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sábado, mayo 10, 2025

Responsabilidad

El contexto de violencia que se vive en Guanajuato, sin duda podría atribuirse a la tremenda descomposición social que se ha recrudecido a lo largo de los años, aunando al abandono institucional y al impunidad que prevalece.

Esto se ve reflejado en el incremento, a números fríos, de los delitos de alto impacto y que ha colocado a Guanajuato en el primer lugar a nivel nacional con más homicidios en contra de infancias y adolescencias con un total de 125 víctimas de enero a agosto de este año.

Aunque es cierto el vital el cuidado de los padres sobre los hijos para prevenir que caigan en malos pasos, también es cierto que muchos asesinatos se dieron por daños colaterales.

Lo cierto también es que aunque el secretario de Seguridad Ciudadana de Irapuato (SSCI), Ricardo Benavídez Hernández li quiere echar culpa a los padres de familia, muy posiblemente sepa que la estrategia de seguridad aún tiene mucho a deber.

El tema no es menor, y ante el recrudecimiento de la violencia, es urgente que las políticas públicas que hay, comiencen a hacer efectivas pues es claro que en el tema de la infancia y juventud, no hay un esfuerzo eficaz por parte de las autoridades para hacer que haya un trabajo entre sociedad y gobierno.

Irónica y sarcástica corrupción

Según “Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental” cada año en México  las “mordidas” para evitar una multa de tránsito supera los 12 mil 700 millones de pesos.

Una práctica recurrente entre la poblacion para tratar de “apaciguar” las consecuencias de no respetar la ley, sobre todo quien es el encargado de hacerla valer la utiliza como una forma de presionar, hostigar, amedrentar en lugar de conciliar.

Dar y recibir “mordida” no es más que el lamentable ejemplo de la corrupción en México, más irónico cuando un funcionario tiene que sobornar a otro funcionario, tal y como ocurrió a los trabajadores del Instituto Municipal de Arte y Cultura de Celaya para que su vehículo oficial no fuera detenido porque no coincidía el número del engomado con el de las placas -una explicación que está pendiente por la autoridad-.

Pero la ironía se convierte en sarcasmo cuando los directores de la dependencia piden a los 150 empleados “cooperar” para recuperar el dinero de sus compañeros, como si ellos en explícito fueran corresponsales del error, y peor aún de la corrupción.

Y claro, si el fin justifica el medio, habrá quien diga que valió la pena entregar 3 mil pesos, porque no se podía dejar varado a mitad del Estado de México, nada menos que a Edgar Castro Zapata, bisnieto de Emiliano Zapata, que casual, percudida y sarcástica ironía, su bisabuelo murió por terminar la corrupción, que ya entonces agobiaba a la naciente república revolucionaria.

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