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martes, abril 23, 2024

CRÍTICA: El callejón de las almas perdidas (2021).

El Callejón de las Almas Perdidas: Fecha de estreno, de qué se trata y el reparto de la película | GQ

La nueva película de Guillermo del Toro lo hace por primera vez salir de su zona de confort temática… en apariencia: el resultado es un bello pero irregular viaje por lo oscuro del corazón de william lindsay gresham.

Hay algo inquietante dentro de la prosa de William Lindsay Gresham en Nightmare Alley, o conocida por este lado del mundo como El callejón de las almas perdidas. Es una novela de tono sugerente y temas tabú bastante elevado a comparación de lo que se planteaba dentro de la novela norteamericana de ese entonces… después de todo, Gresham proviene de la misma calaña de autores marginados como David Goodis oJim Thompson, autores que dentro de los terrenos del pulp podían explorar condiciones bastante nihilistas de la condición humana.

Gresham además advertía de que el mundo real posterior a la segunda guerra mundial estaría repleto de farsantes y pseudo profetas que aprovecharían la necesidad de optimismo y elevación espiritual del ciudadano común en técnicas del new age a travé de un pastor insatisfecho en Stanton. Esto también lo hacía consciente de sus creencias, y es que Gresham, de constante angustia existencial pasaría de ser un adepto al psicoanálisis a ser uno dentro de las filas de la parasicología, particularmente sobre la lectura del Tarot, actividad remarcada en la novela, considerando que El callejón de las almas perdidas utiliza las cartas principales de la baraja como título capitular, lo cual se presta como una idea sobre el destino de Stanton, literalmente haciendo alusión a una lectura sobre su destino del que es inconsciente.

Y he ahí la clave tenebrosa de esto.

Su novela es más que nada, una vista a su propio futuro que al igual que a su personaje principal, le es ineludible. Gresham ocasionalmente diría que la figura del geek que conoció cuando estuvo inmiscuído en el conflicto revolucionario de España fue algo que lo perturbó a tal grado de volverse la génesis del libro, pero Gresham era el geek y era Stanton. Las virtudes de una gran novela que además resultó ser un éxito en ventas, fueron lo que más pudo aspirar en vida. Para 1947 -un año después de su publicación- vendría una adaptación fílmica capricho de parte de Tyrone Powell para poder sacudirse la imagen de ser el héroe de la nueva españa Zorro dentro de las películas de 20th Century Fox, algo que no tuvo contento a Darryl F. Zanuck, director del estudio quien no entendía cómo una película tan mundana gastaba tanto presupuesto y no le veía potencial de regresar su inversión; Zanuck en un acto de autosabotaje se dedicó a minimizar los esfuerzos de una película bastante singular, y de paso atropellar la carrera del imbécil que escribió el relato original.

Al censurar y casi prohibir El callejón de las almas perdidas, Gresham cayó a un espiral cada vez menos dignificante: su segunda novela era un fracaso de ventas, y subsistía vendiendo artículos para revistas o editando, fue infiel en su primer matrimonio y su anterior pareja lo abandonaría para mudarse a Inglaterra y encontrar un matrimonio -y creencias cristianas- con C. S. Lewis; Gresham probó de todo para encontrar un sentido a su vida incluyendo ser un defensor de la cientología en sus inicios, pero su constante depresión se hacía más notoria, en gran parte por su alcoholismo crónico. Gresham lejos de versus errores, encontraba que todo el cataclismo que sufría era por haber intentado ser famoso, algo remarcado de manera bastante curiosa en la introducción que escribió en un libro sobre Harry Houdini, que nada tenía que ver con el tema que describe en su presentación… pero verdad de Dios que necesitaba de que alguien lo entendiera:

“Una de las experiencias más destructivas que un escritor puede tener es vender su novela para volverse película tras años de una demoledora y miserable existencia como un pez de las profundidades, acostumbrado a la presión del océano, traido a la superficie por culpa de una red, explota cuando la presión le es retirada”.

-WIlliam Lindsey Gresham.

Gresham finalmente cedería todo en el año de 1962, cuando con grave ceguera e inicios de un cáncer de lengua, se suicidaría en un cuarto de hotel. Sus únicas pertenencias dentro de su bolsillo eran unas tarjetas de presentación que decían Sin dirección, sin teléfono, sin negocio, sin dinero, retirado.

Es una vida desesperanzadora presente en una novela igual de significativa, y es una a la que Guillermo del Toro ha estado contemplando desde hace más de 20 años.

Del Toro puede estar directamente asociado dentro del cine de horror y es uno de los grandes exponentes -después de todo se trata de la segunda persona en obtener la estatuilla del hombre desnudo a mejor película dentro del género- pero también es que es un consumado conocedor de todo tipo de cine, y la asociación al género noir es una que relativamente se podría encontrar secundaria: estos mundos son de personajes ambiguos entre el bien y el mal, debatiéndose sobre sus actuares entre balas y la humareda de la ciudad y el cigarro por la noche en donde las sombras encubren sus actividades engrandeciendo a su vez, la presencia para quienes los atestiguan.

El callejón de las almas perdidas llegaría a su vida gracias a Ron Perlman, quien le recomendaría la novela y posteriormente la primera adaptación, y El callejón de las almas perdidas sirven como un punto de emprendimiento para Del Toro, que dentro de la oscuridad de la novela de Gresham presiente que se encuentra en un punto en donde puede alcanzar otros géneros sin precisamente salir de las particularidades que le fascinan.

