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jueves, marzo 28, 2024

10 de mayo 2018. En un país que no las nombra, ellas decidieron nombrarse y nombrar a los suyos

desaparecido, da.
Del part. de desaparecer.
1. adj. Dicho de una persona: Que se halla en paradero desconocido, sin que se sepa si vive. U. t. c. s.
2. adj. eufem. muerto(‖ que está sin vida). Apl. a pers., u. t. c. s.
Real Academia Española

Reconozco en la joven voz de Elizabeth Martínez el sonido de la energía, de la indignación, pero también, de la compasiva esperanza. Así me habla, así acepta confiar y compartir lo que junto con otras mujeres y hombres han venido construyendo en la ciudad de México desde sociedad civil a lo largo de cuatro años, una organización de ayuda, de acompañamiento, de asesoría para familias, padres, madres y hermanos de personas desaparecidas en el territorio mexicano, la denominación legal es “Familias Unidas por una Causa, A.C.”, su lema grita el apremio, “ayúdanos a encontrarlos”.

Cuatro años caminando con otros que, como ella, saben lo que es escuchar en los fríos espacios institucionales la lapidaria frase “su familiar está desaparecido”. Dos años formalmente constituidos, diez personas al frente de la organización, y un sinnúmero de familias que permanentemente se van sumando, aquellas cuyos casos se resuelven, otras que solidariamente permanecen ya sea en eternas e interminables búsquedas, otras tantas, a pesar de haber tenido dolorosos e irreparables hallazgos.

Motivada por la coyuntura de un 10 de mayo, asignado en nuestro y otros calendarios “al festejo del Día de la Madre”, es que decido entrevistar a Elizabeth, quien representa no solo un testimonio, el de la desaparición de su hija, sino el de más de 140 familias a quienes ella y otros han acompañado. En un acto de amor a sus hijos e hijas decidieron canalizar su infinito e indescriptible dolor en un compromiso de solidaridad, de exigencia, de sororidad.

Decido hacer esta entrevista y así se lo externo a Elizabeth, reconociendo el valor de pluralizar el término y la condición del “ser madre en México”, así como aproximarnos en una suerte de mínima empatía a una cuestionada y ambivalente “conmemoración” que nos las incluye a todas. Que no las nombra, que no las recupera en un día asignado “al festejo”. Ellas son madres de sus hijos e hijas, siempre lo serán, aunque ellos y ellas hoy estén desaparecidos.

¿Qué significa que alguien está desaparecido?, es mi pregunta inicial, la realizo con el temor de parecer obvia o impertinente. Su respuesta, después de un silencio acompañado de una bocanada de aire es contundente,

…Significa la desintegración de las familias, porque faltando una persona, ya sea, hijo, hija, padre, madre o cualquiera, nada vuelve a ser igual (…) porque todos estamos expuestos a estar desaparecidos, todos somos vulnerables (…).

…El término desaparecido es que las familias se fracturan, hasta que alguien o todos pierdan la razón (…). Nadie está para explicarnos, nadie nos dice lo que debemos de hacer, es una situación de crisis (…), no sabes qué puertas tocar. El cuerpo enferma, la salud mental se pierde, no hay recursos que alcancen y, sin embargo, se debe seguir…

A la distancia de cuatro años Elizabeth hoy puede nombrar cada una de las emociones, sentimientos, sensaciones, pensamientos que atraviesan el alma y el cuerpo cuando uno de los tuyos “desaparece”.

…Mi hija de entonces 14 años fue contactada por las redes sociales, las personas hicieron que ella saliera de casa, es la forma que operan estos grupos de tratantes…. Ella desapareció 15 días, en tiempo se dice fácil, pero estando en esa situación no comes, no duermes, no vives, te destrozan la vida…

Con 43 años cumplidos, como muchas personas aún en este país, reconoce que antes de que ocurriera la desaparición de su hija ella desconocía casos de desaparición, ni siquiera imaginaba la cercanía con este complejo tipo de delito, acertadamente denominado, de lesa humanidad.

