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miércoles, abril 24, 2024

Nueva conciencia ciudadana

Si alguien me preguntara qué diferencia veo entre el actual proceso electoral presidencial y el que vivimos en 2006, respondería que sin duda es el amplio nivel de participación ciudadana que estamos viendo en estos tiempos. Una prueba de ello es la reacción de la juventud educada y clase mediera que se ha conjugado alrededor del movimiento #yosoy132, y sus repercusiones sobre el desarrollo de los debates presidenciales y en general en las campañas. Hace seis años había otro puntero en las encuestas, tan seguro de sí que decidió no asistir al primero de los dos debates que se desarrollaron entonces. En la opinión de muchos el evento no era trascendente ni de gran penetración,  en un país no acostumbrado a los agarrones en vivo de los aspirantes. Era racional para el líder en los sondeos decidir no arriesgarse y dejar a sus rivales hacer un round de sombra. Después se hizo evidente que el cálculo fue erróneo y esa ausencia fue una de las causas de su descenso en las preferencias.

En el caso de la elección que ahora se desarrolla, tanto los actores políticos, el IFE y las televisoras cometieron un error de cálculo, al considerar que el debate sería un evento de trámite y que de nuevo no convocaría la atención de la mayoría de los electores. Por eso un partido de futbol pesó más que este combate verbal, y las televisoras sencillamente lo discriminaron. Sólo Televisa se permitió emitirlo en su cadena secundaria, el canal 5. Ante la ausencia de obligatoriedad en la ley de difundirlo en cadena nacional, los consorcios de la televisión juzgaron el evento en términos comerciales de rating.

Este desaire, más la complicada presentación del candidato puntero ante un público universitario inusualmente demandante, galvanizaron el ambiente político de mayo hasta lograr la concreción de un movimiento juvenil nacional, cuyo nombre mismo hace referencia al fenómeno más propio del inicio del siglo XXI: las redes sociales. El hashtag no es un simple símbolo de gato; es un referente a un suceso digno de ser seguido. Eso es sin duda el #yosoy132. Nació del grito de protesta de los 131 chicos de la UIA que negaron públicamente ser objetos pasivos de la manipulación y el engaño. Se declararon conscientes y activos. El resto se ha sumado bajo la cifra comodín de 132.

La participación activa de los jóvenes ha contagiado al resto de la sociedad, y el clima político ha evolucionado hacia una versión más consciente y dinámica de la competencia por el voto. Las viejas estrategias de atracción de votantes hacen agua, como las campañas basadas en mítines, o en el contacto directo con los votantes; incluso la compra y la coacción han perdido eficacia. Éstas no han desaparecido: sencillamente ya no sirven igual. Yo afirmo que la compra y coacción desaparecerán por muerte natural cuando los votantes terminen de aprender que está bien aceptar los regalos o el dinero ofrecidos por los pícaros enganchadores; pero en la intimidad de la mampara electoral deberán votar por quien les pegue la gana.

Los chavos participativos, y tal vez muchos de sus mayores, se han convertido en el factótum de esta elección. El segundo debate se vio catapultado por la exigencia del movimiento de que las televisoras dejaran de anteponer sus intereses por sobre su obligación de informar. Si los principales canales televisivos del país se encadenaron con la unidad de producción del IFE –unidad que necesita profesionalizarse- fue por la presión evidente que ejerció la opinión pública; y al final salieron ganando con uno de los mayores ratings registrados para eventos políticos. La sociedad mexicana, a diferencia del 2006, sí vio el debate entre los candidatos a la presidencia. Un enorme salto adelante.

Sólo apunto los riesgos inherentes al de cualquier movimiento social exitoso: que sea consumido por su propio éxito, y se desvirtúe. Ya hay muchas señales de este proceso de deterioro temprano. El movimiento juvenil ya se declaró “anti-un-candidato”, lo que le convierte, aunque lo nieguen o ignoren, en un conjunto con una agenda política real, parcial e interesada. No es malo, pero es tampoco honesto decirse “ciudadano apartidista” y luego actuar en favor y o contra de actores políticos rivales.

Termino rechazando la noción de que se esté “cocinando un fraude” y de que los ciudadanos involucrados en las tareas del IFE tengamos el interés –ni siquiera la manera- de beneficiar a alguno de los contendientes. Rechazo muchas de las afirmaciones temerarias que publica un grupo de “los mejores intelectuales de México” –falacia lógica de autoridad- en su desplegado donde señalan que “México no aguanta otra elección sin certeza”. Muchas son preconcepciones motivadas por las filias ideológicas –siempre legítimas- de los “abajofirmantes”, y no contribuyen a clarificar el ambiente que se ha rarificado recién. El respeto mutuo incluye no insultar inteligencias ajenas, que leemos las entrelíneas de declaraciones tan costosas como superficiales.

 

Luis Miguel Rionda
Luis Miguel Riondahttp://www.luis.rionda.net
Antropólogo social. Consejero electoral del Instituto Electoral del Estado de Guanajuato (IEEG). Profesor ad honorem de la Universidad de Guanajuato. luis@rionda.net – www.luis.rionda.net - rionda.blogspot.com – Twitter: @riondal

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