Hace varias semanas se publicó la 7ª DISQUISICIÓN en este mismo espacio, pero hicieron falta algunos puntos importantes que hay que vislumbrar. Entre ellos, la ÉTICA con respecto a lo ecológico.
La definición de ética, según la RAE es: “Conjunto de normas morales que rigen la conducta de la persona en cualquier ámbito de la vida” y “Parte de la filosofía que trata del bien y del fundamento de sus valores”.
Ya lo dice la definición: normas y valores. Tanto generales como personales. Normas que como sociedad, nos exigimos a través de leyes y sus reglamentos. Y en el caso de los valores, esos que nos han inculcado en familia y sociedad, y que siguen siendo estilos de vida que deben respetar esas medidas.
Es muy importante que al abordar este tema, seamos muy claros y congruentes entre lo que pensamos y hacemos. No se puede pretender que estamos realizando un trabajo “éticamente correcto”, si no conectamos el cerebro, con nuestro discurso y nuestras acciones. Eso aplica para cualquier acción que emprendemos.
Pero, todos los días, cada segundo de tiempo, en cualquier parte de este mundo, esta ética es violentada, tanto por nosotros, como por otras personas, que aunque nos aclaren que “no sabían que era una regla”, no es suficiente para mitigar el daño ecológico que hacen.
Puede ser desde el mínimo de basura que arrojamos a la acera, las emisiones de CO2 de los vehículos en los que nos transportamos, o tal vez el humo del cigarrillo al que estamos tan habituados.
Ya que en esta sección la intención es analizar nuestras acciones como sociedad, hoy le preguntaré, estimado lector: ¿Sabe qué sucede con la basura que diariamente depositamos en el transporte que la va levantando de la calle o de la reja de nuestra puerta? Y aunque la separemos, ¿tiene idea de lo que sucede después?
Desde ese momento nos desentendemos de un problema ecológico que nos atañe a todos, y ya no nos interesa cual sea el fin de estos residuos.
¿Qué debemos hacer para que esa carga que nos abruma, por las consecuencias nocivas que emana, sea de menos impacto?
Pues precisamente, la ÉTICA ECOLÓGICA es una de las respuestas. Ser mucho muy conscientes del daño que provocamos, debido a ese consumo desmedido de todo tipo de artículos con los que empacan nuestras compras (plástico, cartón, aluminio, vidrio, etc.), que aun siendo degradables, siguen provocando un problema a escala mundial. Y qué pasa con otras compras que hacemos por compulsión (ropa, aparatos electrónicos, etc.), que les damos un uso mínimo, pero que son productos que provocan el desperdicio de cantidades increíbles de agua, para poder ser producidos.
Así que, estimado lector, ¿Usted se considera consciente y coincidente con la ÉTICA ECOLÓGICA?
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