Los empleados del Centro de Control y Bienestar Animal vuelven a estar en el ojo del huracán. Hace apenas unas semanas se dio a conocer el caso de Marco Gustavo Basaldúa, quien asesinó a una perrita de un fuerte golpe en la cabeza.
Ahora se difundieron varios videos en donde se observa que un empleado del CCBA tiene atado a un perro con una cuerda, el can se encuentra tirado en el suelo y parece estar inconsciente. Esto ocurrió dentro de la Secundaria Técnica Número 53.
Las autoridades municipales aclararon que acudieron a la escuela por petición de la directora y los profesores y que ahí fueron ‘controlados’ 5 perritos que se encuentran en resguardo y en perfecto estado de salud.
La respuesta de la autoridad no convenció a la gente que observó los videos, ni tampoco a familiares o conocidos de quienes presenciaron los hechos dentro de la secundaria. Y se generó una reacción en redes sociales en donde se invitó a la población a participar en una marcha para quejarse respecto al actuar de quienes laboran en el CCBA.
Seguramente los perritos ya están a salvo en el CCBA, sin embargo, el protocolo que se siguió para que pudieran capturarlos no fue el más adecuado.
Con esta inquietud social que surgió en redes sociales, ¿las autoridades se tomarán el tiempo para revisar la situación al interior del CCBA?
Anexos sin revisión
En Guanajuato hay 230 anexos operando pero sólo 13 de ellos cumplen con las normativas requeridas por la Secretaría de Salud de Guanajuato. Esto es una pequeñísima parte.
Varios han sido los casos en donde se reportan hechos violentos dentro de anexos. El último fue la muerte de Frida en un lugar situado en la colonia Obregón.
Esto demuestra el poco control de las autoridades sanitarias, que pareciera que dejan a consideración de la ‘buena voluntad’ de los padrinos o administradores de anexos, la rehabilitación de decenas de jóvenes y adultos que llegan buscando una esperanza para salir de las adicciones.
Ayudar a la población a dejar una adicción tendría que ser una responsabilidad que en parte asumiera la autoridad sanitaria, y de no tener la capacidad para hacerlo, al menos podrían dar un norte a quienes manejan un anexo.
