caen en la divertida figura que para el refranero popular mexicano significa “El Tío Lolo”.

Efectivamente, la engañosa convocatoria pudo reunir a varios cientos de miles de personas, unos, desgraciadamente los menos, con la plena convicción de a lo que iban y otros, desgraciadamente los más, manipulados, obligados, acarreados y en una inmensa mayoría, verdaderamente desinformados.

Cuesta trabajo creer y entender que los convocantes, quienes en los anteriores sexenios se caracterizaron por la antidemocracia y el manipuleo que sobre el IFE y el ahora INE habían y han ejercido, se presenten ahora como los paladines comprometidos y entregados a la defensa de la democracia y del voto cuando durante toda su vida política han demostrado todo lo contrario. El voto, estimados amigos, el voto es lo que menos les ha importado y les importa. Sería imposible enumerar la enorme cantidad de acciones que, contraviniendo la voluntad popular, estos personajes e institutos políticos han cometido en detrimento del voto y de la democracia, vamos, en detrimento del pueblo y de los mexicanos; el mismo Vicente Fox ha reconocido que en el 2006, manipuló la elección para que asumiera la presidencia Felipe Calderón y se formalizara a partir de estos dos sexenios panistas, la presencia del narcogobierno en nuestro querido país. Narcogobierno que en su momento estos paladines de la democracia fingieron ignorar y que ahora, a toda costa, insisten en defender.

Me resulta muy difícil entender que conociendo el actuar político de instituciones y personajes como el PRI, PAN, PRD: Alejandro Moreno y los Moreira; Marko Cortés, Santiago Creel, Vicente Fox, Felipe Calderón y Jesús Zambrano, solo por mencionar a algunos, todavía haya gente que les puede creer y suponen que, defienden con su actuar y sumiso seguimiento, el voto y la democracia. Nunca estaré de acuerdo con esa interpretación de que la democracia consiste en un voto y en una jornada electoral, por supuesto que el voto es importante y necesario para conocer la decisión y voluntad ciudadana, pero, no podemos circunscribir la democracia solamente a eso, la democracia, desde mi punto de vista, debería ser entendida como atinadamente y con claridad está señalado en el artículo tercero de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en el cuál, además de definir lo concerniente a las atribuciones del Estado y los particulares en materia educativa y a la laicidad de la misma, se plantea con mucha claridad lo que por democracia en México se debería de entender, y no considerar a ésta únicamente como un proceso electoral, o más bien, electorero. Según el artículo aludido la democracia debería de ser considerada, “… No solamente como una estructura jurídica y un régimen político, sino como un sistema de vida fundado en el constante mejoramiento económico, social y cultural del pueblo…”  La democracia, queridos amigos, debe ser entendida como una forma de vida que nos permita vivir y convivir en sociedad, vivir y convivir en armonía. El artículo tercero señala también en su apartado II inciso C, que la educación debe contribuir a la mejor convivencia humana, al fortalecimiento y respeto de la diversidad cultural, a la integridad de la familia y a velar por los intereses generales de la sociedad.

Con esos engaños y con esos pretextos, (la defensa del INE, del voto y de la democracia), la marcha fue convocada y tuvo su respuesta. Para los organizadores y convocantes la respuesta fue apabullante, fue una gran manifestación y una gran marcha. Pero, con la intención de clarificar un poco la idea, retomaré algunos de los comentarios vertidos por el admirado maestro Jorge Ibargüengoitia y que más o menos señalaban lo siguiente: “…Hay quienes confunden lo Grandote con lo Grandioso…” La marcha del pasado domingo fue una marcha Grandota, pero, por la gran cantidad de mentiras y engaños con la que fue convocada, de ninguna manera podemos considerar que haya resultado Grandiosa.

La marcha hubiera sido Grandiosa, si fuera el reflejo de una expresión popular y no una manifestación de los que, atendiendo a esa tramposa convocatoria, se sumaron al juego de la antidemocracia que, desde hace algunos años ya, ha permeado en los partidos políticos y sus liderazgos en este país. En la marcha participaron cientos de miles y con su presencia, avalaron la actitud tramposa y oligarca de los convocantes; pero, no es posible olvidar que, en las urnas, (que es donde se deciden las jornadas electorales), millones de personas, cansadas ya de los abusos y de la antidemocracia que desde la cúpula del poder político y económico se ha venido ejerciendo y que la oligarquía no quiere soltar, le otorgaron su voto y su confianza a Andrés Manuel López Obrador. Millones de personas votaron por él y aunque muchos no lo quieran aceptar, el número de convencidos sigue creciendo.

