- Publicidad -
viernes, abril 26, 2024

En la indefinición, el tema migratorio en la agenda de México-Estados Unidos

La ambigüedad con la que el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, abordó en su visita a México la reforma migratoria, refleja la complejidad del tema que hoy discute el Senado de su país, y la diferencia de perspectivas que prevalecen entre el propio Obama y el llamado Grupo de los ocho, legisladores demócratas y republicanos, que impulsan  la iniciativa de reforma migratoria.

El tema migratorio fue abordado por Obama más como estrategia discursiva y mediática, en el marco de la discusión que actualmente tiene lugar en Estados Unidos, que con propuestas de acciones para atender la oleada imparable de migrantes mexicanos y latinoamericanos que buscan ingresar ilegalmente a Estados Unidos.

De hecho, la preocupación que Obama expresó en sus declaraciones, no se reflejó en la Declaración Conjunta firmada por él y el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto.

La reforma migratoria ha sido una bandera de Obama desde su primera campaña a la presidencia, lo que ha inclinado a su favor el voto hispano, que tiene ahora un peso decisivo en las elecciones. Cerca de 12.2 millones de hispanos votaron en los comicios de noviembre de 2012, en los que Obama fue electo para un segundo periodo, la mayor parte de los cuales votó por él, cifrando su esperanza en eventuales cambios la legislación migratoria.

Los ejes de la Declaración son competitividad económica, vínculos entre ambas sociedades, liderazgo global y regional y seguridad ciudadana; cada uno con acuerdos específicos de trabajo conjunto. El documento sólo consigna el compromiso de Obama de seguir impulsado una reforma de sentido común que reconozca las aportaciones de los migrantes, incluyendo los mexicanos. Incluso, en la conferencia, al término de su reunión en Palacio Nacional con Peña Nieto, Obama apuntó que seguridad y migración no deben dominar la agenda bilateral.

El presidente mexicano también fue ambiguo al respecto; dijo entender que este es un asunto de política interna de Estados Unidos, con lo que minimiza el impacto que el fenómeno migratorio tiene para ambas naciones, en términos económicos, sociales, culturales, de seguridad, violación de derechos humanos, incertidumbre laboral, y el abuso que sufren millones de mexicanos que luchan por sobrevivir en el vecino país del norte.

Pero además, la falta de esta legislación en Estados Unidos, promueve la migración, a través del territorio mexicano, de miles de indocumentados de países latinoamericanos, lo que conlleva inseguridad, violencia, asesinatos masivos, delincuencia organizada, violación de derechos humanos, abusos, y corrupción, entre otros males.

El fenómeno de la globalización y la expansión de los intercambios comerciales han generado más interdependencia entre los países, en el caso de México y Estados Unidos esto es particularmente cierto considerando la magnitud de su frontera y los vínculos históricos que los unen.

México es cada día un país con mayor incidencia en ámbito internacional, y por lo tanto hay que saber aprovechar esta condición, para poder tener una relación distinta con Estados Unidos en la diversidad de temas de la agenda bilateral, pero particularmente en el asunto de la migración y el peso económico que tiene para las dos naciones.

De acuerdo con el Anuario de Migración y Remesas 2013, elaborado por la Fundación BBVA Bancomer, en 2012 residían en Estados Unidos 11.9 millones de personas nacidas en México. Considerando a los mexicanos de 2da y 3ra generación en total suman 33.7 millones de mexicanos en ese país.

Esta investigación determinó de los 11.9 millones de inmigrantes mexicanos en Estados Unidos, 7.8 millones (cerca del 69%) forman parte de la Población Económicamente Activa (población ocupada o en busca de empleo), de ese país.

Se calcula que el 11.9% los migrantes con empleo en Estados Unidos tiene un salario anual de menos de 10 mil dólares; 26.7% obtiene de 20 mil a 29 mil 999 dólares; 16.4%, gana de 30 mil a 39 mil 999 dólares; y el 14.4% recibe 40 mil dólares o más. De tal manera que, a la cotización actual, el grueso de la población  de mexicanos que laboran en Estados Unidos percibe entre 246 mil y 492 mil al año; cantidades muy superiores al ingreso anual de un trabajador en México.

En este panorama, Guanajuato ocupa un lugar preponderante, porque según datos del ENEGI, del Censo 2010, indican que nuestra entidad es la que más mexicanos  expulsa a Estados Unidos. Tan sólo de 2005 a 2010 salieron cerca de 118 mil guanajuatenses, lo que representó el 10.8 por ciento del total de los migrantes de México en ese periodo. De los municipios del país, León ocupa el primer lugar por el número de personas que emigran al vecino país del norte.

Información del mismo estudio, precisa que México es el tercer mayor receptor de remesas del mundo con un flujo en 2011 de alrededor de 22,500 millones de dólares al año. En general, la distribución de las remesas está estrechamente ligada a las regiones expulsoras de migrantes. Michoacán, Guanajuato, Jalisco, México, Puebla y Oaxaca son las principales entidades federativas receptoras de remesas. En estos seis estados se concentraba casi la mitad de las remesas que se recibieron en el país en 2011.

En ese año, Guanajuato fue receptor de 2,155.8 millones de dólares de remesas, que benefició al 7.7 por ciento de los hogares del estado. Miles de familias de la entidad se ayudan con los recursos que envían los migrantes, lo que también fortalece la economía del estado, y mitiga los efectos de la pobreza.

La aprobación de la reforma migratoria, tantas veces postergada; fomentaría el empleo, permitiría una mayor seguridad, regularizaría el status laboral y disminuiría las deportaciones de un número importante de indocumentados mexicanos, no todos cubrirían   los requisitos que se plantean, que actualmente viven en Estados Unidos; pero difícilmente frenaría la migración ilegal de mexicanos hacía ese país, en tanto persista la incapacidad de los gobiernos federal, estatales y municipales por atender la multiplicidad de causas que obligan cada año a miles de mexicanos a migrar en busca de una mejor calidad de vida para sus familias.

En este sentido, Obama tiene razón al afirmar, en el Museo de Antropología, que “la solución a largo plazo para el reto de la inmigración ilegal es un México creciente y próspero que cree más puestos de trabajo y oportunidades para los jóvenes aquí”

Correo: agustin.alonso@congreso.gob.mx
Twitter: @AlonsoRaya_

Miguel Alonso Raya
Miguel Alonso Raya
*Miguel Alonso Raya es profesor, militante por las causas de la Educación Pública, la Seguridad Social, el Sindicalismo y el Partido de la Revolución Democrática.​ Ex diputado federal. ​Twitter: @AlonsoRaya_

ÚLTIMAS NOTICIAS

ÚLTIMAS NOTICIAS

LO MÁS LEÍDO