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jueves, marzo 28, 2024

¿De qué sirven las comparecencias de Zamarripa?

Si la historia ha demostrado algo en Guanajuato, es que las comparecencias que impulsa el Poder Legislativo, no sirven de nada.

Ayer, como en otros años atrás, el fiscal general del Estado, Carlos Zamarripa Aguirre compareció ante el Congreso del Estado, y como buena oportunidad para los diputados, sobre todo de oposición, aprovecharon para cuestionarle sobre su trabajo y sobre el caso de Jorge N, exdiputado panista y la reclasificación de su delito de violación espuria a violación simple.

Sea como sea, de nada sirvió tampoco dichos cuestionamientos, y tras las evasivas que el fiscal hizo, la realidad no cambió para nada.

Más allá de las comparecencias que soliciten los diputados locales, la función de los mismos es legislar y conocer las atribuciones de la Fiscalía es necesaria para, desde la curul que ostentan, puedan cambiar a bien los resultados de este órgano.

Y es que al final, el resultado de las comparecencias, se convierte en flanco para seguir criticando lo mismo y muchas veces partidizándolo.

Al final, las comparecencias no sirven de nada. Al final es tiempo gastado de los diputados para legislar y hacer un show mediático para tener voz y nada más.

Criminalizar, ¿la respuesta?

Sin duda, como sociedad incurrimos en muchas conductas indeseables y hasta peligrosas para el resto de la comunidad, pero no es solo eso lo que debería hacer que el Poder Legislativo las considere como delitos.

Podríamos enlistar una larga relación, no solo conducir en estado de ebriedad.

Puede ser también conducir a exceso de velocidad, o sin luces por la noche; manejar un vehículo llevando a un menor cerca del volante o sin la adecuada silla de protección, solo por referirnos a algunas que tienen que ver con vehículos automotores.

Todas ellas y muchas más significan graves riesgos, no solo para la vida de quien vaya conduciendo la unidad, sino para terceras personas, y ninguna ha merecido las adecuadas medidas de prevención por parte de la autoridad, ni la mínima garantía de parte de los gobiernos que la ciudadanía no estará expuesta a la enorme corrupción de las corporaciones viales.

Por ello, sorprende que Sophia Huett se valga de un argumento tan advenedizo al usar el caso reciente en el que murieron cuatro personas transgénero y dos hombres en un choque, presuntamente causado por una camioneta que era conducida bajo los efectos del alcohol, para reforzar la necesidad de criminalizar a los conductores ebrios.

La leyes deben hacerse a partir del análisis de todas las aristas de la propuesta y no solo una muy lamentable coyuntura.

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