Miriam del Toral
Declaro no tener conflicto de intereses.
“Había empezado el proceso de destete… pero con la llegada del Covid 19, decidí esperar…”
¡Lo sé!
Estabas lista para terminar esta etapa y el Covid 19 obligó a cambiar tus planes.
Pensabas que el camino al destete estaba libre y en vez de ello, te viste en medio de 4 paredes y frente a ti, un niño necesitando el cobijo de tus brazos y tu pecho.
La ansiedad de la incertidumbre condimentada con las tomas vigorosas y desvelos.
Tu cuerpo revelándose a esta demanda física y emocional… pero tu alma, conmovida por esos ojos anhelantes de consuelo.
No es lo mismo amamantar a un bebecito que ha este pequeño de piernas largas y sueño inquieto.
Es pesado, lo sé, por eso me conmueve tu entrega, tu disposición, tu tiempo.
Estoy segura que tu pequeño recordará esta etapa, no por el confinamiento, sino, por haberse sentido abrigado, contenido y abrazado en tu lecho…
Conozco muchas mujeres en esta situación. Mamás que han llevado lactancias ininterrumpidas – es decir, sin parar después de los 6 meses que es el mínimo indispensable sugerido por la OMS y la Unicef y complementarias con otros alimentos -. Y que habían considerado que para ellas había llegado el momento de retirar el pecho y comenzar un destete dirigido.
Sin embargo, el virus del Covid 19 irrumpió en nuestra “normalidad” y nos llevó a un confinamiento forzado. En aquel momento, no sabíamos que se prolongaría durante meses ese aislamiento, pero el sentido común les dijo a estas madres que su leche les ofrecería un importante factor de inmunidad a sus hijos frente esta pandemia.
Otro aspecto que no podíamos contemplar (pues ninguno habíamos pasado por una contingencia similar en el mundo actual), es que las tomas al pecho de estos pequeños (en camino de destete) iba a aumentar de manera drástica.
De hacer 3 tomas al día, se volvieron incontables, tomando a estas madres por sorpresa y haciéndolas sentir en ocasiones, rebasadas, pues no sólo aumentó la demanda de los niños al pecho, sino también, de las responsabilidades en casa y el trabajo (home office). Todo esto, sin la posibilidad de recurrir a las habituales distracciones en el exterior para evitar la transmisión comunitaria.
Esta situación ha llevado a muchas madres a experimentar Agitación del Amamantamiento, que, en palabras de Alba Padró, “es el cúmulo de emociones de rechazo que experimenta la mamá al dar el pecho” y que suele presentarse ante situaciones de estrés, cansancio extremo, embarazo o período menstrual… y confinamiento.
Si la tarea de la maternidad no es cosa fácil, maternar y atravesar por una agitación del amamantamiento en medio de una contingencia sanitaria, es elevar exponencialmente el grado de desgaste físico y emocional para una madre.
Para todas ellas, mi más grande reconocimiento, pues están teniendo que echar mano de toda su capacidad de resiliencia y amor a sus hijos, para continuar con esta donación de su ser sin perder los estribos. Principalmente porque sé que lo hacen por conocer todos los beneficios que aporta la leche materna y que hará la diferencia en la salud de sus pequeños.
Gracias por encarar esta tarea ofreciendo no sólo nutrición a sus hijos, sino también, el consuelo y cobijo para atravesar esta situación mundial inesperada. Estoy segura, que, en unos años, esos pequeños, recordarán este período de sus vidas como un tiempo de cálida cercanía y el dulce sabor de la leche de mamá.
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