Guillermo del Toro y el freak show en el tráiler de Nightmare Alley

Hay algunas diferencias entre esta adaptación y la otra que demuestran que Del Toro al lado de Kim Morgan desbordan de una pasión al material original y son decisiones tomadas en punto referente a esta, que precisamente esta nueva versión sirve de oportunidad para expandir en temas y sugerencias que por obviedades del tiempo, la primera versión no pudo darse el lujo de tratar.

Esta El callejón de las almas perdidas es visceral, más sexual, y menos contenida. El mayor agregado que tiene, es para su protagonista, porque Stanton (Bradley Cooper) adquiere un flashback que va planteando un misterio sobre su origen y sobre todo, deja abierto un debate sobre la naturaleza de la maldad inherente en él. Esto es un arma de doble filo porque los elementos trazados dentro del argumento base con el aumento de sugestiones temáticas a veces pasan dentro de la atmósfera del espacio y sus personajes como adiciones bienvenidas, y otras veces son méramente ásperas y que poco tienen peso, más en una visión casi completista respecto a la obra original.

Es decir: cuando aciertan sirven de maravilla para postular la irreparable y funesta idea de Stanton y su campaña como un ser irreconciliable con una virtud y que es presa de sus aspiraciones, cuando no… son relativamente inconsecuentes.

Nightmare Alley: The Primary Characters, Ranked By Intelligence / A Little Bit Of Everything Guide

Extrañamente en donde tambalea El callejón de las almas perdidas es en su primer acto, el que por aspectos debiera de ser el anillo al dedo para Guillermo Del Toro. Visualmente no falla, y aquí es donde del Toro plantea homenajes con elementos que lo han influenciado, desde homenajear a la versión original -con el anuncio del geek siendo exactamente similar al de la versión de Goulding– sino a referenciar obras como las de Andrew Wyeth y su El mundo de Christina (1948) en la introducción del personaje de Stanton, hasta Dumbo (Ben Sharpsteen, Norman Ferguson y Willfred Jackson, 1941) y la secuencia de la génesis del carnaval en medio de la tormenta, y pasando por completo por Freaks de Todd Browning, básicamente la película que postula el mantra del director: la apariencia monstruosa no es significativo de ser seres aberrantes que enfrentan monstruos de apariencia normal y hermosa.

Todo esto de la mano de los habituales dentro de las participaciones fílmicas del mexicano y un cast que explota en presencia más al sentido del cameo.

Pero estos detalles visuales chocan con un ritmo bastante irregular durante su primera hora, en donde es perceptible el daño causado al recortar el filme durante esta parte, ya que generan un ritmo de montaje muy desconexo de escena a escena en donde literalmente la película prescinde de transiciones como si se tratase de una película muda, que más allá del estilo visual -que no repite durante el resto del filme- dejan un acto sin efusión y con el personaje principal teniendo apenas los pilares de su aprendizaje, pero jamás una verdadera profundidad y relación en torno a los demás personajes del carnaval.

Primer tráiler de 'Nightmare Alley', la nueva película de Guillermo del Toro

Esto es sólo temporal y si la audiencia se presta al servicio del viaje, para el segundo acto El callejón de las almas perdidas adquiere una gran potencia. El Stanton de Bradley Cooper se ha mostrado seco y casi inexpresivo, pero de una capacidad de razonamiento superior a la de los demás “mugrosos” que tuvo en frente durante el pasado. Ahora ha pulido su acto y ha adquirido una fama, que si bien Molly (Rooney Mara) -quien en términos visuales se sigue viendo con la vestimenta del pasado- es un personaje renuente a omitir su virginidad que la opaca de ser una persona razonable para los demás, sobre todo para su esposo… es en el personaje de Lilith Ritter (Cate Blanchett) en donde Stan encuentra a un personaje capaz de opacarlo.

Blanchett posee una presencia descomunal como Lilith, encarnando a una femme fatale tradicional, pero adquiriendo unos tintes depredadores que también se prestan dentro del debate sobre destino y vorágine dentro del filme. Si bien el Tarot es dejado un poco de lado -sólo mencionado en otra secuencia delatora- el debate entra entre la capacidad de convencimiento de Stanton en el campo de la parasicología que lo vuelve dominante, frente a la institución científica de Lilith en el campo psicoanalítico, y ver a estos dos entablar conversaciones que son para servir a sus propósitos ególatras y también encontrar que podrían ser el uno para el otro si pudiesen abandonar las pretensiones, es un un deleite.

Nightmare Alley': Primeras críticas a la película

El callejón de las almas perdidas tambalea en sus inicios, pero va generando una avalancha de nihilismo y decadencia de la que si bien la película carece de un total sentido de la sutileza, también es que del Toro termina no huyendo de la concepción ennegrecida del filme y eso le sirve a beneficio.

Las advertencias sobre la irremediable catástrofe de Stanton están a tal grado que hasta el menos incauto puede percibirlas, y para el final uno se da cuenta de que estas advertencias no son precisamente para entablar un giro inesperado, sino para confirmar a través de un impactante momento final, de que la decadencia de un hombre sin corazón, lo ha llegado a formar parte de aquello que creía conocer a tal grado de evitar ser como él. Lo que quedan son las lágrimas de la ironía que cae en una justicia que las cartas predijeron, y ellas nunca mienten, son los humanos lo que lo hacen.

Nightmare Alley' Teaser: A New Del Toro Thriller

 

 

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