…Mi vida era mi trabajo, mi familia, era comerciante, tenía un negocio propio, desconocía por completo lo que rodea este tipo de delitos … En mi caso jamás había visto que mi hija se fuera de casa y no volviera. Eso no era común. Desde un primer momento supe que las cosas estaban muy mal …

…Toda mi familia me acompaño, con ellos aprendí paso a paso que acciones debíamos tomar …Los medios de comunicación también me acompañaron, fue conveniente …

…La autoridad minimiza la situación, ellos lamentablemente todo lo reducen a un ‘no pasa nada, va regresar, si se va uno regresan dos o tres, se fue con el novio’… La autoridad generaliza, no inician inmediatamente la búsqueda … Sus comentarios no abonan en nada, merman el ánimo y agobian …

…En el caso de mi hija, nosotros como familia la encontramos, nos convertimos en investigadores. Al estar buscando a mi hija me di cuenta que no sólo era yo, que éramos muchas familias buscando. Por eso decidimos hacer algo…¡La autoridad obliga a que nos hagamos investigadores!, con todos los riesgos que ello involucra. Pero no podemos esperar, no piensas en los riesgos ¡son nuestros hijos! …

A distancia de los cuatro años transcurridos a la desaparición y hallazgo de su hija, Elizabeth decidió dedicarse de tiempo completo a la asociación. Las solicitudes de apoyo y el número de personas desaparecidas obligó su compromiso total. Ella encontró a su hija y busca que todos los padres y madres vivan “esa segunda parte” de una terrible experiencia. Encontró a su hija un jueves, el siguiente domingo ya caminaba con otras familias en búsquedas. La tarea no es sencilla, la autoridad permanece omisa, parca, distante, indolente, iniciando por la manipulación de los datos,

…Hoy la autoridad nos dirá que somos más de 30 000 personas desaparecidas, nosotros sostenemos (desde la vivencia de la organización) que ha llegado gran cantidad de gente que ni siquiera ha denunciado… Hay un margen mayor, desconocimiento, miedo, estamos seguros que nos faltan muchas personas…

A lo largo de nuestro diálogo Elizabeth confirma las tendencias de las cifras, son las mujeres las que tienen mayor vulnerabilidad a este delito, desde su experiencia explica:

…Es un fenómeno que está en todas sus modalidades, desde un menor en la adopción ilegal, trabajo forzado, la mendicidad forzada, la trata, sobre todo la trata de personas…

Lo que esta conversación me explica me remite a un testimonio que en días pasados me compartió Gloria, una joven madre en busca de su hija. Nos encontramos en un foro en la ciudad de México, ella, como Elizabeth, acuden a todo espacio propicio para seguir haciendo un llamado de exigencia y justicia, aquel día en el Hemiciclo a Juárez me dijo viendo al piso.

… Desde hace 6 años busco a mi hija Diana de 22 años, ella desapareció en el estado de México, acudió a una cita de trabajo que anunciaron en internet, aceptó emocionada con la esperanza de dar un mejor futuro a su hijo de solo dos años, ella salió a esa entrevista y ya no regresó jamás…

…La recuerdo feliz, contenta, con la emoción de tener 800 pesos semanales para poder pagar la guardería de su hijo sin tener que estar dependiendo de un papá que no quiso hacerse cargo…

…Después de presentarme en la Procuraduría, a las horas de que no contestará llamadas y no regresara a casa, nada ha ocurrido aún, no hay responsables, ni siquiera una consistente línea de investigación…

…Su apoyo (el de la Procuraduría) consiste en llevarnos a mí, y a un nutrido grupo de madres de familia que buscamos a nuestras hijas, a un “tour” que consiste en visitar Semefos y algunos prostíbulos, esto lo he hecho cada mes durante seis años…

…Es como si la autoridad nos dijera, sin decirnos, ‘su hija o está muerta o la están prostituyendo.

