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martes, abril 23, 2024

Las mujeres sacudieron y paralizaron el país

Un alud de mujeres de todas las edades y estratos sociales se movilizó por miles en los espacios públicos y en las calles de decenas de ciudades a lo largo y ancho del país y millones de ellas paralizaron la nación exigiendo justicia, alto a los feminicidios y a la violencia de género, el fin de la impunidad y el machismo, y por la igualdad sustantiva y la libertad; en el marco del Día Internacional de la Mujer, y del paro nacional que se llevó a cabo el 9 de marzo.

En la ciudad de México, el epicentro político del país, se registró la mayor concentración. Las cifras oficiales que hablan de 80 mil se quedan cortas. Niñas, jóvenes, mujeres adultas y adultas mayores marcharon conformando una concentración que desde hace muchos años no se veía, exigiendo alto a la violencia feminicida que ha colocado al país como uno de los más peligrosos para las mujeres y niñas en el mundo.

Y razones para estar indignadas les sobran. Diez Mujeres son asesinadas, una de ellas niña o adolescente, todos los días en México y la brutalidad contra ellas se incrementa cada vez más. El mismo Día Internacional de la Mujer cuatro  fueron ultimadas, entre ellas una adolescente de 17 años embarazada.

México ya no será el mismo después del 8 y 9 de marzo de 2020. Nunca antes se había dado una movilización tan masiva y exitosa de mujeres exigiendo fin a la violencia y el respeto a sus derechos.

Sin duda, el hostigamiento, la descalificación y la agresión por parte del presidente fortaleció la convocatoria y obtuvo una respuesta diferente a la que él esperaba.

Su comportamiento  machista enardeció a muchas y las convenció de salir a la calle a exigir y luchar por sus derechos ante un Jefe de Estado que se dice “experto”, en materia de género y “humanista”, pero que en los hechos encabeza un gobierno que las ha agraviado, retirado presupuesto y muchos programas públicos de ayuda y carece además de políticas públicas con perspectiva de género.

La conducta del presidente es, sin embargo, sólo un factor porque desde hace muchos años las mujeres han tomado conciencia de la necesidad de luchar por sus derechos y han logrado avances muy importantes en diversos ámbitos de la sociedad.

En el Congreso de la Unión, por ejemplo, la LXIV Legislatura está conformada por un 50% de mujeres y 50% de hombres, ambas cámaras son presididas por mujeres y lo mismo sucede en diversos ámbitos de la sociedad como la academia, el sistema educativo, la cultura, la ciencia, las empresas, los gobiernos y el deportivo, entre otros.

Uno de los grandes logros es que las mujeres lograron sacudir al país, alcanzaron una mayor visibilidad de sus demandas y concretaron muchas exigencias que antes nos les había sido posible o que eran ignoradas.

Algunos ejemplos son los despidos de docentes o funcionarios señalados por acoso sexual, la reactivación de expedientes que estaban detenidos, como las detenciones de los presuntos responsables del caso Abril; y que las autoridades policiacas y el Ministerio Público actúen con más celeridad en hechos de violencia contra las mujeres, como la detención del futbolista profesional Renato Ibarra.

De igual manera, la protesta contra los feminicidios, el acoso y la violencia ha puesto contra la pared a las autoridades de todos los niveles de gobierno, a los Poderes de la Unión, así como a las universidades públicas y privadas. Se trata de los gobiernos de Puebla, pero también de Veracruz, Guanajuato y otros estados.

La virtud de este movimiento es que no sólo concita el apoyo de las mujeres, sino que aglutina una diversidad de grupos de la población que respaldan sus peticiones, particularmente de las y los jóvenes que buscan remover y sacudir estructuras anquilosadas no sólo de los gobiernos, sino de las instituciones en general y en particular del sistema educativo nacional.

Sin embargo, es una lucha que debe continuar para poder alcanzar objetivos específicos en materia legislativa y de políticas públicas. Se trata que las demandas se traduzcan en hechos concretos como la modificación a planes y programas de estudio para la educación inclusiva y la igualdad sustantiva con perspectiva de género en todos los niveles educativos, la obligatoriedad de la educación inicial, despenalizar el aborto, la transformación de la procuración de justicia y del Poder Judicial y, sobre todo, acelerar las investigaciones para combatir el rezago con Ministerios Públicos especializados. Cero tolerancia combatiendo la impunidad de todo tipo de violencia contra las mujeres.

La mayor virtud de esta movilización es que rebasa las formas de organización tradicionales, abriéndole paso a la imaginación e iniciativas personales y colectivas, que van más allá de los mecanismos políticos tradicionales, de las organizaciones sociales o los  partidos políticos. Sus exigencias son legitimas, pero además marcan una agenda en materia política, jurídica y de políticas públicas que tendrá que ser atendida por los gobiernos y los partidos, so pena de sufrir las consecuencias.

Pero además recibe el apoyo de toda la sociedad que ya está harta de la inseguridad y la violencia, que ha perdido el miedo y está dispuesta a pasar por encima de los gobiernos machistas, patriarcales, insensibles e ineficaces ante el horror de los feminicidios y el dolor de miles de víctimas de violencia de género y sus familias.

Miguel Alonso Raya
Miguel Alonso Raya
*Miguel Alonso Raya es profesor, militante por las causas de la Educación Pública, la Seguridad Social, el Sindicalismo y el Partido de la Revolución Democrática.​ Ex diputado federal. ​Twitter: @AlonsoRaya_

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