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viernes, abril 26, 2024

Despedida a un compañero de lucha

Querido amigo Juan Aguirre:

Si me preguntasen si lo acepto, con respuesta rotunda lo negaría. Fue con inesperada conmoción, que la noticia de tu fallecimiento nos arrebató el ánimo de aquella tarde. La voz pausa y hueca de tu nieto me lo hizo saber. Habías partido por un capricho de tu corazón, que simplemente decidió cesar de palpitar. Un ataque cardiaco doblegó tu cuerpo, más no la sonrisa amigable que siempre mostraste.

Juan Aguirre. Foto: Roboán Rodríguez C.
Juan Aguirre. Foto: Roboán Rodríguez C.

Después de ciertos minutos de silencio y vacío interno me senté, cerré los ojos, y dibujé rápidamente la imagen de nuestra última charla. En ese momento sentí un peso que oprimía mi pecho. Me negaba a creer que nos habías dejado. Teníamos una lucha por ganar y una victoria por compartir. A tu corazón no le importó. Se detuvo sin miramientos, y abrió el camino de tu liberación… Hacia dónde, no lo sé. Nunca hablamos de eso. Después de todo no era algo que nos importara mucho. Creíamos en el presente, y preferíamos dedicar nuestras reflexiones a mejorarlo.

Buscando mayor claridad sobre lo que sucedía, opté por llamar a tu hijo. Con su voz quebrada y temblorosa me explicó todo. No había nada más por indagar. Tenía que asimilarlo: Perdíamos tu compañía, ganábamos tu historia.

No podré olvidar mi sensación de rabia y coraje, cuando tu hijo, desesperado y consumido por la angustia, me solicitó apoyo. El llanto apretaba su garganta, y la tristeza sobrevenía en cada palabra. No contaban con los recursos mínimos para tu funeral. No podían derramar sus lágrimas de despedida sin antes resolver las cuestiones monetarias. Se endeudarían aún más.

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Esa es la brutal realidad que deseábamos cambiar. Estábamos decididos a continuar nuestra rebeldía. No podíamos tolera una sociedad donde un hijo, una madre o un amigo, no pudiera sepultar dignamente a su ser amado. Queríamos una sociedad distinta, y para ello trabajábamos.

Hoy nos duele tener que imaginar el futuro victorioso sin tu presencia. Aquel sueño común que juntos deseábamos edificar, y por el cual tanto habíamos arriesgado.

La tragedia no es morir, sino vivir sin dirección, alejado de un sentido autentico de existencia.

La vida nos regaló el invaluable privilegio de compartir una misma causa, un sendero de razones que justificaron cada paso.

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Bromeabas con la muerte, y hacías del infortunio carcajadas. Marchabas liderando con seguridad y orgullo, mientras el humo de tus cigarrillos se expandía entre las palabras optimistas que construías. Tus comentarios espontáneos surgían con ligereza y simplicidad; los sentíamos honestos, sin pretensiones o menoscabo.

Seguiremos con la misma convicción y alegraría, teniendo el sonido de tu recuerdo tan presente como el objetivo que nos unió. Tu ausencia nos enseña el aspecto efímero de la vida, y la importancia de luchar a cada segundo como si fuese el último.

Con el gozo de haber convivido en este proyecto de vida, con sus desdichas y triunfos, te decimos fraternalmente adiós.

Para nosotros, tu grato recuerdo de motivación y combatividad,

Para tu espíritu, victoria final y paz.

 

Tu hermano de lucha,
Roboán

 

Roboán Rodríguez Carrera
Roboán Rodríguez Carrera
Periodista independiente nacido en León, Gto.; se ha desempeñado como traductor para embajadas hispanohablantes en varias naciones de África. Correo electrónico: roboan@yahoo.fr

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