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martes, abril 23, 2024

Coronavirus pondrá a prueba el sistema de salud

La pandemia del Covid-19 pondrá a prueba el sistema de salud en México, mismo que atraviesa por una seria crisis ante la constante reducción presupuestal, el déficit de camas, equipo básico e infraestructura, médicos, enfermeras, desabasto de medicamentos; el aumento de la población y el incremento de las enfermedades crónico degenerativas. Pero también al gobierno y las decisiones que tome para enfrentar al coronavirus.

 Un problema grave es sin duda el limitado presupuesto para el sector salud que no ha crecido lo suficiente para atender a una mayor población en condición de vulnerabilidad, situación que está afectando la viabilidad de las principales instituciones de seguridad social como el IMSS y el ISSSTE, que atienden al mayor número de derechohabientes en nuestro país.

 Por otra parte, el Insabi, que sustituyó al Seguro Popular, enfrenta sus propios problemas en virtud de que surgió sin el presupuesto suficiente para poder garantizar a corto plazo la gratuidad de los servicios que ofrece y la cobertura al grupo de la población a la que está dirigida, que es aquella que no está afiliada aalgún instituto de seguridad social o que no tiene acceso a un servicio de salud privado.

De acuerdo con el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP) “En los últimos diez años, la brecha en el gasto per cápita entre instituciones de salud se redujo, ya que este indicador se contrajo en todas las instituciones de salud como resultado de un presupuesto insuficiente  y que no está vinculado al incremento en población afiliada”.

“Durante los últimos diez años, el gasto público en salud ha oscilado entre 2.5 y 2.9 del PIB, estimaciones propias y de organismos internacionales sugieren destinar, al menos al doble”.  (La Contracción del gasto pércapita en salud: 2010-2020. Centro de Investigación Económica y Presupuestaria, CIEP).

El propio presidente la República ha reconocido que el sistema de salud es un desastre y denunció los niveles de corrupción que existe en el sector, lo cual es real, el problema es que las acciones que implementó no fueron suficientes, a la luz de los resultados que se han obtenido, entre otras razones por la  política de austeridad mal planeada que complicó mucho más la capacidad de operación de clínicas y hospitales.

Esta situación, de por sí delicada, se complicará aún más con la irrupción de la pandemia de Coronavirus que en México está entrando en su Fase 2 y cuyas consecuencias se combinarán con los escenarios negativos que persisten en materia económica y con la crisis internacional de hidrocarburos.

El Centro de Estudios de las Finanzas Públicas (CEFP), de la Cámara de Diputados, advirtió que “los modelos de pronósticos aplicados según reportes de la Secretaría de Salud, precisa  que en el escenario  de mayor proporción, sin intervención, el contagio se ubicaría en un rango  de entre 600 mil a 1. 2 millones de personas”.  (Recursos para los programas G004 “Protección Contra Riesgos Sanitarios” y U009 “Vigilancia Epidemiológico”, PEF 2020).

La cuestión es que las medidas preventivas en México, según especialistas, iniciaron tardíamente y sin el presupuesto suficiente. China, por ejemplo, el país en donde se originó el contagio, implementó medidas tan estrictas que el hospital que construyó en un tiempo record exclusivamente para atender la pandemia, ya cerró al ser dado de alta el último de los pacientes.

Estados Unidos, por su parte, ya tomó decisiones drásticas como el cierre de vuelos provenientes de Europa, no permite eventos masivos, bajó la tasa de interés y destinó 50 mil millones de dólares para atender la pandemia. Francia implementó una estrategia integral no sólo sanitaria sino financiera destinada a minimizar el impacto en la economía nacional y en las finanzas de las empresas y de los trabajadores.

Por el contrario, en México, el Gobierno Federal y el subsecretario de Salud rechazaron la propuesta planteada en la Cámara de Diputados de destinar una partida especial de 25 mil millones de pesos adicionales al presupuesto a salud en 2020 para combatir el Coronavirus.

Además, con su política de “besos y abrazos”, y argumentos tales como “el “Coronavirus no es terrible ni fatal”, y “pandemias e infortunios no nos harán nada”; el Ejecutivo Federal no contribuye a fomentar la cultura de la prevención, que es la principal medida que se debe tomar en cuenta para frenar los contagios.

La actitud del presidente es irresponsable. Seguir realizando eventos masivos no sólo fomenta las condiciones para la propagación de la pandemia, sino que resulta un mal ejemplo o una actitud desafiante frente a las medidas preventivas que la Secretaría de Salud plantea.

Porque mientras el presidente continúa con este tipo de actividades, a la iniciativa privada ya se le sugirió no llevar a cabo actividades tales como conciertos y eventos deportivos, que sin duda generarán pérdidas económicas considerables que se sumarán a la incertidumbre por la que ya atraviesa el país ante la falta de crecimiento, la caída del precio del petróleo y la debilidad del peso frente al dólar que esta semana alcanzó niveles históricos.

Lo más grave de esta situación es que, como siempre, los más afectados serían los grupos más vulnerables de la población y los de menos recursos ante la crisis del sector salud, el agravamiento de la pandemia y la incapacidad del gobierno para atenderla.

Más responsabilidad, planeación y recursos; y menos demagogia y politiquería frente a una emergencia que metió en crisis, incluso, a países con alto nivel de desarrollo y mayor capacidad económica y sanitaria que México.

Miguel Alonso Raya
Miguel Alonso Raya
*Miguel Alonso Raya es profesor, militante por las causas de la Educación Pública, la Seguridad Social, el Sindicalismo y el Partido de la Revolución Democrática.​ Ex diputado federal. ​Twitter: @AlonsoRaya_

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