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jueves, abril 25, 2024

La Cuarta Transformación priista

El 4 de junio de 2019 Ricardo Monreal, coordinador de la bancada de MORENA en la Cámara de Diputados, en un programa ad hoc de Canal Once, llamado “De Buena Fe”, aseveró:

“[…] ¿qué es lo que pasa con MORENA? Para mi, la dirigencia no ha estado a la altura de las circunstancias del país y MORENA, que había cifrado toda su fuerza popular en un hombre que es López Obrador, se va Andrés Manuel López Obrador y se desploma MORENA […] el Presidente de la República, en cualquier Estado, en cualquier país del mundo, el partido político siempre camina, en un acompañamiento institucional del Presidente […] todos, cuando su Jefe de Estado, su Presidente, asume el poder, se aglutinan entorno a su Presidente […] para impulsar políticas públicas de acompañamiento y hacer realidad la agenda, por la cual lucharon y postularon en una elección popular, y yo siento, lo digo con todo respeto, que MORENA, como partido, no ha tenido ese acompañamiento del Presidente […]” (sic).

Aquí una prueba más de lo que realmente buscan algunos actores de MORENA, consolidar a este instituto como un nuevo partido de Estado. Tendrían que recordar parte de los argumentos de ellos mismos en los años noventa, justo cuando emergió la izquierda instituida en el PRD, donde criticaban la nula separación entre el partido oficial y el gobierno. También tendrían que rememorar que los colosistas defendían una postura de construir partido, más allá de la institución gubernamental. Inclusive Ernesto Zedillo procuró una “sana distancia” heredada por el candidato a quien suplió.

En realidad, ¿lo que siempre quisieron fue hacerse del partido que los vio nacer y, al no poder, han decidido refundarlo desde afuera? ¿Será que la cuarta transformación en realidad pretenda ser el consecutivo histórico PNR-PRM-PRI-MORENA? Al menos en los hechos, en los discursos y en las formas pareciera que es la intención política de algunos morenistas. De otra manera no se explica como Ricardo Monreal critica el escaso acompañamiento de la estructura morenista a favor de AMLO. Se entiende la idea sobre el tipo de acercamiento al que refiere, ya que desde el legislativo también han aplicado el “madruguete” y la “mayoriteada”, prácticas de aquella vieja cultura política que nunca se fue, incluso con la llegada de Vicente Fox y Felipe Calderón nacional a la silla presidencial.

Lo que no menciona Monreal es que el lopezobradorismo se infló como espuma, sin bases sólidas ni estructurales como partido instituido. Más allá de la organización que se fundó, para darle cause legal a las elecciones presidenciales de 2018, ese partido no generó bases jurídicas y políticas bien equilibradas en su interior. No hizo partido, hizo candidato. Hoy se comprueba que la marca MORENA no es mayor que la marca AMLO.

Se han hecho posicionamientos como los de Cuautémoc Cárdenas, al criticar la asignación de recursos dirigidos a los megaproyectos sexenales, en lugar de ser destinados a contrarrestar los efectos que dejará la contingencia sanitaria por la Covid-19; o bien, las posturas de Porfirio Muñoz Ledo, al criticar las formas de querer aglutinar al legislativo a favor de un presidencialismo, que borre el contrapeso constitucional del poder que se supone debe vigilar. A estos personajes no se les puede tildar de fifís, conservadores o neoliberales por dichas afirmaciones. Ellos, junto a otros actores, trazaron una ruta de escalonamiento que finalmente catapultó a López Obrador. Son hombres de historia con mucho peso para la izquierda, pero hoy no lo son para un sistema que se quiere ver como hegemónico para unos cuantos.

