Desesperado por el desplome de Morena en las encuestas, y de la percepción ciudadana respecto a su gobierno, el Presidente López Obrador tomó la decisión de meterse de lleno en la campaña para favorecer a su partido, violando las prohibiciones constitucionales y legales en materia electoral, y las medidas cautelares que le ha impuesto el Instituto Nacional Electoral.
El nivel de desgaste del gobierno de López Obrador es tal, que hasta sus partidos aliados y las propias candidatas y candidatos de Morena están deslindándose de su gobierno.
Por ejemplo, la candidata de Morena al gobierno de Querétaro, Celia Maya García, a quien hace dos años AMLO promovió, sin lograrlo, como integrante de la Suprema Corte de Justicia de la Nación; ha realizado propuestas contrarias a las del Presidente, con la esperanza de remontar el tercer lugar en que se encuentra. Maya García ha cuestionado el trato de López Obrador a las mujeres, el cierre de estancias infantiles, y el rechazo a las energías limpias, entre otras decisiones.
En el mismo sentido, el Partido Redes Sociales Progresistas, fundado por operadores de la Maestra Elba Esther Gordillo, aliada de la 4t; de manera oportunista, en la recta final de la campaña tronó contra la administración federal por el mal manejo de la pandemia y de la economía en los últimos dos años y por el accidente de la Línea 12.
Y es que, al igual que Peña Nieto, quien en el último tramo de su gobierno se encerró en Los Pinos para no escuchar los reclamos de las y los ciudadanos por los escándalos de corrupción; AMLO ha creado una burbuja en la que sólo escucha su propia narrativa en la que se repite una y otra vez que “vamos muy bien”.
Vaya, hasta tiene sus propias encuestas en las que se ubica como el Presidente mejor evaluado, cuando en realidad organismos internacionales colocan a México como el país que peor actúo durante la pandemia y sostienen que por el pésimo manejo de la economía, México enfrentará la peor crisis del siglo.
De hecho, todas las encuestas señalan una clara percepción a la baja de la aprobación presidencial. En su mejor momento, noviembre de 2020, AMLO tenía 67 por ciento de aprobación, según Parametría. Pero en abril de 2021 se desbarrancó a 57 por ciento, de acuerdo con Financiero/mix.
Esta desesperación lo ha llevado a tomar la decisión de entrometerse en la campaña, y entre otras acciones utiliza la mañanera para lanzar acusaciones, tengan sustento o no, contra sus adversarios, particularmente ataca a gobernadores, candidatas y candidatos, en aquellos estados en donde Morena va abajo en las encuestas.
La estrategia es simple, López Obrador denuncia por supuestos delitos y de inmediato la Fiscalía General de la República y la Unidad de Inteligencia Financiera de Hacienda fabrican expedientes y actúan contra las y los acusados. Y si es el caso, la mayoría de Morena en la Cámara de Diputados opera para iniciar el juicio de procedencia para quitarle el fuero a quien el Presidente señale con su dedo flamígero.
Así sucedió con el gobernador de Tamaulipas, Francisco Javier García Cabeza de Vaca; y ahora con Samuel García, y Adrián de la Garza, respectivamente candidatos de MC y de la coalición PRI-PRD en Nuevo León. Y es que justamente en este último estado, la candidata a gobernadora de Morena, Clara Luz Flores, se desplomó a un tercer lugar al darse a conocer sus vínculos con el líder de la secta NXIVM, Keith Raniere, condenado a 120 años de prisión por los delitos de explotación sexual, posesión de pornografía infantil y trata de personas.
Y es que López Obrador está preocupado por el riesgo de que Morena pierda la mayoría en la Cámara de Diputados y el rezago de sus candidatas y candidatos a gobernadores. Las encuestas vaticinan un voto de castigo para Morena y no es para menos.
Ninguna política pública implementada por el gobierno de López Obrador está funcionando. Fracasó en contener la pandemia, pero también en economía, seguridad, combate a la corrupción y a la impunidad. Las promesas incumplidas echaron por la borda la esperanza y provocaron el desencanto de las y los ciudadanos que le dieron su confianza. El 6 de junio tienen la oportunidad de hacer valer su voto y seguramente, lo harán.
