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viernes, abril 26, 2024

Día mundial contra la obesidad

“Todos necesitamos actuar volviéndonos mejores”

Este pasado 4 de marzo se conmemoró el Día Mundial de la Obesidad con el lema “Todos Necesitamos Actuar”.  Desde hace años, los gobiernos, las instituciones de salud y los profesionales relacionados con el área hemos bombardeado al público en general con una serie de datos, estadísticas, probabilidades y consecuencias de esta enfermedad, que sabemos que es multifactorial, compleja y potencialmente mortal. ¿Cómo no hablar de números? La realidad es impactante.  Hoy día hay cerca de 800 millones de personas viviendo con obesidad en el mundo.

Recordemos que la Organización Mundial de la Salud define a la obesidad como una acumulación anormal o excesiva de grasa en el cuerpo, que puede ser perjudicial para la salud. Esto significa que no solamente vivirán con exceso de peso y grasa corporal, si no con condiciones físicas y médicas que afectarán su calidad de vida. En una publicación del 2015, las Dras Shamah, Amaya y Cuevas señalaron que al sobrepeso y a la obesidad se les atribuía el 44% de la carga de diabetes, 23% de cardiopatías isquémicas y de 7 a 41% de algunos cánceres.  Esto es tan importante, que dentro de tres años, en el 2025, las consecuencias médicas de la obesidad costarán arriba de un trillón de dólares en atención médica en el mundo, no solamente por enfermedades crónicas no transmisibles sino por otro tipo de padecimientos, como el COVID19, ya que las personas que viven con obesidad tienen el doble de riesgo para ser hospitalizados por esta condición.

Recientemente me preguntaba la mamá de una paciente que si la obesidad se heredaba.  La respuesta es sí.  Hoy día se han identificado múltiples genes asociados al desarrollo de la misma; sin embargo, la predisposición genética no es suficiente para expresarla.  Se requieren de factores alimentarios y de actividad física, la posible presencia de alteraciones metabólicas, hormonales y de algunas otras enfermedades, factores emocionales, ambientales, sociales, económicos, políticos y culturales. Por cierto, en los niños es un tema de alta gravedad y urgencia.  Se estima que para el 2030, la obesidad infantil se incremente un 60%, llegando a 250 millones de niños en todo el mundo.

            El año pasado, un grupo de más de 1000 profesionales con el apoyo de la Federación Mundial se reunieron para identificar y priorizar las acciones prioritarias en las que nos podemos enfocar para atender esta epidemia.  Como resultado, en febrero pasado el grupo del Dr. Barquera del Instituto Nacional de Salud Pública, publicó un documento en el que se presentan 10 recomendaciones de acción que van desde lo poblacional hasta lo individual.  La riqueza de esta postura está en que se hizo un análisis profundo de la evidencia científica existente, con una visión tanto de participación social como de intervención individual, en la búsqueda del cuidado del planeta, con ética y con el cuidado de no perpetuar la estigmatización de la obesidad en la sociedad.

            Dicha postura comprende los siguientes puntos:

1)    “La obesidad debe ser considerada una enfermedad crónica, compleja y multifactorial.”

2)    “Para abordar la obesidad, se requiere un enfoque centrado en la persona.”

3)    “Las personas que viven con obesidad no deben ser estigmatizadas.”

4)    “Garantizar tratamientos accesibles y de calidad, basados en la mejor evidencia disponible.”

5)    “Apoyar la investigación y la vigilancia epidemiológica de los factores de riesgo, los determinantes de la obesidad (incluidos los sociales y comerciales) y los entornos alimentarios poco saludables.”

6)    “Abordar los efectos del sistema alimentario en la salud humana y del planeta con un enfoque integral de sistemas complejos.”

7)    “Asegurar la educación y un adecuado desarrollo de profesionales de salud.”

8)    “Fortalecer las estrategias poblacionales para la orientación alimentaria y la comunicación.”

9)    “Desarrollar un ambiente construido sostenible y promotor de entornos activos.”

10) “Generar mecanismos para blindar el diseño, la implementación y la evaluación de las políticas para la prevención y control de la obesidad de los conflictos de intereses comerciales.”

