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viernes, abril 19, 2024

La realidad, principal adversario del gobierno

Aunque insista en que él tiene sus propios datos, que descalifique una y otra vez las advertencias de organismos nacionales e internacionales, que no escuche las propuestas de diversos sectores de la sociedad y que ignore la urgencia de cambios en sus políticas públicas y en su equipo de gobierno; lo que el presidente de la República no puede ocultar es que el país tiene problemas muy graves en diversos rubros, particularmente en la economía y la seguridad. 

La realidad se ha convertido en el principal adversario de Andrés Manuel y su gabinete. Él puede inventar riesgos de golpes de Estado, minimizar cada mañana los preocupantes acontecimientos diarios o buscar desviar la atención; pero lo que no puede ocultar son los hechos. Y estos indican que el país camina al filo de una navaja.

La economía no crece, no hay inversión pública ni privada, el empleo se desplomó, la violencia se recrudece, varios estados de la República tienen  regiones prácticamente en guerra, el crimen organizado está empoderado, la impunidad crece por una Fiscalía General de la República apanicada y la Guardia Nacional no está funcionando acorde con la expectativas.

El presidente descalifica las críticas e ignora las propuestas, acusando que todo aquel que demanda apoyo quiere moches. Argumenta que la gente ya no quiere corrupción, y eso es verdad; pero también es  cierto que la población tampoco acepta gobiernos ineficientes.

Al  presidente le gana la desconfianza y cree que cualquier demanda, reclamo o exigencia de mayor presupuesto tiene que ver con intereses personales o de grupo, pero se le olvidan los negocios que al amparo de los recursos públicos le ha permitido a Ricardo Salinas Pliego, a pesar de que afirme que en este gobierno ya no hay proveedores predilectos. 

La gente ya muestra su molestia porque las acciones que el Gobierno Federal realiza en materia de seguridad no están funcionando y también reciente los problemas de la economía nacional.

Un dato que ya prendió las alertas, producto de una combinación de factores, es que los retiros parciales de las Afores por desempleo han roto todos los récords desde que se estableció en el país el Sistema de Ahorro para el Retiro. En los primeros diez meses de 2019, los trabajadores desempleados han retirado 10 mil 500 millones de pesos.

El problema de fondo es que el presidente no ha destinado recursos suficientes para poder echar andar los cambios legislativos y los programas que ha impulsado en su primer año de gobierno. Es el caso de la Guardia Nacional, de las reformas en materia laboral, educación, y salud; los programas para el campo, la ganadería, así como el presupuesto para estados y municipios; entre otros.

Además, ha retenido el ejercicio del presupuesto, reducido drásticamente el gasto en áreas prioritarias y desmontado políticas públicas que, en algunos casos, es cierto, tenían fallas, pero eran corregibles. Lo que ha propuesto en su lugar tampoco ha estado exento de corrupción.

Un claro ejemplo son los superdelegados, que sustituyeron a las representaciones de las dependencias federales en los estados. Varios han suscitado escándalos de corrupción, montado aparatos burocráticos sumamente onerosos y utilizado los programas sociales con fines clientelares. 

Muchas de estas acciones han tenido consecuencias negativas. Lo preocupante es que el presidente no es sensible y no escucha ni a sus propios partidarios. Ve enemigos por todas partes. 

Por ejemplo, varios de quienes encabezan el bloqueo en estos momentos en la Cámara de Diputados en demanda de mayores recursos para el campo en el Presupuesto 2020, son diputados de Morena cuyas organizaciones apoyaron a Andrés Manuel en 2018. Incluso a ellos los acusa de corruptos y de querer moches. 

Y lo mismo sucede con otros actores políticos y organizaciones que en ejercicio de su derecho constitucional se reúnen para hacer propuestas y buscar alternativas frente a lo que acontece en el país. A ellos, sin más, Andrés Manuel  y sus testaferros, los acusan de golpistas.

Frente a los ingentes problemas que padece México, ya es hora de que el presidente deje de ver adversarios y enemigos por todas partes, guarde los adjetivos y se disponga a sentar las bases para la verdadera reconciliación nacional, con justicia, bienestar y paz.

El mensaje en las urnas fue contundente. La gente estaba harta de tanta inseguridad, ineficacia y corrupción. Lo grave es que los problemas empeoran. Es menester que el presidente entienda que se requiere construir un Nuevo Acuerdo Social para enfrentar juntos la adversidad. De lo contrario, la realidad seguirá imponiéndose y, lamentablemente, quienes seguirán pagando los platos rotos serán las y los mexicanos.

Miguel Alonso Raya
Miguel Alonso Raya
*Miguel Alonso Raya es profesor, militante por las causas de la Educación Pública, la Seguridad Social, el Sindicalismo y el Partido de la Revolución Democrática.​ Ex diputado federal. ​Twitter: @AlonsoRaya_

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