Al menos un colectivo de búsqueda de personas: “Un rayo de luz por encontrarte”, desde hace años ha denunciado que en el municipio de Yuriria se vive una seria crisis de desapariciones.
La vocera y fundadora de dicho colectivo, Luz María Gaviña, estima que desde hace más de cuatro años se han llevado a muchísimas personas.
Estos es, la crisis se ha venido recrudeciendo, ante las omisiones de todas las autoridades.
Por una parte, un gobierno municipal rebasado -en el mejor de los caos y concediéndole el beneficio de la duda-; una Comisión de Búsqueda que ha quedado a deber enormemente en todo el Estado y una Fiscalía que ha resultado incapaz de coordinarse con los colectivos y trabajar al ritmo que éstos lo hacen.
Así, lo que sucede es que el trabajo, la sensibilidad para buscar y atender a los y las familiares de las personas desaparecidas está a cargo, únicamente, de los colectivos.
Lo sucedido en Teuchitlán, Jalisco, lugar en el que se ha localizado un campo de entrenamiento y muerte de decenas de personas, de los muchos que lamentablemente habrá en diferentes partes del país, debería de generar un esquema de búsqueda diferente, en el que todas las autoridades se comprometan a hacer su trabajo y a dar resultados.
A denunciar las extorsiones
Al pensar en extorsiones, la mayoría trae a la mente casos donde comerciantes y empresarios son amenazados si no proporcionan grandes sumas de dinero.
Y sí, claro que se trata de extorsiones, pero en León, la mayor parte de quienes son extorsionados son ciudadanos que contestan llamadas telefónicas en donde con engaños, los obligan a realizar transferencias de dinero a cambio de “liberar” a un familiar que presuntamente fue secuestrado.
Estas extorsiones telefónicas son muy comunes y la Secretaría de Seguridad Prevención y Protección Ciudadana incluso tiene varios números ya identificados, desde donde se realizan estas llamadas. Por ello, han alertado a la población a estar conscientes de este delito, para poder identificarlo, evitarlo y denunciarlo.
Y por supuesto, los cobros de piso y extorsiones presenciales también son parte de la cotidianeidad del municipio. Aunque, por fortuna, en León no se han alcanzado magnitudes como en Irapuato, donde los negocios han sido rafagueados como muestra de amenazas de extorsionadores, o en Celaya, donde se han cometido asesinatos relacionados a este delito, y donde también muchos negocios han cerrado por esta causa.
León sigue a tiempo de prevenir, pero las autoridades señalan que es muy difícil si las personas no pierden el miedo a denunciar.