¿Qué significa todo esto? Como primer lugar, recordemos que la obesidad no es un mero estado. Es una enfermedad. El exceso de grasa en el cuerpo determina que se generen sustancias y condiciones que influyen en el desarrollo de otras enfermedades asociadas como la diabetes tipo 2 o las cardiovasculares y dejan al cuerpo vulnerable ante otras, como el COVID19. Es crónica porque no tiene cura, pero sí se puede controlar.  Históricamente, se han intentado distintos abordajes poblacionales que han permitido hacer conciencia del problema y generar políticas públicas para proteger a la población.  Sin embargo, se requiere intervenir de forma individualizada para atender las particularidades de cada caso, evitando los señalamientos y estigmatización de la persona, no solo por la familia, los pares y los maestros, si no también por los profesionales de la salud. En este sentido, invito a las escuelas y a los nutriólogos que trabajan o practican en las mismas, que el pesaje de los niños se haga en un espacio cerrado, de forma individual y que el resultado se les haga llegar a los padres, no directamente a los pequeños. Esto, además, ayudará a no fomentar el establecimiento de trastornos de la conducta alimentaria.

            El abordaje de la obesidad debe ser dado en diferentes niveles y a partir de múltiples aristas, es por esto que es complejo. La educación en nutrición y salud a los individuos y las familias, es fundamental.  También lo es la formación de los profesionales de la salud, desde los mismos nutriólogos, hasta los médicos, psicólogos, fisioterapeutas, activadores físicos, odontólogos, enfermeras y otros.  No solo para que se respete al paciente y no se le estigmatice, si no para que se aborde de manera ética y basada en evidencia, evitando las dietas y tratamientos mágicos y/o sin sustento.

            Ciertamente, muchas de estas acciones corresponden a instituciones o gobiernos, pero todos somos copartícipes de la mejora del estado de nutrición y de salud de nuestra persona y familias, así como del cuidado planetario a través de dietas sostenibles.  Deseo fervientemente que cuando en el punto 10 se señala que se debe blindar a la obesidad de los conflictos de los intereses comerciales, no se trate solamente de los alimentos procesados y ultraprocesados que fomentan incremento de peso en un consumo regular, sino también de los “productos y tratamientos milagro” para bajar de peso.

            Para finalizar, los invito a acudir con un nutriólogo colegiado para evaluar su consumo y conductas alimentarios, así como su estado de nutrición en general, para tornarlos cada vez más saludables.  Tomemos en cuenta que el objetivo es equilibrar en lo individual.  Tanto excesos como deficiencias afectarán nuestra salud física y emocional, así como, por supuesto, nuestro estado nutricional.  ¡Consultemos con profesionales capacitados!

Referencias:

Organización Mundial de la Salud. (2021)  Obesidad y sobrepeso. Disponible en: Obesidad y sobrepeso (who.int).  Revisado el 7 de marzo de 2022.

Shamah-Levy, T., Amaya-Castellanos, M.A., Cuevas-Nazu, L. Desnutrición y obesidad: doble carga en México. (2015). Disponible en: Desnutrición y obesidad: doble carga en México (unam.mx). Revisado el 7 de marzo de 2022.

World Obesity Day 2022. (2022). Everybody needs to act.  Disponible en: Homepage | World Obesity Day.  Revisado el 7 de marzo de 2022.

Barquera, S. Véjar-Rentería, L.S., Aguilar-Salinas, C, Garibay-Nieto, N., García-García, E., Bonvecchio, A. et al. (2022) Volviéndonos mejores: necesidad de acción inmediata ante el reto de la obesidad. Una postura de profesionales de la salud. Salud Pública de México. Disponible en: Vista de Volviéndonos mejores: necesidad de acción inmediata ante el reto de la obesidad. Una postura de profesionales de la salud (saludpublica.mx).  Revisado el 7 de marzo de 2022.

Autor: Ana Olivia Caballero Lambert. Miembro y expresidente del Colegio de Nutriólogos de León. Lic. en Nutrición y Ciencia de los Alimentos, Maestra en Psicología Clínica. Nutrióloga Certificada. Educadora en Diabetes, Coach Nutricional. Certificación en dieta basada en plantas y dieta FODMAP. Consultora privada en Psicología, Nutrición y Salud, Bajío.

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