La insistencia de López Obrador, y de Morena, en darle un uso político a las vacunas, la improvisación y las ocurrencias, aunado a la tardanza en las entregas, retrasará aún más la campaña de vacunación, lo que prolongará los estragos de la pandemia y agudizará la crisis económica y la pérdida de empleos.
Hasta el 13 de febrero, en México se habían aplicado 726 mil 313 vacunas contra el Coronavirus a trabajadores de salud y docentes.
La cuestión es que sólo 82 mil personas de este grupo ha recibido las dos vacunas y el resto sólo una, así que su inmunización está incompleta.
Estos nimios avances contrastan con los pasos agigantados que han dado otras naciones en el continente que en un periodo muy corto ya cubrieron gran parte de su población, lo que les permitirá contener la pandemia, los contagios y las hospitalizaciones.
En Estados Unidos, por ejemplo, el Presidente Biden anunció que estaba en camino de lograr su objetivo de aplicar 100 millones de dosis de vacunas a estadounidenses en sus primeros 100 días de mandato. Informó además que su país tendrá suficientes vacunas contra el coronavirus para 300 millones de sus habitantes a finales de julio.
En el caso de Chile, que inició el 3 de febrero la campaña de vacunación, ya aplicó al menos la primera dosis a 1.9 millones de personas y más de un millón son adultos mayores a 69 años, mientras que el resto corresponde a personal médico, fuerzas de seguridad, funcionarios de tareas esenciales y profesores.
Mientras que en México, ni siquiera los dos grupos prioritarios, personal médico al frente de la pandemia y adultos mayores, han sido inmunizados.
Y esto obedece fundamentalmente a la mala planeación de la campaña de vacunación, a los retrasos en la entrega de los lotes, y a la intromisión del Presidente, cuyas ocurrencias continuas generan rezagos y desvían dosis y recursos.
Es absurdo que a los 20 mil servidores de la nación se les haya aplicado la primera dosis, mientras que al personal médico se le retrasó la aplicación de la segunda vacuna y apenas hasta ahora inicia la vacunación de adultos mayores.
El Presidente anunció este domingo el inicio de la vacunación de los poco más de 14 millones de adultos mayores de 60 años, pero de nueva cuenta con evidentes contradicciones y decisiones erróneas.
López Obrador dio la instrucción de vacunar a los adultos mayores de las zonas rurales, lo que en términos de contención de la pandemia tendrá resultados magros, puesto que los altos niveles de contagio y decesos se encuentran en las zonas urbanas, particularmente en las grandes ciudades.
Guanajuato es un ejemplo. En Atarjea, con cerca de 5, 610 habitantes, sólo se ha presentado un contagio, mientras que León, con aproximadamente 2 millones 115 mil habitantes; al 14 de febrero tenía 38,052 casos de contagios confirmados y, lamentablemente, 3 mil157 defunciones.
Es decir, lo que se debe de hacer es vacunar de manera simultánea a las y los adultos mayores de todo el país, pero darle prioridad a los zonas de alto contagio porque si lo que se pretende es salvar vidas, lo primero que se tiene que contener es el alto índice de contagio y esto se registra en las zonas de mayor densidad poblacional.
La cuestión es que las decisiones del Presidente no atienden criterios científicos, sino de clientelismo electoral. Presume su falaz argumento de “primero los pobres”; mientras tanto el Covid está matando por miles a las personas de menores recursos, más en zonas urbanas que rurales, por las malas decisiones de su gobierno.
