El haber logrado que el Ejecutivo Federal no incluyera en su iniciativa de reforma hacendaria el Impuesto al Valor Agregado (IVA) para alimentos y medicinas, es una gran victoria de las fuerzas progresistas del país.
Otro triunfo es la modificación de los regímenes especiales en el pago de impuestos, tanto el de consolidación como el simplificado; así como el hecho de que en la propuesta se rompe con lo que se había convertido en un dogma de no mover el déficit cero, porque esto permitirá fortalecer la inversión y el crecimiento del país, lo que creará fuentes de empleos.
Estas son demandas históricas de las fuerzas progresistas, en particular de la izquierda, incluidas, por cierto, corrientes al interior del Partido Revolucionario Institucional (PRI), porque muchos militantes priistas no están de acuerdo con el IVA en alimentos y medicinas, ni con la privatización de Petróleos Mexicanos.
En el Partido de la Revolución Democrática (PRD) reivindicamos que se incorporen la pensión para adultos mayores de 65 años y la creación del seguro de desempleo.
En el marco de la discusión de la reforma a la Ley Federal del Trabajo, en el paquete de iniciativas que presentó el PRD, se incluyeron estas dos propuestas que ahora son tomadas en cuenta.
Es bueno que el gobierno federal haya sido receptivo y que reconozca que el IVA en alimentos y medicinas no resuelve el problema de la falta de recursos del país, y además atienda la exigencia de que paguen impuestos los que tradicionalmente no han pagado.
La iniciativa de reforma hacendaria, que en breve discutirá el congreso, es el inicio de un proceso para dejar de subsidiar y de ser cómplices de las 436 empresas nacionales e internacionales que se amparan en el régimen de consolidación fiscal y el régimen simplificado, y terminan prácticamente por no pagar impuestos.
Empresas como Cemex, Grupo Carso, Televisa, Televisión Azteca, Bimbo, entre otras, actualmente cubren cuando mucho el 2 por ciento de impuestos porque a través del régimen de consolidación tienen la posibilidad de compensar pérdidas con ganancias y reducir su pago, y además diferirlo hasta en cinco ejercicios fiscales.
La propuesta de reforma hacendaria es un buen paso en la dirección correcta, aunque todavía es necesario apretar para que se vaya más a fondo, hay que revisar por ejemplo la progresividad del Impuesto Sobre la Renta (ISR).
En mi opinión, hay que bajar el pago de ISR a las personas que ganan de 10 mil a 12 mil pesos mensuales y elevarlo entre quienes perciben más de un millón al año, para efecto de que este impuesto sea realmente progresivo y justo.
Estos elementos que considera la iniciativa es otra visión de lo que realmente deben ser los impuestos y del rumbo que necesita tomar el país para atender el conjunto de reclamos sociales y necesidades que existen.
Hay algunos impuestos que propone la iniciativa del Ejecutivo Federal que son cuestionables, como la aplicación de IVA a colegiaturas e hipotecas, entre otros, en los que el PRD no está de acuerdo e impulsaremos su revisión y la búsqueda de alternativas.
En general tenemos que ser receptivos a un problema que existe en el país, que tiene que ver con que nadie quiere pagar impuestos.
El problema es que arrastramos una cultura paternalista en la que todo mundo espera que el gobierno le dé, pero nadie quiere aportar para que el Estado mexicano tenga una fortaleza fiscal que le permita atender los problemas y carencias de la nación.
Algunos problemas vitales en educación, salud, pensiones o seguridad social en general, entre otros, no se han atendido de manera integral por falta de recursos debido a la baja recaudación fiscal. Estas necesidades demandan una cantidad enorme de dinero que de algún lado tiene que salir.
El Grupo Parlamentario del PRD convocará a reuniones con especialistas para analizar con detenimiento la propuesta de reforma hacendaria, a fin de estar en condiciones de exponer en qué estamos y en qué no estamos de acuerdo, emitir propuestas fundadas y proponer alternativas viables a fin de que el país tenga los ingresos que requiere para atender la diversidad de problemas que enfrenta.
Lo que hemos venido planteando, y que parcialmente se recoge en la iniciativa, es que apliquemos los impuestos bajo un principio de justicia, es decir, que todos debemos pagar, pero deben pagar más los que más ganan.
Esto debe ser acompañado además por el fortalecimiento de la rendición de cuentas, la transparencia y el combate a la corrupción, cuyos instrumentos legales ya se discuten con la reforma al Instituto Federal de Acceso a la Información y Protección de Datos (IFAI), y la creación de la comisión anticorrupción; porque los ciudadanos deben tener garantías de que sus impuestos y los recursos públicos no serán utilizados para beneficio de los funcionarios.
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