En ese sentido, algunos morenistas quisieran construir un nuevo partido oficialista, pero se les ha olvidado el elemento clave que cimentó la fuerza del PRI durante tantos años, la institucionalidad. Eso es lo que critican ahora los que, de jure, siguen siendo priistas o lo que queda de esa condición. Para muestra un botón. Beatriz Paredes Rangel, priista de toda la vida, el 26 de febrero de 2020 en un evento denominado “Diálogos”, entre la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados y The ASPEN Institute en la Ciudad de México, afirmó:

“[…] vivimos en un país lleno de paradojas y con enormes tensiones […] en el caso de México, nuestro gran desafío es que el atavismo autoritario no se nos aparezca en cada momento […] lo que me preocupa no es el triunfo mayoritario del titular del Poder Ejecutivo y las mayorías que tiene el grupo mayoritario en la Cámara de Diputados y en la Cámara de Senadores. A mí lo que me preocupa es nuestra cultura política […] claro que la mayoría, actuando con legitimidad, enriquece la democracia. Lo que es muy importante es desterrar la tentación de la restauración del modo priista de conducir el país. Es una enorme tentación, porque muchos, ¡muchos!, han sido priistas. Esa es su cultura política. Y es una cultura política que ustedes mismos lucharon por transformar […] En ese sentido, por eso creo que el gran desafío de nuestra democracia, en el tiempo, es que logremos un mayor equilibrio entre los poderes […] Entonces, ojalá no comprobemos en este tiempo de la historia de México que todos llevamos un pequeño priista dentro […]”.

Y es que precisamente la cultura política y la forma priista de gobernar es lo que ha marcado esta primera parte del sexenio morenista. No así, la famosa izquierda histórica, de la que AMLO nunca formó parte, por lo que en su proyecto de regeneración nacional el movimiento feminista, los ambientalistas, la prensa masiva, las comunidades indígenas, etcétera, han sido excluidos. Toda la agenda discursiva de las izquierdas ha sido saboteada para darle preferencia al gobierno de un expriista más, a los megaproyectos de la autodenominada cuarta transformación, a periodistas aduladores y a maquillar las decisiones con “consultas populares”, que no son consultas pero sí son populares, lamentablemente.

Pareciera entonces, que la cuarta transformación es la de esa repugnante cultura priista de hacer las cosas. Que en lo discursivo lo critican pero en la práctica lo promueven muchos y, algunas veces, hasta lo fortalecen con sello propio. Incentivan lo peor de ella; el autoritarismo, la cerrazón, el amiguismo (como el caso Manuel Bartlett, el caso Miguel Barbosa, el caso de la Ley Bonilla, las consultas a modo o el caso Paco Ignacio Taibo II), nombrando a los cuates sin perfil pero que les son aduladores.

Willibald Sonnleitner, profesor-investigador del Colegio de México, en un artículo académico titulado “La reconfiguración territorial de las fuerzas políticas mexicanas: geografía de la fragmentación, el colapso y la recomposición del sistema de partidos (2012-2018)”, publicado en 2019, lo resume muy atinadamente: “[…] AMLO galvanizó un poderoso movimiento opositor, pero nunca actúo como un outsider. Con una militancia longeva que inició en el PRI y maduró en el PRD, antes de engendrar a su propio Movimiento de Regeneración Nacional, Andrés Manuel López Obrador es, más bien, el último auténtico insider de la política posrevolucionaria preneoliberal. Su liderazgo encarna los valores e ideales de aquella época dorada, cuando el priisimo impulsaba un proyecto popular de desarrollo autocentrado”.

Ese proyecto autocentrado no es el de MORENA, mucho menos persigue una cuarta transformación previamente anunciada, como la independencia, la reforma o la revolución. Se trata de un proyecto que se torna personalista, bajo las siglas que le son más fuertes a los coreligionarios del momentum político de México, AMLO; el presidente de la cuarta transformación de la vieja cultura política priista. Falta por recorrer este sexenio, pero una cosa es clara, ojalá que el país no termine como MORENA y que al salir López Obrador, se quede desorganizado, sin rumbo y sin proyecto a largo plazo.

José Cristian Urrutia Negrete
José Cristian Urrutia Negrete
Licenciado en administración pública por la Universidad de Guanajuato, Director General del IMAP, maestrante en política y gestión pública en la Universidad Iberoamericana León, profesor universitario, instructor-capacitador y miembro fundador del Colegio de Administración Pública de Guanajuato Capital, A.C. Twitter: @urrutianegrete

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