- Publicidad -
jueves, marzo 28, 2024

Adiós al Estado laico

A qué dudarlo. El timing de la visita papal no pudo ser mejor calculado: a dos días del natalicio de Benito Juárez, y cinco de la expropiación petrolera; a poco más de tres meses de las elecciones federales y locales; a una semana de haberse cambiado nuevamente el texto del artículo 24 constitucional… Bueno, incluso podríamos señalar que en nueve meses se acabará el mundo, según los mayas. Sin duda una visita muy oportuna. Para algunos, claro.

Y qué decir de la geografía: Benedicto XVI se paseará por las tierras abajeñas que vieron el desarrollo de la guerra cristera de 1926-1929, donde el monumento a Cristo Rey había comenzado a construirse el 11 de enero de 1923, lo que ocasionó la expulsión del delegado apostólico Ernesto Philippi. Tierra de lucha en pro de la defensa de la “libertad religiosa”, que más bien se trataba de la defensa de intereses muy terrenales que habían sido afectados por las leyes de Reforma y la Constitución de 1857. Esas medidas legales provocaron la guerra civil de los tres años entre liberales y conservadores. También en este conflicto el Bajío tuvo una importancia singular: el  10 de agosto de 1860 las tropas liberales, al mando del general Jesús González Ortega y del gobernador de Guanajuato Manuel Doblado, derrotaron definitivamente al ejército conservador de Miguel Miramón. Eso fue en los llanos de Silao, que desde entonces se conoce como “de la Victoria”. Precisamente el lugar donde se oficiará una misa monumental para 600 mil asistentes.

El Papa se hospedará en el Colegio Miraflores, desde donde dominará el panorama de León, ciudad de mártires y de profunda religiosidad. Miles de soldados y agentes de seguridad se harán cargo de que su integridad física no sea amenazada por algún fanático. Cientos de miles de fieles harán largas esperas para verle transitar algunos segundos, seguros de que se verán alcanzados por su halo de santidad. Nadie piensa en el personaje como un jefe de un Estado con apenas medio kilómetro cuadrado de superficie y menos de un millar de habitantes permanentes. Más bien se le aprecia como un “enviado de Dios”, el “vicario de Cristo” o alguna otra advocación divina.

Es en este sentido que los no católicos no podemos estar de acuerdo con el trato especialísimo que se le brinda al ocupante del “trono de San Pedro” –una mejor descripción del papel político que cumple el prelado- en cada una de sus visitas, desde que en enero de 1979 el gobierno de José López Portillo violó flagrantemente la constitución mexicana al tolerar actos religiosos grandilocuentes en espacios públicos.

El gobierno federal, así como los de los estados y los municipios, están obligados por el artículo 130 de nuestra manoseadísima Constitución a garantizar la laicidad del Estado mexicano. Gastar 126 millones en una “visita de Estado” es un abuso injustificable en un país con tantas carencias.

En las redes sociales se han desatados fuertes polémicas sobre este tema. Me da mucho gusto darme cuenta de que en al menos las comunidades electrónicas haya una actitud critica que demanda, con argumentos muy sólidos, el mantenimiento de una tradición laica que tanta sangre costó a nuestro país, y que heredamos de los grandes prohombres de la Reforma. Juárez y su generación eran católicos, pero también eran estadistas y supieron establecer una sana distancia entre los poderes terrenales y los que supuestamente deben dedicarse al cultivo de la espiritualidad del ser humano. ¡Cuánto nos hacen falta gobernantes con esa estatura!

 

luis@rionda.net – www.luis.rionda.net – rionda.blogspot.com

Luis Miguel Rionda
Luis Miguel Riondahttp://www.luis.rionda.net
Antropólogo social. Consejero electoral del Instituto Electoral del Estado de Guanajuato (IEEG). Profesor ad honorem de la Universidad de Guanajuato. luis@rionda.net – www.luis.rionda.net - rionda.blogspot.com – Twitter: @riondal

ÚLTIMAS NOTICIAS

ÚLTIMAS NOTICIAS

LO MÁS LEÍDO