Asediado por las preguntas la Coordinadora del PRD, Verónica Juárez Piña, y de otros coordinadores de oposición que le exigieron transparencia en la información, el Dr. Hugo López-Gatell aceptó, en la reunión del pasado 4 de junio con la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados, que los decesos en México por COVID-19, podrían ser 35 mil.
López-Gatell inicialmente había pronosticado de 6 mil a 8 mil fallecimientos. Luego, cambió la cifra y dijo que tal vez 15 mil, ahora reconoce que podrían ser el doble. Hasta el domingo 7 de junio, según las cifras oficiales, ya había 14,053 defunciones por Coronavirus y 120,102 contagiados confirmados. Simplemente, al subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, las cifras no le cuadran.
Lo peor es que los datos oficiales que él presenta todos los días, han perdido credibilidad. Organismos internacionales, especialistas y diversos medios de comunicación extranjeros, con datos obtenidos de la propia Secretaría de Salud, han pronosticado que el número de muertes y contagio por Coronavirus podrían ser tres veces más de los que reconoce el Gobierno Federal.
Sólo con las cifras oficiales, sin considerar el subregistro, que por fin reconoció el propio Dr. Gatell, ni el rezago en la entrega de los datos; México ya rebasó a China, tiene el índice de letalidad más alto en América Latina y se encuentra dentro de los tres más altos del mundo según la Universidad de Johns Hopkins.
A todas luces es claro que la pandemia está rebasando al gobierno, por más que den maromas para confundir, y ahora lo que están tratando de hacer, es administrar la información y acomodar las cifras para justificar la “nueva normalidad” y el reinicio de la campaña política con las giras del presidente.
Lo preocupante es que ambas decisiones se toman no sólo en pleno pico de la pandemia, cuando el número de muertos y de contagios se incrementan, sino con todo el país con semáforo en rojo, cuando hay más riesgo de contagio, porque el “COVID-19 está es su máximo nivel de intensidad”, según el propio López-Gatell.
Pareciera, como bien dice la Dra. Laurine Ann Ximénez-Fyvie, jefa de laboratorio de genética de la UNAM, que la autoridad sólo está de espectador.
Pero “el trabajo de la autoridad no es servir como espectador de la catástrofe que ocurre y simplemente informarla”, enfatizó en la entrevista que le hizo Carlos Loret de Mola, en su nuevo programa Latinus. (https://www.youtube.com/watch?v=yMbDPma3Fo0)
A decir de la Doctora “no entendieron su trabajo desde un principio, porque el trabajo del Dr.Hugo López-Gatell, desde el primer día, era impedir la diseminación de los contagios en este país, impedir que esto se saliera de control.”
Un tema también importante que le fue planteado a Gatell y que este minimizó fue el estrés y la inconformidad del personal de salud no sólo porque no se les proporcionó el equipo de protección oportunamente y con la calidad requerida, sino porque una parte importante de los hospitales ya están colapsados y el personal con fuertes niveles de agotamiento por el cansancio y la presión a la que están sometidos.
Como dice la Maestra Odilia Ulloa, “este “malestar sanitario” se expresa por los trabajadores en los pasillos de los hospitales por miedo a perder el empleo y enfrentar represalias, pero también en protestas públicas que demandan lo más elemental: contar de manera continua y garantizada con material especializado para desempeñar con “máxima seguridad” su trabajo en áreas COVID-19 y no COVID. Un trabajo que en sí mismo ya es bastante estresante y traumático.”
Por otra parte, a la heroína “Susana Distancia” que se metió en los hogares y conciencia de todos los mexicanos la están matando con mensajes contradictorios como la terminación de la “Jornada de Sana Distancia” y el inicio de la llamada “nueva normalidad”.
No puede transitarse a una “nueva normalidad sin “sana distancia” ni consintiendo, por parte de la autoridad sanitaria, “mensajes contradictorios” de actores del gobierno.
Por eso, suscribo la frase de la Dra. Ximenez-Fyvie: ”ya estuvo de demagogia, de política, de palabras huecas, de cifras que no significan nada”. Es hora de hacer a un lado intereses políticos, tomar en serio la pandemia y proteger la salud de las y los mexicanos.