El exsecretario del Trabajo y Previsión Social, Javier Lozano y la senadora panista, Mariana Gómez Del Campo publicaron sendos tuits, donde se burlan de la visita del presidente Andrés Manuel López Obrador a Estados Unidos. Mensajes con afirmaciones o figuraciones clasistas que confirman a una oposición mediocre, que no entiende «que no entiende», están desconectados con capitalizar realmente lo que pasa y que, con sus actos, fortalecen a Andrés Manuel López Obrador. A México le urgen contrapesos serios, pero con una oposición inteligente y no de banqueta, que sigue perpetuando formas y modos por los cuales catapultaron a MORENA y fueron derrotados en las urnas.
Para clarificar los casos, primero la senadora publicó en Twitter: «Te amo, INTERNET», junto con una imagen, donde se ilustra una fila de muchas personas, una tras otra subiendo por la escalera de entrada a un avión de Viva Aerobús, una línea aérea de bajo costo. El tuit se explica por sí solo. Denota la falta de conexión de algunos políticos que cruzan una línea muy delgada entre la burla y su imaginario clasista, pero que además normaliza el chiste y deja claro la poca creatividad y altura política para fijar posicionamientos.
La segunda, Javier Lozano y su tuit: «Ya no le dé ideas, por Dios. ¡Está viendo cómo se viste! Nomás falta que llegue de guayabera a la Casa Blanca (y con penacho)», retuiteando al embajador de EEUU en México, Christopher Landau, que comentó por esa misma vía: «Mi termómetro me dice que está a 112 grados Fahrenheit (44.5 grados celsius) afuera aquí en Washington (y muy húmedo). ¡No se olvide de su guayabera, Señor Presidente! En Tabasco no hace calor en comparación con Washington en verano», corroborando la mediocre manera de pensar de una clase política con discursos que ya fueron. El expriista y también expanista, Javier Lozano, realiza críticas desde el privilegio y situado en la comodidad de su estilo de vida, desconectado de toda lógica.
Todo ello se da en el marco de una visita que, como bueno tiene que no pasó nada malo. Una visita que, corroborada por los titulares de la prensa estadunidense, se sintetiza como «una cortesía electoral para Donald Trump». El mismo Joe Biden, candidato demócrata a presidente de EEUU, el día de la visita de Estado, tuiteo: «Trump lanzó su campaña de 2016 llamando violadores a los mexicanos. Él ha propagado el racismo contra nuestra comunidad latina desde entonces. Necesitamos trabajar en sociedad con México. Necesitamos restaurar la dignidad y la humanidad en nuestro sistema de inmigración. Eso es lo que haré como presidente». Ante ello, la oportunidad que tiene la oposición de fijar posturas pero que no les alcanzan sus acciones emprendidas.
En la primera visita de Estado del actual presidente mexicano a un país extranjero todo marchó en el orden de la diplomacia habitual e histórica, cortesías discursivas de ambos presidentes y lo que más destaca por parte de la representación mexicana es que rayó justo en la incongruencia, por parte de nuestro primer mandatario, al reconocer la forma en como el presidente estadounidense ha tratado con respeto a los connacionales mexicanos. Una clara incongruencia si comparamos la posición que el mismo López Obrador tenía cuando era candidato, comparando a Donald Trump con Adolfo Hitler. Otra oportunidad más para poder capitalizar algo por parte de los opositores al lopezobradorismo, pero que no encuentran articulación ni mucho menos eco.
Por parte de Trump llama la atención el reconocimiento que hace a la administración mexicana en su «lucha contra la corrupción», coincidente con lo único que regresa AMLO mediáticamente del país vecino del norte, la detención Javier Duarte, precisamente en EEUU. Para rematar en este tema, una más de esta oposición tan desgastada, el PRI dando declaraciones en torno a la detención de Javier Duarte, un chiste que se cuenta solo.
Vivimos tiempos de desconcierto político. Vemos tropiezos evidentes en la actual administración federal pero también, al voltear a otro lado, se palpa mediocridad y desconcierto. Falta de creatividad y altura de miras para renovarse en forma y fondo con el fin de generar nuevos modos de hacer las cosas es lo carece entre la oposición nacional a MORENA. Tiene que ser el propio presidente de la república que invente su propia oposición, ya sea con él mismo, cuando era candidato o bautizando a una BOA (Bloque Opositor Amplio), que no se ve ni por asomo si en realidad existe o tiene capacidad para verse firme y fuerte. Mucho para reflexionar y, sobre todo por hacer, cuando los opositores más visibles resultan ser los refritos del calderonismo o actores con dichos simplones.
