¿Qué es y qué tan importante es considerar en nuestros conceptos la diversidad cultural? ¿Cómo se presenta para reconocerla?
Esta y muchas preguntas más, se nos presentan cuando escuchamos que se habla acerca de este tema. La diversidad cultural representa una forma de ver el mundo, y de este modo enseñarnos a respetar las múltiples representaciones que las personas utilizan para mostrarse al “otro”.
Es un término que nos obliga a respetar cualquier expresión cultural que veamos, nos guste o no. Es tan sencillo como pensar que más de siete billones de personas habitamos este planeta, entonces tenemos el mismo número de representaciones en lo que respecta a la diversidad cultural.
Y como ya analizamos anteriormente, no hay culturas superiores o inferiores, ni mejores ni malas. Son simplemente culturas. No se pueden medir. Así que, con la diversidad sucede exactamente igual. Cualquier forma de presentarnos ante el mundo (que incluyen modos de vida, moda, literatura, música, etc.), se debe incluir en el término que hoy se analiza.
Si desde pequeños se nos enseña a respetar constantemente al otro (y digo otro para cualquier especie VIVA, no solo humanos), al ir desarrollándonos en nuestra vida, seguramente podremos respetar, sin menos cabo de nada. Es cuestión de principios y de educación, esa que se adquiere desde la propia casa, nuestra Alma Mater de la Cultura, la que nos inculca desde pequeños lo que seremos de adultos.
Y respondiendo la segunda pregunta del primer párrafo, solo puedo decirle que en ocasiones, la vista externa no tiene nada que ver con el contenido. Sí, exactamente así.
La diversidad se percibe en tantas formas posibles, como humanos existimos, y cada uno tenemos un libre albedrío para presentarnos como mejor nos plazca ante el mundo, y nadie, debe juzgar mi estilo, por más alejado que esté de sus conceptos estéticos.
La diversidad cultural juega un papel muy importante en la sociedad, y es un motor de cambio en la mayoría de los movimientos sociales que ha experimentado el mundo a través de milenios de habitar este planeta.
Así que le invito a hacer una comprobación de lo que aquí, estimado lector, analizamos: 1.- Observe a cualquier otra persona de arriba a abajo; 2.- No la juzgue por nada de lo que vea en su exterior. Logrando hacer esos dos pasos, ya dio un gran salto en lo que respecta al respeto hacia el “otro” o sea, a la diversidad cultural.
Solo una gran recomendación. Que este precepto no sea de celebrarlo solo un día al año, como lo promueven las grandes transnacionales que siempre están alertas de este tipo de aspectos para poner su marca en ello. Porque, en definitiva, este es un tema del diario vivir.
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