Los acuerdos construidos entre las distintas fuerzas políticas, y aprobados por unanimidad, en el Senado de la República para cambiar el contenido de la minuta de la Guardia Nacional enviada por la Cámara de Diputados; significan un respiro para el país no sólo porque sientan las bases para combatir la inseguridad, la violencia y el crimen organizado; sino porque se reducen los riesgos de la militarización y se fortalece el respeto a los derechos humanos.
Es un respiro también porque se demostró que con la disposición necesaria de todos los partidos es posible construir consensos y utilizar la política para reducir confrontaciones innecesarias y desgastantes.
El Senado de la República puso el botón de muestra y qué bueno que, al final, el Ejecutivo Federal haya tomado la decisión de apoyar los acuerdos y que la mayoría de Morena en la Cámara de Diputados, siguiendo la línea de Andrés Manuel, como ha evidenciado; respalde también los cambios.
Otro aspecto relevante es que todas las fracciones parlamentarias que no son mayoría, particularmente el PRD, PAN, PRI y MC, demostraron que son capaces de ser una oposición responsable, de ir en un frente común, que no se quebraron ante las presiones y que pusieron por delante el interés del país y de los mexicanos.
De aprobarse la minuta tal cual en la Cámara de Diputados, el Congreso de la Unión estará demostrando también una gran responsabilidad. Con esto se fortalece la división de poderes, se pone un alto al protagonismo y a la excesiva intromisión del Ejecutivo Federal en las decisiones que les corresponden única y exclusivamente a las y los legisladores.
Sin embargo, el punto más relevante aquí es el rol que asumieron las distintas organizaciones civiles, los expertos y organismos nacionales e internacionales que durante años han estado advirtiendo de los riesgos de la militarización, pidiendo se cambie el enfoque policiaco-militar para combatir la inseguridad, se atienda lo que establece la Constitución de la República en esta materia, se fortalezcan las instituciones civiles de seguridad y procuración de justicia; y se respete el federalismo, pero sobre todo, los derechos humanos.
Hay que destacar la capacidad de operación política y disposición del Senador Ricardo Monreal, coordinador de Morena, para impulsar el parlamento abierto sobre la Guardia Nacional, incluir las propuestas que allí se plantearon y construir acuerdos entre las distintas fracciones para poder sacar adelante la Guardia Nacional.
Demostró con ello una gran diferencia respecto a Mario Delgado, coordinador de Morena en la Cámara de Diputados, quien no sólo recurrió sino que potenció las viejas prácticas priistas de comprar diputadas y diputados a cambio de prebendas, cooptar votos, maltratar a las minorías e ignorar sus propuestas y las de la sociedad civil, negar la pluralidad e imponer decisiones; con tal de sacar adelante el dictamen de la Guardia Nacional.
Esto sin duda, representa un fuerte golpe para las diputadas y diputados que con el falso argumento de votar libremente, decidieron renunciar al PRD y ayudar a Morena a alcanzar la mayoría calificada, en este y otros temas, sin importar los riesgos que significaban para el país y los derechos humanos el contenido del dictamen de la Guardia Nacional que aprobaron.
No les va alcanzar el dinero y los beneficios que Mario Delgado les ofreció para lavar su dignidad. Si es que eso les importa. Creo firmemente que el PRD se fortalece con la salida de estas y estos diputados y debería agradecer a Morena, pues le ayudó a depurarse de militantes corruptos, algunos de los cuales ya enfrentaban un proceso de expulsión; fortalecer su agenda partidista y legislativa y convertirse en una verdadera oposición ante las imposiciones del Ejecutivo y los desaciertos de su gobierno.
La Guardia Nacional, no es, sin embargo, la panacea para reducir la inseguridad, la violencia y combatir eficazmente al crimen organizado. Tiene que ser parte de una política integral, que sume a todas las fuerzas políticas, los tres Poderes de la Unión, los tres niveles de gobierno, y a todos los sectores de la sociedad; junto con una estrategia que genere las condiciones económicas, políticas y sociales para combatir a fondo estos graves problemas.
Por el bien común, los acuerdos y la disposición que permitieron sacar adelante la Guardia Nacional, deben servir de ejemplo para sentar las bases del futuro del país y encaminarse a construir la paz y la tranquilidad que tanto le urgen a los mexicanos.
