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viernes, abril 26, 2024

El crimen organizado desafía al gobierno y al Coronavirus

A pesar del confinamiento para evitar que se incremente el número de contagios del COVID-19, y de los llamados presidenciales a la buena voluntad de los delincuentes, el crimen organizado desafía tanto al Gobierno Federal, como a los estatales; y sigue actuando impunemente provocando el incremento de la violencia, la inseguridad y los homicidios.

En plena pandemia, de acuerdo con el Sistema Nacional de Seguridad Pública, marzo de 2020 fue el mes más violento del sexenio, ya que se registraron 3,078 víctimas de homicidios dolosos y feminicidios. Por si fuera poco, el 20 de abril se registraron 114 crímenes, la cifra más alta de asesinatos violentos, en un día, en lo que va del año.

Este desalentador y sangriento panorama se extiende a lo largo y ancho de la geografía nacional; en donde Guanajuato destaca por la violencia, la inseguridad y también por el incremento de homicidios y feminicidios.  El 28 de marzo, el segundo día más violento del año, se registraron 102 homicidios. De los cuales, sólo en ese día, hubo 11 en la entidad.

Pero ni siquiera el crecimiento desmesurado de la violencia y los homicidios es motivo suficiente para que la sensatez se exprese y se haga un esfuerzo serio por fortalecer la coordinación en materia de seguridad entre el Gobierno Federal y los gobiernos de los estados, que se culpan mutuamente.

El presidente de la República sostuvo, por ejemplo, que Guanajuato con el crecimiento industrial y la generación de empleos no ha logrado disminuir la violencia sino que ésta ha aumentado y por ello, acusó, “es un estado con neoliberalismo fracasado”.

Más rápido de lo que su administración actúa contra los grupos delincuenciales, el Gobernador Diego Sinhue Rodríguez, reviró al presidente y argumentó que la inseguridad es un mal nacional que debe enfrentarse con los tres niveles de gobierno.

Y en efecto, tiene razón, pero mientras eso sucede, tanto el Ejecutivo Federal como el Estatal usan de pretexto la violencia para hacerse propaganda, sin importarles que si ellos no son capaces de ponerse de acuerdo, el crimen organizado ocupa los vacíos que deja el Estado Mexicano.

Un claro ejemplo son las despensas que las organizaciones delincuenciales están entregando durante el confinamiento a familias de escasos recursos en varios estados de la República, entre ellos Guanajuato, para granjearse el favor de la población. Frente a ello, es evidente el disimulo de las autoridades, que hacen como que no se percatan de este hecho o, en el peor de los casos, como lo hizo el presidente de la República, opta por pedirles que “no se pasen”.

A la luz de los resultados, es evidente que los llamados presidenciales de abrazos y no balazos, a portarse bien o acusar a los delincuentes con sus abuelitos, no sirven de nada. Con esta actitud, el presidente declina de sus funciones como Jefe del Estado Mexicano y de su responsabilidad constitucional de garantizar la seguridad de todas y todos los mexicanos.

De tal manera que el Coronavirus y el desplome del precio del petróleo no son las únicas crisis que actualmente enfrenta México. En realidad, se vinieron a sumar a lo que ya padecía el país como la de inseguridad y la falta de crecimiento económico, que nos pueden llevar a una crisis social de gran envergadura.

Seguirse negando al diálogo, como lo ha hecho el presidente, generará más incertidumbre y mayores dificultades para enfrentar el desempleo, la pobreza, la desigualdad, la violencia, y más problemas en el sistema de salud.

De las muchas lecciones que está dejando el Coronovirus es que los gobiernos de todo el mundo, el de México incluido, se tienen que reinventar y eso implica la disposición a la construcción de acuerdos.

Los países que han enfrentado con mayor éxito la pandemia han sido aquellos en donde el gobierno y todos los sectores, entre ellos la oposición, optaron por hacer a un lado, aunque fuera momentáneamente, sus intereses, para trabajar juntos y proteger a la población. Donde no ha sido así, los costos han resultado altísimos y, en su mayor parte, los han pagado los grupos de la población más vulnerables y con menos recursos.

Miguel Alonso Raya
Miguel Alonso Raya
*Miguel Alonso Raya es profesor, militante por las causas de la Educación Pública, la Seguridad Social, el Sindicalismo y el Partido de la Revolución Democrática.​ Ex diputado federal. ​Twitter: @AlonsoRaya_

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