¡Vaya tema!, una estrategia de la que pocos hablan porque es más sencillo echarles la culpa a los gobiernos, a los políticos o a las instituciones. Una posible solución a diversos problemas que existen en nuestra sociedad demanda de todas y todos mayor compromiso, el emprendimiento social.
El emprendimiento social es un área poco explorada para el diseño de alternativas de solución a problemas estructurales. Generalmente se encuentra vinculado a organizaciones cuyo fin no sea lucrativo ni preponderantemente económico o aquellas empresas que, si son lucrativas, pero brindan servicios a la comunidad para deducir impuestos.
Sin embargo, hay otro gran sector de la población no inmerso en lo público, que se encuentra relacionado a la potencialización de proyectos que logren un triple resultado, en materia económica, social y de otro tipo, como la protección al medio ambiente, por dar un ejemplo, cuya finalidad sea el cambio social, a partir de cualquier tipo de estrategia implementada, ya sea de origen privado o público.
Este nuevo paradigma, conlleva corresponsabilidad de todos los sectores. Algo así como una política pública pero diseñada, implementada y evaluada desde fuera del sector público. Es la antítesis de la mayoría de los esquemas que actualmente predominan en las instituciones públicas mexicanas, que por mucho son políticas gubernamentales, centralizadas y autogestionadas.
Para comprender esta nueva estrategia para solucionar múltiples problemas que son parte de nuestra sociedad, se tiene que partir del supuesto de que no existen jerarquías y que la comunicación y participación ciudadana es horizontal.
También se debe considerar que el gran protagonista del emprendimiento social, con relación a los asuntos públicos, es el actor que está fuera de la esfera pública y/o corporativo empresarial.
La creación de valor social refiere a la relación de personas que incidan desde el emprendimiento una perspectiva de desarrollo o movilización social para su propio bienestar. La generación de riqueza, a partir de la propia explotación de tus potencialidades económicas, con un enfoque de responsabilidad social y ambiental.
Este enfoque permite la libertad para que las personas aprovechen su contexto para desarrollar sus propios procesos productivos, que les permitan acceder a mejores condiciones de calidad de vida, a la vez que esto permea al desarrollo de su entono.
A diferencia de las maneras habituales de intervención pública o privada es que la metodología surge desde el interior de la propia sociedad o la iniciativa ciudadanía efectiva, el desarrollo local parte de las necesidades que les son comunes y el aprovechamiento de los recursos que se tiene al alcance.
Fomentar las capacidades de las personas para emprender socialmente en el lugar en el que habitan las personas que son las más interesadas en cambiar su entorno próximo, aumenta las libertades fundamentales que ellos poseen y permite la retroalimentación para generar valor público. Cubre las necesidades de la población para luego poder pensar nuevas maneras de responder a demandas bien sustentadas, con el fin de que entonces las acciones gubernamentales se ajusten a las demandas que más representen un detonador de cambio social o económico para los sectores de la población.
Es tiempo de las y los ciudadanos, que dicten el camino a seguir por parte de sus instituciones. Las respuestas a los problemas se les ha delegado por mucho tiempo a los actores políticos, pero, aunque son necesarios, no son indispensables para brindar solución a los asuntos que le significan más a la sociedad.
El emprendimiento social va de la mano con el quehacer público. Ambos son detonantes del verdadero desarrollo económico con responsabilidad social.
