La marcha en Celaya de cientos de estudiantes del Tecnológico Nacional de México, en protesta por la inseguridad en el municipio y el asesinato de uno de sus compañeros, es una manifestación del hartazgo e indignación que se están propagando entre los guanajuatenses por la terrible violencia que se padece desde hace varios años en todo el estado.
La protesta cuestiona la ineptitud del gabinete de seguridad y la capacidad de Diego Sinhue, quien en campaña prometió dar un golpe de timón si ganaba las elecciones, pero que hasta el momento se ha quedado en promesa.
El ahora Gobernador se comprometió con la ciudadanía y todos los sectores sociales, particularmente con los inversionistas locales, nacionales y extranjeros; a reforzar lo que hasta ese momento se había hecho para reducir la violencia y la inseguridad, pero ha fallado de manera estrepitosa.
La marcha estudiantil es una muestra de la inconformidad, pero también lo es el cierre de una de las agencias de Ford que por los intentos de extorsión y el ataque de que fue objeto, decidió dejar de operar luego de 50 años de trabajar en el municipio, dejando sin empleo a 80 personas.
La inseguridad ya está afectando a la entidad en distintos frentes, particularmente en las inversiones y en el desarrollo económico, que era lo que más presumían los gobiernos panistas para intentar contrarrestar las críticas.
De acuerdo con la Asociación de Distribuidores de Automotores del Estado de Guanajuato A.C. (AMDA), empresarios del rubro han invertido en los últimos tres años cerca de 35 millones de pesos para reforzar sus medidas de seguridad; pero también han tenido que cerrar empresas.
Además, la inseguridad y la incertidumbre han espantado a los inversionistas y provocado una caída de 12 por ciento de las ventas del sector en los últimos 28 meses. La extorsión es el principal delito. Los delincuentes piden 400 mil pesos para iniciar el cobro de piso y pagos de 50 mil pesos mensuales. (Milenio, 2/10/2019)
La protesta en Celaya no es sólo una manera de exigir más seguridad sino un grito de “ya basta” ante la actitud indiferente, indolente y cómplice con la delincuencia, tanto de los gobiernos municipales, como el estatal y el federal.
Los guanajuatenses ya están hartos de tanta violencia, de vivir con miedo y de la incapacidad de las autoridades. Tan sólo este sábado, en Apaseo El Alto se registraron 11 muertos por enfrentamientos a balazos.
A pesar del conservadurismo que siempre ha prevalecido, el estado está en un proceso de cambio producto del hartazgo ante la diversidad de problemas que se padecen. La movilización para exigir la despenalización de la interrupción legal del embarazo es otro ejemplo.
Sin embargo, el gobernador se niega verlo y aceptarlo. Su actitud es tan soberbia como la que exhibe el titular del Ejecutivo Federal. La gran diferencia es que Diego Sinhue no tiene, ni de lejos, el carisma que sí tiene Andrés Manuel.
Así que el ejecutivo estatal no debería echar en saco roto las protestas y las demandas de que se actúe pronto y de manera eficaz e integral contra la delincuencia.
Porque es claro que lo que hasta ahora se ha hecho no funciona. Se requiere un plan especial del gobierno federal y local y revisar el trabajo que están haciendo tanto el Secretario de Seguridad Pública, Alvar Cabeza De Vaca; como el Fiscal General del Estado, Carlos Zamarripa.
La transformación social está en marcha y ello conllevará cambios políticos a mediano y largo plazo. De no modificar su actitud y gobernar con más eficacia, la élite política local podría ser barrida, como sucedió a nivel nacional el 1 de julio de 2018.
