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jueves, abril 25, 2024

Terrorismo en Salamanca

Cuando pareciera que Guanajuato ya alcanzó los niveles más crudos de la violencia, otro suceso sacude a la entidad: un ataque con explosivos.

Las autoridades eran las más reacias a reconocer que Guanajuato tenía problemas graves con la seguridad y ahora todas coinciden en reconocer que lo ocurrido afuera de la Barra 1604 ha sido un ‘ataque terrorista que eleva el nivel de violencia en la entidad.

Por desgracia, en Guanajuato la población ha tenido que acostumbrarse a decapitados, balaceras en lugares públicos, bloqueos carreteros y hasta alguna amenaza por explosivos, como ocurrió hace algún tiempo afuera de RIAMA, ahí mismo en Salamanca.

Los motivos del ataque no son claros y todavía no se pueden relacionar con algún grupo criminal, pero distintos sectores como el restaurantero o los ‘moto envíos’ ya están tomando precauciones extras para protegerse y a sus clientes.

Las autoridades también lo están haciendo, en otros municipios no descartan que pudieran presentarse ataques similares, ahora sí que ya casi cualquier cosa es una posibilidad.

Sin duda que el ataque marca un antes y un después. Esta técnica con explosivos es la que han usado grupos criminales extremadamente violentos como los cárteles de Medellín y de Cali, en Colombia.

Disculpas de dientes para afuera

Finalmente el alcalde interino y exsecretario del Ayuntamiento José Gonzalo González pidió disculpas a las periodistas Ana Luz Solís Frías y Antonieta Herrera Rubio, tras de que la Procuraduría de los Derechos Humanos (Prodheg) emitiera una recomendación a ese gobierno municipal.

Se trata de una disculpa que por razones formales le tocó al ahora presidente municipal, sin embargo los actos de agresión a ellas los cometió Luis Alberto Villarreal, entonces alcalde, y quien se ha negado disculparse, incluso cuestionando fuertemente a la Prodheg.

Precisamente por eso es que la disculpa emitida ayer no se trató de un acto de arrepentimiento por haber obrado mal, sino del cumplimiento de una recomendación que la autoridad se vió obligada a acatar, solo eso.

Baste precisar, como lo dijeron las periodistas agredidas, que González era el secretario del Ayuntamiento y no dijo nada a favor de ellas cuando los hechos ocurrieron, sino que por el contrario, actuó en absoluta complicidad con Villarreal, sin atreverse a romper ese pacto patriarcal, ese pacto de impunidad.

Lo más grave es que el agresor sigue sin disculparse, sin querer reconocer la agresión y violentando la autoridad de la Prodheg.

Lo irónico es que se trata del mismo Villarreal que en algún momento tuiteó: “No aceptar una recomendación de la CNDH es el desprecio a la sociedad y al estado de derecho”.

Con ese desprecio Villarreal seguirá en la política.

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