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jueves, abril 18, 2024

Aunque mi hijo vaya a nacer muerto, tengo derecho a un parto humanizado

La ginecóloga que me atendió de urgencia me dijo que mi hijo era sólo un producto.
Ese producto tenía 5.5 meses de gestación y se llamaba Matías
Erika Cabrera, mamá de Matías

 

14 al 20 de mayo, semana del parto respetado.

Yo me sentía en la cima de la felicidad, la caída fue muy dura…Mónica Díaz es una mujer de 47 años, oriunda de la ciudad de México, comunicóloga de profesión y colaboradora desde hace quince años de la Comisión Nacional de Derechos Humanos. Casada hace 12 años con Roberto, soy de la generación de mujeres que ha debido posponer la maternidad por cuestiones laborales, por ello decidimos esperar unos añitos, cinco años para ser exactos, a los 35 años nos propusimos que ya era el momento de intentarlo…

Si bien México es un país que continúa caracterizándose mayoritariamente por la presencia de embarazos entre los jóvenes, el caso de Mónica y Roberto comienza a formar parte apenas visible de las estadísticas. Se trata de jóvenes- adultos que tienen las condiciones de ejercer su derecho a decidir y postergar la maternidad y la paternidad ante realidades concretas, motivos laborales, académicos, económicos, de proyecto de vida, aunado a una marcada ausencia de políticas en materia de conciliación vida-trabajo. A lo anterior, se suma una prevalencia de roles asignados a las mujeres-madres que ingresan a la vida laboral respecto a “sus responsabilidad de crianza”. Estas tareas, son un elemento de obligada reflexión que explica, en gran medida, que la edad a la que las mujeres inician su maternidad haya registrado cambios graduales en las últimas décadas.

El embarazo de Mónica y Roberto llegaría a los 41 años cumplidos de ella, tras casi seis años de diversos tratamientos, distribuidos entre pausas e intentos En nuestra charla, cuando recorremos en el recuerdo esos cinco años Mónica reconoce que este tipo “de caminos” suelen ser largos, agotadores en todos sentidos, incluido el económico, entre consultas, tratamientos invasivos, estudios y un sinnúmero de preguntas, algunas con respuestas que no llegan.

Estos procesos médicos, hoy reconoce, debió haberlos acompañados de un procesos terapéutico por todas las emociones que conllevan las esperas que no terminan. En su caso no lo tuvo, en retrospectiva opina que las mujeres no deben de prescindir de ello, aunque reconoce que se trata de otro costo adicional que hace sólo para “algunas” estas alternativas. Así, la búsqueda de un hijo se convierte en un acto de fe acompañado por la ciencia.

En el año 2012, al llegar la noticia del esperado embarazo, los planes y proyectos empiezan a fluir en una visión de ser tres, un hijo al que nombraría Roberto, como el padre. Siendo la maternidad una vivencia y un concepto con tantos contenidos, incluidos los culturales, el trayecto del embarazo deseado y planeado, sin exclusión de algunos otros que nos tengan estas condiciones, se convierte en un cúmulo de proyectos y deseos para ese hijo que está por llegar.

Un embarazo que ocurre los primeros ochos meses de manera normal, hasta que llega ese día que cambia el rumbo de un proceso de embarazo, que en el colectivo imaginario permanece como ‘un proceso rosa, casi perfecto’, cuando en las realidades es uno de los procesos más complejos biológica, física y emocionalmente para las mujeres.

Mónica recuerda que ese día dejó de sentir los latidos de su hijo. De inmediato acudirá al médico. El ultrasonido confirma que su hijo está muerto. Las siguientes horas le practicarían una cesárea,

..Cuando ya me dieron el diagnostico, y corrige, en realidad no te dan un diagnóstico de por qué está ocurriendo. El doctor solo nos comenta que mi hijo tenía el cordón enredado, ese había sido el motivo. Yo me quedé con muchas dudas. Muchas mujeres, entre ellas yo, no quise indagar más de lo que realmente estaba pasando y ya no pregunté, no quise saber más…

Horas previas a la cesárea, y algunas posteriores, Mónica refiere haberlo vivido “en shock”. Los siguientes días llegó el enojo. Furia con la vida, con el mundo, con todo y todos. Son días de mucha soledad,

Me sentía la única mujer que había atravesado por esto, apenas y recordaba lo que en tiempos recientes le había ocurrido a una vecina. Ahora sé que le ocurre a muchas mujeres, en aquél momento lo desconocía…

Dos meses de encierro recuperándose de una invasiva intervención quirúrgica. Con los días se enteraría que fue por iniciativa de su hermana y esposo que pudo tener a su hijo muerto en brazos.

