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viernes, abril 26, 2024

Pan y circo

Tal parece que este sexenio será definido por su habilidad para “dar pan y circo” al pueblo. Esta frase es muy recurrida para referirse a los gobiernos que ven utilidad política en mantener entretenida a la sociedad mientras ejercen el poder.

Las mañaneras, el Informe, las consultas a modo. Puro pan y circo. El eterno candidato que sigue haciendo campaña en lugar de aprovechar el hito histórico de su victoria electoral para dedicarse a gobernar, pasará a la historia como un político que, queriendo ser Juárez, terminó pareciéndose más a Fox. Tal vez peor éste, porque Fox tuvo de pretexto de que no obtuvo mayoría legislativa, ni mayores victorias locales. AMLO sí las tiene y está siendo desaprovechado en su momento. Hombre bien intencionado, pero de pocas estrategias. Se ha consolidado un sexenio de ocurrencias y de frases pegadoras, pero inútiles. De un actor político popular y aparentemente querido, pero con un gobierno que apenas camina o, si lo hace, pareciera que como los cangrejos va hacia atrás.

AMLO criticó a más no poder a Fox, Calderón y Peña por no presentarse ante el Congreso para rendir sus informes de gobierno. Decía que el espectáculo ad hoc en Palacio Nacional era una mera simulación de rendición de cuentas. Ahora él mismo, haciéndolo desde casa, no hay quién se lo señale.

Un presidente con frases que convierte en eslóganes, que marcó un hito para la democracia en México, luego de permanecer dieciocho años en campaña, se hizo experto en el tema. Se dejó la piel para ello, no quedando nada para configurar un gobierno capaz y efectivo. Tanto es así que ahora que es gobierno sigue hablando desde el templete, culpando de las desgracias a sus opositores, pero se le ha olvidado que ya es gobierno. Muy bueno para decir el diagnóstico de país, ganándose las notas periodísticas, pero muy malo para ejecutar acciones concretas y estratégicas. Un actor político que usó los malos usos y costumbres de la clase política para catapultar su proyecto, pero que al obtener el poder ha ido replicando poco a poco lo peor de aquellos a quienes señaló.

Y es que basta con ver cómo los informes de gobierno son una mañanera más, con los mismos dichos, las mismas descalificaciones, explotando al máximo su imagen, en cada banner, en cada spot y en cada acción de este sexenio está el rostro de López Obrador. A dos años de su periodo gubernamental le alcanza, pero ya se empieza a ver su desgaste. El presidente todólogo, que justifica a los suyos, pero señala con rigor los excesos de quien osan lanzarle una crítica.

Sin embargo, se requiere algo más que el propio AMLO como opositor suyo, pero no ve ni por asomo en dónde o en quién se pueda configurar el nuevo hartazgo que se va formando. Sí, el presidente tiene uno y otro tropiezo, pero apenas sus opositores oficiales lo señalan y sale a relucir la ya afamada “falta de calidad moral” de la que carecen para que se justifique la ocurrencia, la incapacidad y el poco talento técnico y gubernamental de la actual administración federal.

Habrá que estar atentos cómo marcha el proceso electoral intermedio que inicia este año. Quién es capaz de capitalizar la diatriba, el insulto y la polarización de la que ha hecho uso el gobierno federal para legitimar cada acción, por absurda u ocurrente que parezca.

Nuevamente la posibilidad de hacerlo está en la sociedad civil organizada. Que haga, más de lo que dice, que no se deje llevar por acciones absurdas como las del movimiento que se denomina “FRENA”, o marchas en automóviles, que de poco sirven y mucho replican aquellos viejos modos de hacer las cosas. Desde el privilegio. Tampoco la fórmula será resucitar al dinosaurio, ni a quienes ya tuvieron su oportunidad y fallaron. Mejor que se retiren de la vida pública, dignamente. Con honestidad valiente, el verdadero cambio estará en quien haga partícipe a una ciudadanía ávida de participar.

¡Basta ya de alimentar el pan y circo!, del que mucho hacen uso, para argumentar sus acciones, incluyendo al actual gobierno lopezobradorista. Menos ocurrencias y polarización. Más participación ciudadana, que de verdad sea incluida en el diseño, implementación y evaluación de verdaderas políticas públicas.

José Cristian Urrutia Negrete
José Cristian Urrutia Negrete
Licenciado en administración pública por la Universidad de Guanajuato, Director General del IMAP, maestrante en política y gestión pública en la Universidad Iberoamericana León, profesor universitario, instructor-capacitador y miembro fundador del Colegio de Administración Pública de Guanajuato Capital, A.C. Twitter: @urrutianegrete

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