No, estimados amigos, a diferencia de lo que algunos opinan, esta marcha no es el inicio de nada; seguro estoy que puede haber otras más, pero, no fue una marcha grandiosa, fue una marcha grandota, clasista, ofensiva, insultante y grosera en contra del presidente de la República y del pueblo de México que, desde el 2018, la ha otorgado y cada vez más le sigue otorgando a su presidente, su aprobación y confianza.

De la misma manera que los convocantes a esa mega marcha confunden lo Grandote con lo Grandioso, el PresiMiente Municipal de Guanajuato y la pandilla de regidores lambiscones que avalan sus ocurrencias, confunden también los términos y creen que los bienes patrimoniales guanajuatenses conforman un “Patrimonio Grandote” y que pueden, en beneficio personal, hacer negocios y lucrar con ello.

Guanajuato, como reiteradamente hemos mencionado, no es una Ciudad Grandota, Guanajuato es una Ciudad Grandiosa y estas seudo autoridades municipales, la están convirtiendo en una ciudad cualquiera, la ciudad de Guanajuato está sufriendo un proceso de degradación a tal grado que, toda la grandiosidad que históricamente había caracterizado a nuestra ciudad está siendo sistemáticamente mancillada, ofendida y han convertido a “La Ciudad Histórica de Guanajuato y Minas Adyacentes”, en una ciudad desordenada y pestilente, en donde sin la mínima vergüenza por parte de las autoridades, la insalubridad y los malos olores son la constante y permanente compañía de fuereños y lugareños. La anarquía impera por los barrios, plazuelas, calles, callejones y el abandono municipal, ha provocado que muchos de los rasgos distintivos y de identidad que habían caracterizado a los guanajuatenses, poco a poco se estén perdiendo ya.

A propósito de estos comentarios y atendiendo un poco a las consideraciones que aparecen en el documento conocido como las Normas de Quito, publicado por ICOMOS y avalado por la UNESCO desde el año de 1967 y reafirmado en 1977, me permito compartir con ustedes lo siguiente:

“Gran número de ciudades de Iberoamérica que atesoraban en un ayer todavía cercano un rico patrimonio monumental, muestra evidente de su pretérita grandeza, templos, plazas, fuentes y callejas que en conjunto acentuaban su personalidad y atractivo, han sufrido tales mutilaciones y degradaciones en su perfil arquitectónico que lo hacen irreconocible. Todo ello en nombre de un malentendido y peor administrado progreso urbano”.

Vamos, aquellos elementos tangibles e intangibles que hacía de Guanajuato una Ciudad Grandiosa, están siendo seriamente dañados y degradados, con la intención total de convertirla simple y llanamente, en una ciudad Grandota. Le han perdido el respeto a los bienes patrimoniales y le están quitando la historicidad que asombra a propios y extraños y que fue lo que permitió el reconocimiento y la inscripción de Guanajuato en la lista del Patrimonio Mundial.

De la misma manera que en el terreno de lo cultural y como lo habíamos denunciado en esas primeras llamadas que hacíamos en reflexiones anteriores, el patrimonio natural de los guanajuatenses está siendo seriamente amenazado. La Sierra de Santa Rosa, no es una cadena montuosa y serrana Grandota, es un complejo serrano, natural y que, atendiendo a sus características geográficas, florísticas y faunísticas de alta variedad y calidad, resulta, a pesar de su tamaño, una Sierra Grandiosa que identifica y ha identificado históricamente a los guanajuatenses.

Si consideramos lo anterior, como es posible entonces que el PresiMiente municipal pretenda transformar la biodiversidad histórica existente, y argumentando que son demandas de la comunidad, insista, atendiendo a intereses personales y de algunos particulares, en cambiar el uso de suelo y urbanizar una buena cantidad de hectáreas.

El Patrimonio, (natural y cultural), guanajuatense, no es un patrimonio Grandote, es, por el contrario, un patrimonio Grandioso que debe ser conservado y respetado en toda la riqueza de su autenticidad y en primera instancia, para beneficio de los guanajuatenses actuales y futuros.

Convencido estoy que la democracia, el patrimonio y la cultura, pueden ser tres de los elementos principales que posibiliten la convivencia armónica entre la sociedad y que permitan también, diseñar nuevas estrategias y mecanismos de gestión para la urgente transformación nacional, que posibilite también, una mejor distribución de la riqueza natural y cultural de los mexicanos y como resultado de esto, una mayor y mejor convivencia social.

 

*Dr. Rogelio García Espinosa

Universidad Autónoma de Madrid, España.

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