Los recientes bloqueos registrados en Guanajuato, Michoacán y Jalisco no debe tratarse como un hecho aislado ni minimizarse con explicaciones técnicas.
Aunque el gobierno federal señala que se trató de un enfrentamiento entre grupos criminales, lo cierto es que las consecuencias las padecieron ciudadanos comunes y, lamentablemente, dos elementos de seguridad que perdieron la vida.
La quema de vehículos, los bloqueos carreteros, los ataques a tiendas y las agresiones a las autoridades no son síntomas menores de la inseguridad: son expresiones crudas del poder que aún conservan los grupos del crimen organizado.
Que se normalicen como simples “pugnas entre civiles” solo abona al desgaste de la confianza ciudadana en las instituciones.
No se trata solo de “recuperar vialidades”, sino de garantizar que esas carreteras no vuelvan a ser tomadas de esa manera.
Sin duda, urge una estrategia de seguridad coordinada y con inteligencia real donde la primera en beneficiarse sea la ciudadanía.
Extorsión ¿a la baja?
La extorsión fue uno de los delitos que más visibilidad tuvo durante el arranque del 2025. Un caso muy particular ocurrió en Irapuato, donde decenas de comerciantes sufrieron de amenazas de extorsión y en donde incluso, sus fachadas fueron rafagueadas.
Se sabe que el delito de extorsión es uno en donde hay más cifra negra, es decir, que los casos que se denuncian son menores a los que realmente ocurren. Aun así, en enero se abrieron 124 carpetas de investigación al respecto.
Recientemente, en el Estado se celebró que la extorsión se redujo en un 13 por ciento, y según las cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, para el cierre de marzo sólo se recibieron 108 denuncias por este delito.
Es decir, que en efecto sí hubo una disminución, pero en las denuncias. Eso no significa que necesariamente las cifras reales hayan bajado.
Sin embargo, las autoridades anunciaron hace poco la detención de una banda que se dedicaba a la extorsión en León, particularmente afectando a comerciantes de la Central de Abastos; y en Irapuato.
Esto sí podría ser coincidente con la reducción en la estadística.
Sólo hay que recordar que antes del 2020, el delito de extorsión era prácticamente inexistente en Guanajuato, por lo que tener 108 casos denunciados y muchos otros sin denunciar, sigue siendo un gran reto a combatir.