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domingo, mayo 11, 2025

Construir acuerdos para darle viabilidad al PRD

Sin dejar de reconocer la libertad de expresión y los derechos políticos de los militantes del Partido de la Revolución Democrática (PRD), es momento de que todas las expresiones y dirigentes hagan un esfuerzo real por construir un acuerdo de unidad con civilidad, responsabilidad y congruencia para darle viabilidad al partido.

A diferencia de otros partidos donde las decisiones se toman de manera vertical y autoritaria, una de las características del PRD es el respeto a las discrepancias, la libertad de elegir y la toma de decisiones individuales y colectivas de sus integrantes.

Para dirimir sus diferencias, el PRD estableció en sus Estatutos órganos de deliberación y decisión pertinentes. Es en esos espacios a donde debemos llevar el debate, las inquietudes e inconformidades que han manifestado algunos militantes.

Igualmente, es ahí donde debe darse la discusión a fondo, pospuesta hasta el día de hoy, para tomar las mejores determinaciones ante los serios problemas que enfrenta el partido, fundado hace poco más de dos décadas para representar las demandas y las mejores causas a favor del pueblo de México.

De entrada, es necesario reconocer que el PRD atraviesa por una de las crisis más graves de su historia. Sin embargo, no por eso está desahuciado, es el esfuerzo más importante de unidad de las izquierdas de la historia política del país.

Pero esto no lo exime de los errores, excesos, abusos y corrupción cometidos por varios de sus militantes, así como de la complicidad con el poder en el que han incurrido algunos de sus líderes.

La acumulación de desviaciones y errores ha dividido al PRD y provocado que parte importante de la sociedad le retire su confianza, de esta situación todos somos corresponsables, sus corrientes y dirigentes; incluidos quienes han decidido abandonar el barco en medio de la tormenta, sin una mínima autocrítica ni consideración por los cargos y beneficios obtenidos durante sus años de militancia.

Es momento de serenar los ánimos. Priorizar el diálogo por encima de la polarización y retomar los ideales y aspiraciones que en su momento nos unieron. Así como de recordar que el PRD ha jugado un papel fundamental en los cambios progresistas y de avanzada registrados en México en los últimos veinticinco años.

También es cierto que el país enfrenta una grave crisis provocada por la clase tecnócrata que gobierna el país con gran insensibilidad desde hace treinta y cinco años, incluidos los llamados gobiernos de la alternancia. Todo lo cual ha provocado el hartazgo generalizado de la sociedad.

Superar los graves problemas que aquejan a la mayoría de mexicanos y recuperar la confianza de la sociedad en la política y en el sistema de vida fundado en la democracia, sólo será posible con el compromiso de todos los actores políticos, sociales y partidistas, entre ellos, el Partido de la Revolución Democrática.

Para colocar al partido por encima de cualquier divergencia e intereses de coyuntura, como sucede actualmente en el Estado de México, se requiere el consenso de sus dirigentes y corrientes. Los errores estratégicos de las dirigencias están a la vista.

Entre ellos, el no haber respaldado una alianza en el Estado de México con un candidato fuerte, como lo era Alejandro Encinas. Un escenario de este tipo habría permitido ganar el gobierno, lograr la alternancia en esa entidad y fortalecer al PRD.

Ahora se está pagando el costo de haber permitido que se impusieran los intereses políticos y económicos de un grupo, por encima de una estrategia integral para los comicios locales y rumbo a la elección presidencial de 2018. La eventual derrota en el Estado de México debilitará aún más a los perredistas.

Por si esto fuera poco, ahora se debate conducir al PRD a una elección interna que lo desgastará políticamente todavía más, lo desfondará económicamente y lo llevará a los tribunales. Para cuando dirima sus diferencias, si es que ello llega a suceder, los otros partidos y candidatos le llevarán una ventaja muy difícil de revertir.

La única salida es construir, entre todas las expresiones políticas, un acuerdo estratégico para detener el derrumbe definitivo. Se trata de elaborar una ruta con visión estratégica pensando en el país. Reagruparse, construir un acuerdo de unidad, posponer la elección interna y discutir a fondo la estrategia política y electoral rumbo a la elección presidencial de 2018.

Sin este acuerdo estratégico, el PRD no sólo se juega su viabilidad sino que sus corrientes y dirigentes cargarán con la responsabilidad de haber acabado con un proyecto histórico de izquierda por el que dieron su vida hombres y mujeres y en el que creyeron cientos de miles de militantes y millones de ciudadanos para la trasformación de este país.

El PRD jugó un papel fundamental para lograr la alternancia política y terminar con el régimen autoritario y de partido único. Promovió innumerables iniciativas para fortalecer la educación pública, los derechos humanos, políticos, económicos y sociales.

Impulsó reformas electorales para garantizar el derecho al voto, equidad en los procesos electorales y la creación de un órgano autónomo para organizar las elecciones. Sigue abanderado la lucha contra la corrupción, la desigualdad, la injusticia y la pobreza, y ha luchado para traducir en leyes infinidad de causas en favor de las niñas, niños, adolescentes, mujeres, adultos mayores, trabajadores de la ciudad y del campo y no asalariados.

El que la Ciudad de México tenga ahora una Constitución Política de avanzada se debe, en gran parte, al compromiso de los gobiernos perredistas.

De esa dimensión es importancia del PRD en el escenario político nacional. Por ello, la responsabilidad de reposicionarlo mediante acuerdos de carácter estratégico, pensando principalmente en el interés de los mexicanos.

La gente está harta de la corrupción, ha perdido la confianza a la clase política y está dispuesta a dar un golpe de timón. Se requiere pensar en un nuevo régimen para promover cambios de fondo. Es inadmisible que persistan gobiernos con tan baja representación y credibilidad, como el Enrique Peña Nieto.

Entre otras modificaciones, es necesario y urgente el rediseño institucional del país para abrir paso a los pesos y contrapesos en el ejercicio del poder y al reconocimiento de la diversidad y la pluralidad, promover gobiernos de coalición y en el que todas las fuerzas políticas tengan representación para fortalecer la gobernabilidad y construir un mejor proyecto de nación.

La mayoría de los mexicanos exige una sacudida del país y el PRD debe abanderar esta demanda promoviendo una gran alianza entre los partidos de izquierda y la sociedad, como en su momento lo hizo el Frente Democrático Nacional en 1988. Es factible repetir esta hazaña que cambió la historia de México, pero para ello es necesario que los políticos que dicen buscar que la situación actual cambie, coloquen por delante el interés nacional.

 

Twitter: @AlonsoRaya_

Miguel Alonso Raya
Miguel Alonso Raya
*Miguel Alonso Raya es profesor, militante por las causas de la Educación Pública, la Seguridad Social, el Sindicalismo y el Partido de la Revolución Democrática.​ Ex diputado federal. ​Twitter: @AlonsoRaya_

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