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jueves, abril 18, 2024

Docencia: El gremio incomprendido en esta pandemia.

¡Buena semana apreciables lectoras y lectores! La semana pasada les escribía acerca de lo terrible que ha sido el reciclado del PAN en la presentación de precandidaturas, de aspirantes justamente que actualmente ocupan cargos, y que, en algunos casos, superan los 12 años consecutivos “chapulineando”, pero bueno… Ojalá las juventudes de Acción Juvenil abran los ojos, han tenido adelante a personas aferradas al poder que no les permiten explotar su potencial al servicio de la sociedad.

Hoy quisiera que habláramos de un gremio importantísimo e imprescindible para nuestra sociedad, que son las y los trabajadores de la educación. Las y los docentes han sido muy poco entendidos durante todo este proceso, y dentro de todo, así debía ser, tenían que ser los últimos en gozar de comprensión.

Somos conscientes todas y todos, de que en quienes primero debíamos pensar era justamente en nuestra infancia, adolescencia, y juventud, que como estudiantes estarían totalmente tomados por sorpresa para aprender a distancia de manera virtual.

Desde mis 22 años, hasta los 28, estuve a cargo de la Dirección General de una Institución Educativa, con los tres niveles de educación básica, y con media superior, es decir: Preescolar, primaria, secundaria y preparatoria. Entiendo perfectamente la complicación que esto venía a traer para las y los infantes preescolares… ¡El preescolar es la oportunidad perfecta para aprender a través del descubrimiento del entorno por medio de todos los sentidos que difícilmente podrían lograrse sólo a través de una pantalla! También, es esa etapa escolar la oportunidad perfecta para lograr autoconocimiento a través de la interacción y de la socialización con las y los pares.

Es la educación primaria, un nivel educativo diverso que se comprende de seis grados de una diversificación importante de contenidos… Y desde el principio pensé en lo complejo que sería la consolidación de la lectura, y sobre todo de la escritura en 1° y en 2° de primaria, si ahora, todo debía ser a través de un monitor, con la figura docente, detrás de una imagen virtual.

Lo que implicaría volver a un 3° de primaria a aprender a multiplicar, y a un 4° grado, los estados y capitales de México respectivamente, haciéndolo a través de la memorización, como símbolo de una pedagogía que ha sido ya considerada como “tradicional” sin ninguna innovación justamente en las estrategias didácticas para lograr los aprendizajes.

La complejidad que vendría para un 5° y un 6° de primaria, al discutir en diferentes asignaturas como “Cívica y Ética” que requerían de la apasionante discusión que se despertaba en los ánimos de los debates presenciales en el aula.

¿Y qué decir para las y los adolescentes estudiantes de secundaria? Donde las Ciencias Exactas cobran una complejidad interesante y particular, en los contenidos de Biología, Física y Química, que no siempre quedaban adquiridos, ni con su docente enfrente de manera presencial.

Por supuesto, no dejaría ni de citar a bachilleres, ni incluso a universitarios… Que, permítanme decirles, son de los que más se han quejado de la dificultad que les representa aprender a distancia de manera virtual. Trabajo mucho la consulta privada de Orientación Psicológica con estas edades…

Pero ese es el punto… Ya me llevé muchos párrafos hablando de quienes más deben interesarnos, que son nuestras y nuestros estudiantes, porque sí, a ellas y ellos como sociedad nos debemos. Infancia, adolescencia y juventud nos representan el futuro y el legado al mundo para las generaciones que aun no nacen, por lo que educar a quienes están en edad de…, es sagrada prioridad, sí, tanto de madres y padres de familia, como del gremio docente de nuestro país.

 

Pero… ¿Y quién cuida al que cuida? ¿Quiénes cuidan a quienes enseñan?

¿Recuerdan todo lo que expliqué? Todo eso, parte de haber aprendido seis años a tener como prioridad y centro de la escuela, a quienes deben estarlo: Las y los estudiantes.

El problema es que, se nos ha olvidado que esto no sólo tomó por sorpresa a quienes “aprenden” -lo pongo entre comillas porque también enseñan-, sino que también tomó por sorpresa a quienes “enseñan” -de igual manera lo pongo entre comillas porque también aprenden.

Nuestras y nuestros artesanos del saber, han estado desde marzo 2020 en complejísimas condiciones para garantizar los aprendizajes. Les pido por favor que regresen sus ojos a los contenidos y asignaturas que de manera muy sencilla cité que deben adquirirse en cada uno de los grados y niveles educativos.

¿Quién piensa en las educadoras de preescolar que han tenido que “inventar” actividades para que las y los preescolares “descubran” el mundo a través de una pantalla? ¿Quién piensa en las y los docentes de preescolar y el primer grado de primaria que deben garantizar actividades para que las y los pequeños desarrollen su motricidad gruesa y fina?… ¿Y quién piensa en las y los docentes de educación física que han tenido que superar su humano reto para lograr clases de ejercitación en espacios reducidos y con la guía a través de una computadora?

Y podría seguir ejemplificando la gran adversidad pedagógica, en la que esta generación de educadores del mundo, han tenido que reinventar la enseñanza, para ser garantes de los aprendizajes.

Porque sí, además del personal de salud, que está en el primer frente de la batalla de esta pandemia, de manera innegable, son nuestras y nuestros docentes incomprendidos, quienes han sido invadidos en su privacidad, teniendo que dar sus números de teléfono y de whatsapp para recibir mensajes todo el día, tanto de estudiantes como de madres y padres de familia, con tal de cumplir cabalmente con su labor, que inevitablemente les demanda estar más allá de sus horas pagadas y remuneradas al servicio de las familias y de sus estudiantes.

Nuestras y nuestros docentes han visto como los recibos de luz han aumentado, o como han tenido que invertir en nuevos equipos de cómputo y en planes de internet para garantizar estar a la altura de siempre, aun en el medio virtual.

Pero lo que nadie entiende de las y los docentes, sobre todo de los de enorme vocación, es que esta es una profesión de eso, de vocación, y, por lo tanto, de corazón.

Al no tenerles de frente a sus estudiantes y no saber hasta dónde llega el soñado impacto favorable de sus improbables estrategias, no se alimenta eso que quienes hemos dejado el alma en un aula sabemos: La GRATIFICACIÓN de ver a la persona evolucionar y de ser llevada a la mejor versión de sí misma, aunque sea a pasitos, aunque sea de a poco… Pero lento y constante, como la gota que perfora a una piedra.

¡Y no dije nada de las y de los docentes que enseñan a los sectores vulnerables que no pueden aprender a través de pantallas y que ni siquiera cuentan con internet! Ese, ese es otro cantar que ameritará otras letras en su honor…

¡Ánimo docentes! ¡Ánimo que ustedes son necesarias y necesarios! Resistan que su lugar es invaluable.

Que nos inspire siempre la frase de la gran pedagoga chilena Gabriela Mistral: “El futuro de los niños es siempre hoy, mañana será tarde”.

¡Hasta la próxima semana apreciables lectoras y lectores!

 

Ricardo García
Ricardo García
Joven entusiasta, Político con causa. Psicólogo de formación, trabajador de la educación por convicción. Formador de Directivos Escolares. Columnista, Capacitador y Conferencista. Secretario Estatal de Asuntos de la Juventud del Partido Verde Guanajuato. Director de TRANSFORMA Consultoría.

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