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jueves, abril 25, 2024

AMLO apuntala el proceso de militarización

Con la entrega a las Fuerzas Armadas del Aeropuerto de Santa Lucía, el Tren Maya y el Tren del Istmo, para administrarlos y recibir las ganancias, el Presidente de la República no sólo empuja el proceso de militarización del país, sino que coloca a las fuerzas castrenses como uno de los soportes del llamado proyecto de la 4T.

López Obrador argumenta que la decisión de ceder sus megaproyectos, símbolos de su gobierno, al Ejército y a la Marina es para que se conviertan en garantes de que estos no se privaticen en el futuro, ¿pero se les cede parte de la riqueza nacional para preservar el interés público o se busca elevar el papel de las Fuerzas Armadas en la vida económica y política del país, sin importar sus consecuencias?

Para dimensionar lo que este proceso de militarización implica, solo hay que anotar que las Fuerzas Armadas no tenían tanto poder en el país después del último Presidente militar del siglo XX mexicano, Manuel Ávila Camacho (1940-1946).

AMLO está superando con creces al PRI, que si bien colocó al Ejército como uno de sus enclaves corporativos, dándoles espacios en el Congreso de la Unión, colocando como gobernadores a militares, integrándolos a los sucesivos gabinetes, entre otros beneficios, con el tiempo los desplazó del poder político e impulsó a un civil como Presidente, Miguel Alemán Valdés ( 1946-1952).

Andrés Manuel no sólo les dio la total responsabilidad de la seguridad, a través de la fachada de la Guardia Nacional, sino que hasta el momento les ha entregado 27 tareas que deberían estar a cargo de la administración civil, relacionadas con la construcción de infraestructura, resguardo y apoyo a otras dependencias.

Desde que López Obrador tomó posesión, contrario a su promesa de que regresaría a los militares a los cuarteles, les encomendó, además de la seguridad pública,  la construcción y operación del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, en Santa Lucía; la construcción de tres tramos del Tren Maya y su operación, y la operación del Tren del Istmo.

De igual manera, la Marina y el Ejército tomaron el control de puertos y aduanas; están a cargo del combate al robo de combustible de Pemex; brindan custodia de pipas de Pemex y de la Sedena; están a cargo del plan de vigilancia en la frontera norte y sur para frenar la migración hacia Estados Unidos; dan apoyo a los programas Sembrando Vida y Jóvenes Construyendo el Futuro; distribuyen fertilizantes, libros de texto gratuitos y recursos de programas sociales. (El Universal, 21/03/2021).

Otras de las encomiendas clave al Ejército es la coordinación y vigilancia de la campaña de vacunación contra la Covid-19, donde trabaja de manera conjunta con los 20 mil Siervos de la Nación, la estructura política-electoral al servicio del Presidente y de Morena, vaya coincidencia.

Este proceso de militarización del país, no sólo es un proyecto transexenal de la 4T, sino que forma parte de la visión personal de López Obrador. No es la democracia, no es la pluralidad, es un claro mensaje del Ejecutivo a sus críticos y a todo aquel que pretenda hacerle contrapeso, incluso dentro de sus propias filas, a su gobierno: “o se alínean o se alínean”.

Es además parte de una estrategia para concentrar el poder en el Ejecutivo porque simultáneamente se ha propuesto vulnerar a los otros poderes, a las instituciones, al federalismo, y a los órganos autónomos; y está decidido a inmiscuirse en el proceso electoral, utilizando sin el menor rubor su cargo,  haciendo uso de clientelas a través de los  programas sociales y el presupuesto público, en favor de Morena, instrumento de la 4T.

Las prohibiciones constitucionales y legales y las resoluciones del INE, se las pasa por el arco del triunfo.

Ese es el grave problema de fondo al proponerse fortalecer y profundizar la militarización en la vida del país, se quiera o no ver así o se argumenten otros pretextos para darle vuelta al asunto.

Y eso es lo delicado porque la historia nos enseña  que todos los gobiernos que le han dado poder a las Fuerzas Armadas, incluso, con menos modificaciones legales de las que ha emprendido esta administración, es para permanecer, para imponer no para convencer ni acordar en el marco de la democracia y el Estado de Derecho.

Miguel Alonso Raya
Miguel Alonso Raya
*Miguel Alonso Raya es profesor, militante por las causas de la Educación Pública, la Seguridad Social, el Sindicalismo y el Partido de la Revolución Democrática.​ Ex diputado federal. ​Twitter: @AlonsoRaya_

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