- Publicidad -
miércoles, abril 24, 2024

Día 1… “Todos estamos conectados…”

¿Les ha sucedido que sentían una profunda intuición de hacer algo? ¿Cómo si así debiera ser?

Bueno, hace 5 años supe que conocería Chile cuando conocí la historia de la lucha de Salvador Allende y su patriotismo al resistir horas el Golpe de Estado sin rendirse, por lealtad a su gente, y no sólo lo supe, lo decreté y me prometí que mi primer viaje internacional sería al País andino.

Desde el avión, ya parecía que así debía ser. Me tocó de Bogotá para Santiago, viajar con un chileno, que me dijo que podía contactar a su mamá para llegar a su casa en Punta Arenas (Sur de Chile) que está cerca del Parque Nacional de Torres del Paine, el lugar al que quiero ir en algún momento, porque me parece el máximo atractivo natural de Chile. Pedro se portó extremadamente amable.

Al llegar ayer al aeropuerto, muchos taxistas invaden ofreciéndote taxi. Conmigo fue diferente… “¿Amigo, necesitas algo?” – Me preguntó el primero, y sólo le dije, busco a mi amiga chilena que viene por mí. Tranquilo me dijo “Camina hacia allá, ahí estará esperando por ti”.
Seguí su indicación y otro taxista se acercó y me dijo: “Hermano mexicano, en qué puedo ayudarte”. Yo no había dicho nada, y sólo le pregunté, que “¿Cómo sabía que era mexicano?” y me dijo: “En Chile amamos a los mexicanos”. Me prestó su celular, y me dijo, “llama a quien necesites” (sin yo pedirlo).

Mi amiga chilena, extraordinaria, llegó por mí, me trajo hasta donde me estoy hospedando. Una de las mejores zonas de Santiago en cuanto a modernidad, por cierto; pero yo no lo sabía, me enteré al llegar. Como si Chile a través de mi amigo mexicano, quisiera que conozca todo su contraste, porque en su lado más vulnerable es en donde trabajaré, en Valparaíso.

Hoy, al salir del departamento, fui a “Parque Arauco” uno de los malls más exclusivos del País. Fui a buscar un chip para tener Internet y llamadas acá. Una chilena en Samsung a quien sólo pregunté donde podía hacerlo me dijo: “YO te lo regalo, no lo compres”.

Un chico venezolano y otro chileno, en una tienda departamental me orientaron casi una hora de cómo usar el chip, y de cómo moverme en Santiago.

Después de ello, salí decidido a conocer La Moneda, y un dominicano que esperaba el camión, me dijo: “Yo voy para allá, sígueme”. Me enseñó a usar el metro, y cuando íbamos de camino subieron amigas y amigos suyos venezolanos. Todos me dieron consejos, y la gente se unió a platicar con nosotros.

Peeero, gran lección de vida: Nuestros hermanos latinos extranjeros son los que más ayudan a los indigentes. Qué fuerte ver a mi amigo dominicano -que trabaja en McDonalds- ayudar a quienes pedían para subir al camión. Me dijo: “Hermano, quienes sabemos de lo difícil, no hacemos oídos sordos”.

Y les digo, su compatriota, aquí no es nadie, es decir, todos somos alguien, pero aquí, nadie me conoce. Fui ayudado todo el día por chilenas y chilenos amables, pero también por inmigrantes, principalmente venezolanos. Nunca los había querido tanto, al grado de que a punto de descargarse mi celular pensé… “¡No importa! ¡Hay venezolanos!…”

Un venezolano, me contó una fuerte historia. Dejó su País, al haber sido asesinado su mejor amigo, y lo supe, pues le pregunté que por qué el mensaje de su tatuaje… El mismo decía: “Recordar lo bueno, para vivir lo nuevo”. Con esa frase dice tomar fuerza para volver a empezar en Chile.

En La Moneda, platiqué con tres orgullosas mujeres carabineros. Las tres estaban perfectamente presentadas, y maquilladas. No las obligan, pero toda mujer carabinero trabaja así. Me pareció impresionante el respeto que le dan a su gente trabajando así.

Conocí a cinco carabineros. Uno me platicó lo agradecido que está con su institución pues le dieron trabajo después de ser campesino y esforzarse en el proceso de reclutamiento. Dice que es del campo y ahora paga medicamentos de su mamá con su sueldo. Tiene 26 años.

Todos fueron amables, y más cuando sabían que era mexicano. Muestran un impresionante orgullo por su institución policial y por su País. Son en su mayoría respetados.

Una de mis cerezas de pastel, fue que… Conocí a Kristine Mortenson, una norteamericana que fue vecina de Allende y coincidimos exactamente hoy a la misma hora en la estatua de Salvador Allende, el ex presidente que tanto admiro. Pero… ¿Quién es ella? Es hija de un ex comisionado de la ONU, ALTO ex funcionario de la CEPAL, cuando Allende fue presidente y desde que era candidato.
Lo más impresionante es que ella no volvía a Chile desde el Golpe. Me tocó ver sus lágrimas viendo a la estatua de Allende.

No tengo palabras. Fue algo impresionante que yo haya vivido eso. Conocer a una niña que conoció y admiró a Allende, siendo su vecina y teniendo que irse por la dictadura. Me dijo que Salvador la saludaba y acariciaba a su perrito cuando ella salía a pasearlo. Y todo esto, porque su esposo me escuchó haciendo un video y me dijo… “Ven y habla con mi esposa…”

En fin! Muchos milagros en un día. Pareciera que Chile sabe que vengo a colaborar. Él lo está haciendo conmigo.

¡Por favor sean amables con los extranjeros en México!

Ricardo García
Ricardo García
Joven entusiasta, Político con causa. Psicólogo de formación, trabajador de la educación por convicción. Formador de Directivos Escolares. Columnista, Capacitador y Conferencista. Secretario Estatal de Asuntos de la Juventud del Partido Verde Guanajuato. Director de TRANSFORMA Consultoría.

ÚLTIMAS NOTICIAS

ÚLTIMAS NOTICIAS

LO MÁS LEÍDO