Elizabeth me confirma que conoce de estos “procesos de búsqueda” consistentes en ver carpetas, ir a Semefos, se trata de confirmar o descartar. En la mayoría de los casos, desde su experiencia son pocos los casos, que como el de ella, que logran encontrar a su familiar desaparecido. En su caso, las secuelas son para siempre, vive con miedo, la administración de libertades para su hija ha sido todo un proceso. Confirma que no será la misma, hoy es “más consciente y precavida”, ambas lo son.

Los registros confirman que son mujeres-madres quienes más presencia tienen en la organización pidiendo apoyo para buscar a sus hijos e hijas. En tanto, los padres, en muchos de los casos, no acuden porque están trabajando. En sus palabras, ‘buscas o trabajas’, ¡tienes que seguir trabajando, requieres recursos económicos para seguir!’. En este punto Elizabeth agrega:

…Quiero decirte que hay muchos padres y madres que pierden la batalla antes de encontrar a sus hijos, mueren. Su salud se acaba, envejecen, se van de la vida sin respuestas…

De los casos de búsqueda en que Elizabeth y compañeros han participado, en 40 de ellos pudieron encontrar vivos y sanos a las personas desaparecidas. A pregunta expresa reitera, un 75% de estos son mujeres adolescentes.

Me confirma en varios momentos de la entrevista que su labor seguirá, a pesar de que reconoce al agotamiento como una variable “que esta ahí”. Está convencida de seguir, porque sostiene:

…Cada vez crece más la delincuencia organizada, la trata de personas es una amenaza constante que se esta llevando a nuestros hijos e hijas…

En nuestro diálogo cuestionamos la posición de criminalización de un gobierno (en cualquiera de sus niveles) que vincula permanentemente a las víctimas con los delincuentes. Estas afirmaciones revictimizan a las familias y abonan a la confusión e impunidad.

Y son estos hechos, y el camino recorrido, lo que hicieron que este 10 de mayo, en el marco del Dia de la Madre, Elizabeth y los integrantes de la asociación, de la que es fundadora, decidieran participar por cuarta ocasión en la marcha convocada por organizaciones civiles nacionales y locales afines  VII Marcha por la Dignidad Nacional: Porque vivos se los llevaron, vivos los queremos, realizada en distintos puntos del país, las calles fueron tomadas por familias gritando el nombre de sus hijos e hijas con el lema #Nadaquecelebrar.

…Para nosotras es un día no significativo para celebrar…Es un día de dolor…

…Para la sociedad es incómodo que ocupemos las calles, les pedimos su comprensión, nuestra vida y realidades son otras…

Para concluir nuestro diálogo, me dirijo a Elizabeth reconociendo que, a ella, a ellas y varios les ha tocado vivir un país con las mayores versiones de impunidad, con este preámbulo le pregunto, ¿piensas ir a votar en próximas elecciones? Su respuesta no se hace esperar, firme, seria y clara señala:

…Sí voy a ir votar, es mi deber como ciudadana, quiero un cambio real para mi país, es un acto de esperanza.

Nos despedimos no sin lamentar que Guanajuato no se una a la marcha…nosotras también tenemos desaparecidos.

 

Pd.            En el estado de Guanajuato apenas el pasado domingo 29 de abril, la familia Bustos Escogido denunció la desaparición de cuatro de sus integrantes y dos amigos en la colonia Los Naranjos en Celaya, después de una celebración familiar.

Rosalba Nito Alvarado, madre de los hermanos Luis Fernando y Leonardo Segura Nito, de 19 y 18 años respectivamente, desconoce el paradero de sus hijos quienes salieron de su casa la madrugada del sábado 28 de abril, un día antes de que se reportara la desaparición de la familia Bustos Escogido.

 

Iovana Rocha
Iovana Rocha
Maestra en Política y Gestión Pública. ITESO- Universidad Iberoamericana, León. Docente. Universidad de Guanajuato. UNIVA. Universidad Iberoamericana, León. Activista por los Derechos de las Mujeres. Asesora.

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