El 6 de agosto de 2019 quedó macado en la memoria de Celaya. Ese día un grupo de sujetos armado atacaron la tortillería `La Indita´ ubicada en la colonia Lagos, en el que la dueña y de dos trabajadoras perdieron la vida. La línea de investigación fue clara desde el primero momento: una represalia por extorsión.
A más de tres años de distancia, el gremio de los tortilleros no han dejado de tener miedo. La indefensión en la que se sienten frente a los pocos resultados del gobierno municipal, es la principal causa para tomar dolorosas decisiones, como cerrar o acotar los horarios. El hecho es que las extorsiones continúan.
El miedo es fundado. Va más allá de una sicosis colectiva, pues está respaldado en hechos concretos.
Más allá de las argucias de funcionarios como la vocera del eje de seguridad, Sophia Huett López, o del Secretario de Seguridad Ciudadana, Jesús Rivera Peralta, en el sentido de que los registros de extorsión han incrementado por la confianza ciudadana en denunciar el delito, este se comete con mayor incidencia y nivel de violencia.
Al momento, la extorsión es un delito que se ha esparcido por todo el mercado formal e informal, con ciertos giros que no denuncian dado el nivel de violencia de las amenazas realizadas incluso de forma presencial.
El gremio de los tortilleros, es al final una muestra de lo que puede provocar la delincuencia, en uno de los giros más comunes del comercio local no sólo de Celaya, sino de cualquier ciudad de México.
Municipios irresponsables
Todos los municipios ofrecen y aseguran que están coordinándose en las más elementales tareas de seguridad, sin embargo no parece cierto.
Ayer, Libia Denisse García, la secretaría de Gobierno, recalcó que hay municipios que no están trabajando como deberían en temas tan sensibles como la depuración de sus corporaciones policiacas.
Si bien es cierto que algunos de los ayuntamientos se enfrentan al problema de que menos personas quieren ser parte de las fuerzas de seguridad en sus demarcaciones, precisamente por las amenazas y la violencia de que suelen ser víctimas, también lo es que es algo que tienen y deben de hacer al respecto, pues quienes resentimos esa incompetencia somos todos.
Es grave, muy grave que haya que estar “apretando” a alcaldes y alcaldesas para que cumplan siquiera con tener corporaciones completas.
Ante esas irresponsabilidades municipales, siempre estaremos en desventaja
