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martes, abril 23, 2024

Cuando hables, no te olvides de que existo

Por Nicole King Duarte* e Isabel Puente Gallegos**

 

El lenguaje es capaz de crear realidades, de transformarlas, de construir ideas, de revolucionar pensamientos. El lenguaje es poderoso. Pero no surge de la nada, se encuentra inmerso en un contexto social, histórico, cultural; en un tiempo y espacio, por lo tanto es natural que sea el reflejo de ello. Se trata de un sistema de signos y significados que permiten a las personas comunicarse de manera efectiva y unívoca. Aun así existen múltiples formas de que el mensaje a transmitir sea interpretado de forma multívoca.

Al ser el lenguaje tan importante, ha sido también materia de debate. El problema radica en que vivimos en una sociedad dominada por una hegemonía heterosexual y con un sesgo binario, que además promueve el uso del masculino genérico. Sin embargo, la sociedad es más compleja que eso, no que existen únicamente hombres y mujeres, también existen personas intersexuales (que biológicamente poseen ambos sexos biológicos) o bien personas queer, que no se identifican precisamente con el género femenino o masculino. Además de que las mujeres cada día exigimos con mayor fuerza ser visibilizadas, valoradas y reconocidas, incluso a través del lenguaje.

Al decir que el médico le está esperando o que el presidente va a firmar un documento, es claro que la primera imagen que se crea en el pensamiento es la de un hombre. Es así como se definen realidades y ocultan otras. Los varones saben que siempre están incluidos, las mujeres por otra parte debemos desarrollar el sexto sentido, para entender si al hablar de un todos, somo parte del concepto o no, para saber si cuando se refieren a igualdad, fraternidad y libertad, pensaron en las mujeres o no, para saber si al hablar de los hombres se refieren a la humanidad o literalmente a los hombres.

En consecuencia es importante que reconozcamos un lugar en el universo para las personas que no son nombradas, ya que al invisibilizarlas las borramos de las sociedades. O bien reconocer que también existen mujeres presidentas, ingenieras u obreras. Históricamente existieron profesiones artes u oficios que eran dominadas en su totalidad sólo por hombres, o sólo por mujeres, pero así como ha habido cambios en las profesiones, la transformación debe ser también visible a nivel del lenguaje que se utiliza para expresarse de ellas. Es necesario reconocer que los tiempos cambian y que es digno que se reconozca la diversidad.

Hablar de un lenguaje inclusivo, lenguaje de género o lenguaje no sexista es una forma de incluir a todas las personas a las que se transmite el mensaje. Se tiene muy arraigada la creencia de que el masculino es un término neutral, cuando en realidad, simplemente lo masculino se refiere a lo masculino. De tal suerte que daría igual entonces que un hombre heterosexual diga que va a visitar a su novio que a su novia. Entonces es importante nombrar a las mujeres cuando es importante recalcar que se está refiriendo alguien del sexo femenino.

La solución ha sido en múltiples ocasiones el uso de desdoblamientos, que ha sido ampliamente criticado. En exceso, generan textos que no son legibles, entendibles o deseables, ya que se pierde la finalidad del lenguaje, que es comunicar unívocamente un mensaje. Tampoco se trata de cambiar los desdoblamientos por otras “x”, “@” o “e” indiscriminadamente, ya que forman palabras que no existen o son impronunciables. Es importante por lo tanto valorar que tenemos un lenguaje tan rico que se puede reconocer tanto a hombres, mujeres, personas intersexuales, queer o transgénero con pocas palabras.

Se trata de un ejercicio consciente y político de esforzarnos por escoger las terminologías que vamos a utilizar, de tal manera que expresen con claridad exactamente a lo que nos referimos. Los cambios pueden ser sencillos, por ejemplo es diferente hablar de los alumnos que el alumnado o hablar del interesado a la persona interesada, reformular oraciones, cambiar frases.

No existe lo que no se nombra, y por medio del lenguaje también podemos ampliar la realidad e incluir dignamente a toda la humanidad.

 

*Nicole King Duarte es licenciada en Negocios y Relaciones Internacionales por la Pontificia Universidad Católica del Ecuador y máster en Género  y Políticas de Igualdad por la Universidad de Valencia, España.

**María Isabel Puente Gallegos es abogada por la Universidad de Guanajuato, Maestra en Derechos Humanos y Doctoranda en Sostenibilidad por la Universidad de Valencia, España. Activista.

 

María Isabel Puente Gallegos
María Isabel Puente Gallegos
Abogada por la Universidad de Guanajuato, Maestra en Derechos Humanos y Doctoranda en Sostenibilidad por la Universidad de Valencia, España. Activista. Fanática de la Fiera. mapuenga@alumni.uv.es Facebook: María Isabel Puente

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