Está claro que las mujeres se han convertido en el dolor de cabeza de Andrés Manuel López Obrador. Su otrora capacidad de adaptación que lo llevó, después de tres intentos, a la Presidencia de la República, no le ha servido para entender que el feminismo es la fuerza de cambio más contundente de los tiempos modernos.
El feminismo tiene una naturaleza distinta a otras organizaciones, que López Obrador no ha sabido descifrar. En principio porque no quiere y segundo, porque no lo entiende.
López Obrador está anclado en el pasado. Su discurso nacionalista y contra la corrupción le sirvió para ganar las elecciones y el debate frente a los partidos tradicionales que no quisieron ni tampoco supieron evolucionar.
Pero no para entender las nuevas demandas de cambio, gran parte de ellas promovidas por las y los jóvenes; y las mujeres, dos grupos que juntos suman cerca del 75 por ciento de la población y que se han fusionado en la defensa de sus derechos.
En su discurso populista, monolítico e inamovible, López Obrador metió en el mismo saco a los partidos, los empresarios, las organizaciones civiles, las dirigencias sindicales, del campo, y a las mujeres.
Craso error. No hay manera de relacionar las organizaciones corporativas tradicionales, con el feminismo que ha promovido la movilización social contemporánea más significativa, trascendente y efectiva en el mundo.
Particularmente en México, donde la inequidad entre hombres y mujeres es brutal, se comenten 10 feminicidios cada 24 horas, 4 de cada 10 mujeres mayores de 18 años han sufrido algún tipo de acoso y el 99.8 por ciento de las denuncias por este tipo de delitos quedan impunes.
De acuerdo con el Censo de Población y Vivienda 2020, en México hay 64,540, 634 mujeres, mismas que componen el 51.2% de la población total.
Del total de la población ocupada de 25 años y más que se desempeña como funcionarios y directivos de los sectores público, privado y social, 39.0% son mujeres.
En 2018, 40.7% de las judicaturas y magistraturas en los juzgados y tribunales superiores de justicia estatales estaban a cargo de mujeres; 48.2% y 49.2% de las posiciones en la Cámara de Diputados y en el Senado estaban ocupadas por mujeres; y en los Ayuntamientos 44.9% eran regidoras, síndicas o presidentas municipales.
Las mujeres son propietarias de un tercio (36.6%) de los establecimientos micro, pequeños y medianos de manufacturas, comercio y servicios privados no financieros (MIPYMES). Las mujeres propietarias contratan más mujeres para trabajar (dos mujeres remuneradas por cada hombre) y 86.1% de su personal permanece empleado durante todo el año.
Lo que con toda justicia reclaman las mujeres, a partir del importante rol que desempeñan actualmente en México, son condiciones de seguridad e igualdad para su desarrollo personal, académico y profesional, pero sobre todo exigen respeto, no permiso, para el ejercicio de su libertad.
Piden poner fin al pacto patriarcal, a los feminicidios y crímenes de odio; demandan castigo a los responsable, protocolos de alertas e investigación de los casos; igualdad de género y derechos; derecho a decidir: maternidad libre y elegida, por el derecho al aborto legal, seguro, libre y gratuito en todo el país; reconocimiento del trabajo reproductivo no remunerado y universidades y escuelas libres de violencia.
Pero el Presidente no entiende que no entiende. Su tozudo empeño en defender la candidatura de Félix Salgado Macedonio, acusado de múltiples violaciones y el muro que levantó frente a Palacio Nacional, en ocasión de las marchas por el Día Internacional de la Mujer, es un reflejo de su desprecio a las demandas y reclamos de las mujeres.
López Obrador y el muro que ordenó levantar encarnan justamente la injusticia, la impunidad, el patriarcado y la violencia contra las que luchan las mujeres. Pero el Presidente, a dos años de su gobierno, todavía no entiende que ningún muro detendrá la exigencia las mujeres por sus derechos.
Sin duda, las mexicanas seguirán tomando las calles y el 6 de junio le cobrarán en las urnas a López Obrador, y a su partido, todos sus agravios. Al tiempo. #YaCholedeimpunidad. #NingúnAgresorAlPoder