Se acercaron al médico para pedirlo, aunque éste ya estuviera muerto, las palabras del médico en aquel momento fueron, `no, ella se pondrá mal^. A insistencia Mónica pudo conocerlo, hoy es algo que le agradezco mucho a mi esposo, me ayudo mucho, ha sido sano para mi duelo tener presente el rostro de mi bebé. Agradezco que me hayan tomado en cuenta para saber mi decisión…

Al decirme esto último, ella enfatiza, es y deber ser un derecho de todas las mujeres conocer a tu hijo muerto.

Durante nuestra conversación esta premisa será repetida por Mónica, quien menciona, que de acuerdo a su experiencia a lo largo de estos años, el acceder al cuerpo de un hijo nacido muerto es una práctica discrecional en los hospitales. No es un derecho que puedan ejercer todas las mujeres, particularmente esto no ocurre en los hospitales públicos. El derecho se traduce en una posibilidad en manos del criterio de los médicos, enfermeras, de las disposiciones del hospital.

Esto explica que la mayoría de los bebés nacidos muertos, no sean enterrados, acompañados por sus familias, y que el tratamiento asignado a sus cuerpos sea manejado como ‘material del hospital a desechar’ e incluso depositados en desechos de basura. Esta visión, es parte de la minimización del dolor y duelo de las mujeres-madres, a quienes suele repetírseles `sólo era un feto`. Múltiples testimonios se pueden leer en espacios de denuncia de este tipo de hechos, por ejemplo, me señala, en el caso de una chica de Guanajuato, le entregaron el cuerpo de su hijo en una bolsa de un centro comercial.

A la muerte de un hijo nacido muerto siguen una serie de días, momentos y experiencias tampoco visibles.

Regresar a casa, ver el lugar asignado para tu hijo, es un momento muy complicado, de los días más terribles que he pasado en mi vida.

Sobre el su pareja, Roberto, el acompañamiento entre ambos, sus procesos de duelo diferenciados por las construcciones culturales ‘del ser hombre y ser mujer’, Mónica recordará que es cuando van al panteón la primera vez en que ambos llorarán juntos.

…El papel de los hombres en este tipo de procesos… en esta parte de la cultura y educación a los hombres los obliga (se obligan) a mantener un rol de fortaleza, sus llantos, cuando ocurren, serán en soledad…

… Yo no pude estar cuando enterraron a mi hijo, yo no pude estar ahí, me hubiera gustado estar en ese momento de despedida…

Al decirme esto Mónica, nuevamente enfatiza recuperando su propia vivencia:

En otros países incluso postergan la entrega del cuerpo para que las madres estén presentes en los ritos funerarios, al tratarse de uno de los momentos más importantes para un duelo favorable… Como suelen decir, ‘los funerales no son para el que se va, sino para el que se queda…

A esta sucesión de momentos a enfrentar se suma el regreso a las actividades cotidianas. En el caso de ella, regresar a sus labores en la Comisión fue un reto que se tornó complicado, pensé en renunciar, no quería ver a nadie, ni dar explicaciones, ni que me preguntaran. Es cuando decidirá buscar ayuda profesional.

…En el plano laboral, la gente no sabe qué hacer, es muy contradictorio, al tiempo que no quieres preguntas, también te sientes mal que no pregunten… fueron pocas las personas que se me acercaron para darme las condolencias. La mayoría me rehuía. Ahora entiendo que en general las personas no saben cómo reaccionar y abordar este tipo de muertes…

..Me costaba mucho trabajo decir la palabra muerte, ahora sé que es necesario. De mis primeros aprendizajes que tuve fue con una tanatóloga quien me dijo, `no perdiste a tu bebé, se murió tu hijo’…Muchos meses después seguía repitiendo, perdí a mi bebé, era una forma de suavizar la situación.

