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sábado, abril 20, 2024

Bárbara se equivoca de enemigo

Hace apenas unos días la exalcaldesa Bárbara Botello Santibáñez anunció que había interpuesto una demanda por “daño moral, daño inmaterial, calumnia, difamación, falsedad de información y violación a mis derechos humanos”, en contra del periódico A.M. y su propietario.

A pesar de autodefinirse como una defensora de la libertad de expresión, la política leonesa hace uso de figuras anacrónicas que atentan contra esa libertad, como son las de calumnias y difamación, a las que por años se ha buscado erradicar, precisamente por el uso que han hecho de ellas los políticos, como una manera de silenciar a un medio o intentar hacerlo.

La Suprema Corte de Justicia de la Nación se ha pronunciado sobre el ejercicio de la libertad de expresión y sobre la publicación de notas o columnas que se refieren a funcionarios públicos, de quienes se espera que entiendan que son ellos y ellas las que deciden visibilizarse y exponerse más al escrutinio social y de los medios.

Por cierto, un dato que se omite es si la expriista, en alguno de los tantos casos en que supuestamente se ha afectado su imagen, ha ejercido el derecho de réplica, que es el mecanismo más expedito que tiene la ley para evitar todo eso de lo que se dice víctima Botello.

Por todo eso es que llama la atención no solo la decisión Bárbara Botello de demandar, sino de anunciar la demanda.

Tal parece que el anuncio conlleva un mensaje, no solo para los demás medios que decidan hablar de ella, sino como parte de su intención de volverse a posicionar, pero ahora de la mano de quienes fueran sus antagonistas: Morena y Ricardo Sheffield.

Quién es quién en la búsqueda del estadio León

Grupo Pachuca nunca fue vulnerable, siempre desde su llegada a la ciudad de León, las circunstancias jugaron a su favor, porque tanto la presidencia municipal como Gobierno del estado abrieron las puertas de par en par con la condición de ascender al mayor activo que tiene la capital del calzado, quizá el mayor motor económico, lo que rige en gran medida el ánimo de la industria y como se moverá durante la semana, el equipo Esmeralda que mueve millones de pesos al año.

Hoy, hay una historia que se viene contando desde hace años, una donde hay héroes y villanos, una ‘victima’ en apuros, además de toda la voluntad de llegar a un acuerdo, pero el gran problema, como en todo conflicto es que nadie quiere gastar y todos quieren ganar, un modelo de negocios que pudiera resultar infalible, pero con cierta lógica si pensamos como se mueven los involucrados.

Primero pongamos al primer dueño del estadio, el municipio que tenía como mayor responsabilidad cuidar un inmueble construido por capital y manos leonesas, gente que confió en que toda la vida habría una autoridad que pudiera respaldar la pertenencia de manera legal y que nunca vio venir, que alguien, podría tener la intención o la habilidad de quitarles de manera ‘legal’ un monstruo como el ‘Nou Camp’.

Por otro lado, está Roberto Zermeño, actual dueño y villano de la historia, quien hizo, lo que quizá muchos en su lugar hubieran hecho también, ahora busca verse beneficiado y arañar lo que se pueda de ese dinero que han ganado otros, de ese patrimonio que otros construyeron y del poder económico que tiene un Grupo fuerte dentro del futbol mexicano como es Pachuca.

Y finalmente está el inquilino qué entre amenazas y escapadas, se va en silencio a disputar su partido en otra parte (Aguascalientes) no sin antes mostrar su descontento por haber confiando en un contrato que terminó por quitarles el uso del estadio, que les habían garantizado en el 2022.

Pero esta situación, llega en el momento que mayor crisis se puede vivir, Grupo Pachuca en un evento público expresa que se han endeudado para seguir invirtiendo en Guanajuato, un guiño a las autoridades que saben tienen un asunto pendiente, porque han fortalecido la imagen del actual gobierno ante la opinión pública.

Justo cerca de épocas electorales y en un momento en el que ejercer presión sobre la inversión privada por rescatar al equipo puede ser un buen negocio, donde se ha mencionado la expropiación como una manera de salvar el estadio de las ‘garras’ del villano.

Dónde está el manejo, de verdad el Municipio tiene tan poco poder como para frenar los embates de Zermeño o hay algo detrás que hace conveniente manejar al contrincante, leerlo y dejarlo actuar.

En épocas de crisis los empresarios pueden encontrar varias maneras de reinventarse y si hay alguien con la habilidad de manejar esto, ese es Grupo Pachuca.

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