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viernes, abril 26, 2024

Desobediencia

¿Por qué hay tanto movimiento en las ciudades en plena pandemia?

Son tres giros casi identitarios, a mi ver: desacostumbrados a cumplir las normas, desaprecio por los gobiernos y comunicación errática.

Los mexicanos nos hemos cultivado en el desconocimiento de las leyes, nos valen una pura y dos con sal; burlarse de la ley es deportivísmo, casi futbolístico.

Los gobiernos son ajenos cada vez más, es grande la brecha entre los habitantes y quienes ostentan cargos, tildados de corruptos nomás porque sí.

Y la enorme disparidad de mensajes producidos por todo tipo de funcionarios, más las publicaciones mediáticas y posteos en redes sociales, hacen ininteligible qué sucede realmente. Es real el desdén por el virus.

Tomemos en cuanta que la enorme mayoría de mexicanos que vive en y de la informalidad, no hace caso de las consignas oficiales: quédate en casa significa, primero, tenerla, y, enseguida, mantenerse para sobrevivir.

Quienes estamos recluidos lo hacemos tratando de entender que así le cerramos la puerta al contagio, pero a ojos vistas, somos los menos, voluntariamente hablando.

Las resistencias a cerrar todo tipo de negocios tienen, desde luego, razones económicas; pero es en el caldo de la desobediencia de lo que dictan las autoridades.

Estos meses nos han dejado ver cómo se agrandan las diferencias entre los representantes de la autoridad y los habitantes, que no ciudadanos. Ello representa un grave problema político para nuestra tronchada democracia. Si no hay confianza en los gobiernos, sufriremos más que con la pandemia.

Arturo Miranda Montero
Arturo Miranda Montero
Profesor y gestor asiduo de la política como celebración de la vida juntos.

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