…Fueron muchos meses, rehuía hablar con la gente, me daba miedo. Es una etapa de contener sentimientos. Necesitas ser rescatada. Hablar con los otros de estos temas, cuesta, con los años sigue costando…

En el andar de búsqueda de alternativas y respuestas, a manera de mecanismos de sobrevivencia, Mónica se acerca al grupo ´Renacer´, un grupo de manejo de duelo de padres y madres que por diversas causas han vivido la muerte de un hijo, normalmente hijos e hijas nacidos vivos, con ellos compartiría algunas sesiones. Lo hará sola, a su esposo se lo impedirán sus actividades laborales.

Con los días, la coordinadora de ese grupo la canalizaría a la agrupación ‘Era en abril’, una organización argentina con presencia en Latinoamérica, ahora de nombre, ‘Eca’, palabra náhuatl que significa abrigo, la transición de denominación ocurre al convertirse en un grupo mexicano fundado por Erika Ortiz y Angélica Jiménez.

…Cuando llego al grupo, desde el primer momento sentí la empatía. Conocí a más mujeres que habían pasado lo mismo que yo… Pude hablar de todo, escuché historias que me hicieron sentir el alivio de saber que lo que yo sentía, ellas también lo habían sentido. Fue hablar sin tapujos, sabía que quienes me escuchaban me entendían…

A pesar del tiempo transcurrido entre la muerte de Betito y nuestra conversación, Mónica es enfática respecto el estado emocional y el miedo posterior a la muerte de un hijo. Al abordar este punto ambas coincidimos en la importancia de no solo atender el cuerpo, sino las emociones de una mujer que tuvo una gestación, indistintamente del tiempo que ésta haya durado, y perdió a su hijo o hija,

…Son temas que deberían de abordarse desde la agenda de salud pública. Cuando eres consciente de la muerte de un hijo no nacido vivo, regresar al médico, al ginecólogo es muy difícil…

En su caso, ella decidió no regresar a recorrer un camino tan doloroso. Con esta decisión llegó la (imprudente) invasiva presión social traducida en las siguientes frases:

…Ya no te esperes más, anímate, deberías tener otro hijo…otro embarazo te quitará ese dolor… ¿ya no piensas tener más hijos?, ¡apúrate (por la edad) a tener otro hijo!…

…Como si la maternidad te diera una identidad como mujer, a los dos años de la muerte de mi hijo Betito entendí que no era así.

Al hablar de este proceso de reflexión, ambas concluimos que la consciencia de muerte de un hijo, no es una consciencia ejercida por todas, se naturaliza y minimiza ‘al ocurrirle a muchas’.

‘..A mí me hablaron de números, estadísticas, de veces en las que esto ocurría, ¡a mí qué me importa…reguero de insensibles!’

(Uno de muchos testimonios que se pueden leer en la página de Miss- Eca, red de apoyo ante muerte gestacional y niñez temprana)

Con la recomendación de especialistas de acudir a estos grupos de autoayuda, al menos un año dado que después de este tiempo puede ser poco saludable por la cantidad de historias que se van sumando al grupo y la complejidad de éstas, Mónica participará como una integrante más, hasta que al cumplirse el tiempo de su proceso personal de duelo su rol en la organización cambia.

Desde hace tres años por decisión e invitación se convirtió en acompañante de otras mujeres. Un foro de violencia obstétrica a realizarse en la Comisión de Derechos Humanos, en donde ella labora, fue el motivo para que recibiera formalmente esta bienvenida para ser parte del equipo de apoyo que participa en los procesos de muchas otras mujeres.

…Cada mes nos reunimos, 20 a 25 mujeres, varia el número cada sesión, la dinámica de ajuste de tiempos no es sencillo, cada una de nosotras Erika, Angélica y yo, combinamos estos procesos de acompañamiento con las actividades diarias de nuestras vidas…No es sencillo, pero estamos convencidas de la importancia de la labor, continuaremos…

A mi pregunta expresa sobre los rasgos en común que comparten las mujeres que llegan a este grupo, Mónica recupera ideas principales que han nutrido la labor de difusión e incidencia que se han propuesto,

…Compartimos particularmente dos aspectos, el tipo de duelo y en los factores que hubo alrededor de las muertes de nuestros hijos, por ejemplo, las que llegan al grupo siempre hablan de que no pudieron hacer algo en ese momento, se sienten con mucha culpa, es en general que al principio todas tengamos culpa de lo que ocurrió, de lo que no exigieron en el hospital, no exigieron derechos hasta que llegan al grupo y se dan cuenta de lo que debieron y pudieron haber hecho. El ver, conocer, estar, cargar a sus hijos, decidir sobre su cuerpo, por ejemplo.

