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viernes, marzo 29, 2024

Dinero por nada

“Money for nothing” es una de las canciones más conocidas de la banda Dire Straits. La leyenda detrás de la canción es bastante curiosa; según se dice el líder y guitarrista del grupo, Mark Knopfler, estando en una tienda de artículos del hogar habría oído a uno de los dependientes repelar contra un grupo de Rock que en ese momento aparecía en un canal de los que transmiten música (de hecho según la canción era MTV). “Eso no es trabajo” decía el tipo “te dan dinero por nada mientras yo tengo que mover refrigeradores, televisores a color y hornos de micro-ondas”.  A Knopfler le hizo tanta gracia que escribió la canción, la grabó con su banda invitando nada menos que a Sting a hacer los coros y la convirtió en uno de sus más grandes éxitos.  La canción data de 1985.

Por supuesto que no está a discusión si hacer música es trabajo o no.  Lo que me llama la atención es el hecho de que la gente sigue con la idea de que recibir “dinero por nada” es malo.  En nuestra sociedad se cree firmemente que lo que no nos cuesta no se aprecia (lo que no obsta para que sigamos haciendo regalos). Hay la idea de que no trabajar es malo y que regalar dinero vuelve a la gente floja e irresponsable.  Esto nunca ha sido demostrado que yo sepa.

En contraposición a esto, existe la idea de la Renta Básica Universal que busca dar a cada ciudadano, por el mero hecho de serlo, un ingreso suficiente para vivir. Mi explicación personal sobre porqué es justo y porqué debe existir es tal vez sencilla en exceso:  ninguno de los siete mil y pico millones de habitantes de este planeta pedimos venir.  Si ya estamos aquí es justo que se nos trate bien: que tengamos derecho a vivienda, salud, educación y alimento; y a falta de una organización que provea todo esto de forma equitativa, la renta básica universal permite el acceso a la satisfacción de algunas de estas necesidades.  Ya oigo la ola de protestas levantarse “¿y entonces quién va a trabajar?” De hecho todos, o los mismos, solo que no por un sueldo, la idea es cambiar el sentido de la vida, desmonetizarlo si se quiere.

Mucha gente descarta la Renta Básica Universal como utópica e impracticable, sin embargo la idea ha captado la atención y la imaginación de las sociedades de muchos países de los llamados del primer mundo y existen incluso modelos computacionales que muestran que el efecto sobre los impuestos no sería en modo alguno desproporcionado respecto a lo que hoy se paga en esos países.  En varios de ellos hay la idea o ya la decisión de implementarlo en alguna medida.

También ha habido experimentos que se han desarrollado y cuyos resultados se han dado a conocer.  Uno que recuerdo que me impactó, tal vez por ser el primero sobre el que leí, se llevó a cabo en Londres.  Se buscó una muestra de personas que podríamos llamar indigentes.  Muchos de ellos con problemas de adicciones, sin estudios terminados, sin empleo, no pocos en situación de calle.  Se les dio una cantidad fija en forma periódica y sin ninguna restricción u obligación.  Algunos de ellos, pocos según recuerdo, usaron el dinero para pagarse sus adicciones: alcohol o drogas; pero la gran mayoría buscó mejorar su situación: dignificar su casa o su persona, terminar estudios, comer mejor, mejorar su vestido y algunos lograron gracias a eso acceder a algún empleo.

Otro experimento que me pareció muy interesante ocurrió en Norte América, ya no recuerdo si en Canadá o en un estado de la Unión Americana pegado a Canadá. El escenario era parecido, solo que siendo un pueblo pequeño, de unos tres mil habitantes, la renta fija se repartió parejo a todos los adultos, al igual que en Londres sin restricciones o ataduras por el tiempo que durara el experimento.  Sin embargo aquí el ensayo se cortó abruptamente.  Resulta que los investigadores observaron que de pronto aumentó de forma inusitada el número de divorcios: muchas de las mujeres del pueblo, con su manutención garantizada, decidieron que ya no tenían porqué aguantar al pelmazo del marido.

Ante el espectro de la debacle climática que se anuncia para dentro de unos años, muchos pensamos que es hora de replantear nuestra sociedad desde abajo y entre otras cosas quitar el incentivo de la ganancia económica y del libre mercado que es lo que finalmente produce mucho del deterioro ambiental.  No solo resulta más caro conservar el ambiente, lo que pasa es que si no lo hacen todos los competidores de un mismo mercado el que más contribuye al deterioro lleva una ventaja económica sobre los demás.  Una de las cosas que podría ayudar en este cambio de mentalidad social sería la Renta Básica Universal.  Eso contribuiría a una sociedad más altruista y más solidaria.

En este contexto, el plan del gobierno federal sobre los llamados Ninis (cuya definición en sí misma es bastante problemática) suena interesante y es un paso en la dirección correcta.  Hasta donde yo sé no se da directamente el dinero a los jóvenes y sí hay ciertas condiciones que cumplir, pero a pesar de eso hay quien sigue insistiendo en que lo que va a pasar es que se lo van a gastar en vino, drogas y fiesta.  Según el experimento de Londres tal vez una minoría lo haga, pero también es posible que un buen número aproveche la oportunidad para dejar una especie de círculo vicioso que con frecuencia termina en la delincuencia.

Lo que resulta curioso es que para implementar el programa se solicitó la colaboración de las empresas.  Ellas manejan el dinero y entrenan a los jóvenes… y aquí desafortunadamente se ha constatado la aparición de la corrupción: hay evidencia de que algunas (espero que estadísticamente sea un número comparable al de los indigentes londinenses que usaron el dinero en adicciones) aprovecharon la situación para ofrecer a los muchachos arreglos para que firmaran que estaban en el programa por una parte de lo que sería la beca y sin necesidad de asistir al entrenamiento.  La ganancia económica fácil a quien pervirtió fue al patrón, no al joven.

“Money for nothin’ and your chicks for free…”  De la parte machista del discurso del vendedor de refrigeradores habría mucho que comentar, pero de eso hablaremos tal vez otro día.

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