… El trato en los hospitales nos une, sigue prevaleciendo el mal trato ante la ausencia de Protocolos de atención, como única excepción el Instituto Nacional de Perinatología, ubicado en la ciudad de México, institución que apenas desde el año pasado cuenta con él.

… La parte familiar, también en estos espacio se minimiza este tipo de muertes…’no llores, no lo conociste, mejor ahora que de grande, eres joven puedes tener más hijos…’

Se trata de frases comunes, reproducidas, validadas socialmente sin mayor reflexión.

En tanto la presencia de protocolos para un adecuado abordaje clínico para las mujeres es una realidad en Estados Unidos, Canada y Europa, en México, según lo que han indagado y documentado en la organización,

…Ni siquiera hay bibliografía en México, no hay especialistas (especialistas en duelos por un bebé), en esos aspectos confirmas que sigue siendo un tabú…Se piensa que no duele porque murió pequeño, porque no nació, ‘es un duelo chiquito…

A manera de consenso, al tratarse de un duelo minimizado en familias e instituciones es que esta organización civil de acompañamiento ha decidido promover una serie de acciones simbólicas que visibilicen y reivindiquen la importancia de escuchar, ver y atender a las mujeres que pasan por estos procesos.

…Nosotras decidimos sumarnos a la conmemoración de semana internacional del parto humanizado, lo hacemos para exigir un trato humano y digno, para todas las madres, incluyendo a aquellas a quienes se nos muere un hijo…

…Por ejemplo el puerperio se vive igual con un hijo vivo o muerto. Hemos tenido caso de mujeres a los que se les ha negado su incapacidad completa ‘porque tú hijo nació muerto’, salvo que ocurra en cesárea se les respetan los días, aún y cuando todas tenemos el mismo derecho a recuperarnos.

…La semana de la lactancia materna, también buscamos incidir. Por ejemplo, en los hospitales te dan una pastilla ‘para cortar la leche’ no te hablan de otras opciones más naturales y humanas, por ejemplo, donarla… Así como el cuidado que debemos de tener en nuestra lactancia, hay mujeres a las que no les informan, me incluyó, que no nos avisan que ‘nos bajara la leche’…En mi caso, recuerdo ese momento es un impacto tan grande y fuerte, no estaba preparada para eso…

Al despedirnos, Mónica tiene un momento adicional de confidencia al reconocer:

…No me ha sido sencillo contarte mi historia y repasar esos momentos…

 Mi primer pérdida me dijeron’ ¿Por qué no eres una señora normal? ¿por qué te embarazaste si ya eres mayor de 35 años?…Me pusieron en un cuarto con mujeres que acababan de tener un bebé. Fue muy duro. En seguida llegaron los pasantes y la jefa de enfermería a decirme que me pusiera un método anticonceptivo, que ya no estaba para hijos, cuando no sabían cuanto deseaba un hijo…

Mi segunda pérdida, aún aturdida por la anestesia, me puso en frente mío un frasco con el bebé dentro del líquido (sic) Y me dijo el cirujano, ‘aquí está el producto, no hay familiar afuera, así que te lo enseño. Ya vas a estar bien. Yo sentí’, que me iba a morir en ese momento. El médico sentenció, ‘no llores porque te vas a vomitar con la anestesia’.

(Testimonio de Eugenne Millennia, tomado de página de facebook/Miss-Eca).

 

Iovana Rocha
Iovana Rocha
Maestra en Política y Gestión Pública. ITESO- Universidad Iberoamericana, León. Docente. Universidad de Guanajuato. UNIVA. Universidad Iberoamericana, León. Activista por los Derechos de las Mujeres. Asesora.

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